Los
días previos al 16 de junio de 1955, fueron de creciente tensión a causa del
enfrentamiento entre el Gobierno y la Iglesia católica, tras el arrío de la
enseña patria y su reemplazo por la bandera del Vaticano en una procesión. El
gobierno dispuso que el día 16, se realizara un acto de desagravio a la bandera
nacional ultrajada ignorando obviamente que, el contralmirante de la Infantería
de Marina Samuel Toranzo Calderón, fijaba para ese día, la fecha del golpe
revolucionario.
Toranzo
Calderón, tras reunirse con los políticos opositores Miguel Ángel Zavala Ortiz
(radical) y Adolfo Vicchi (conservador), acordaron reemplazar al presidente
Juan Domingo Perón, tan pronto fuera muerto o depuesto. Mientras las fuerzas
militares golpistas actuaban, comandos civiles tomarían las torres y antenas de
Ezeiza (lo que no se llevó a cabo por la demora de las acciones previstas).
Debido a causas meteorológicas no apropiadas, el ataque aéreo que debía
efectuarse a las 10 hs. se demoró, lo que llevó a la desconcentración de otros
comandos civiles que tenían objetivos previstos. A las 12.40 hs., comenzó el
bombardeo a la Plaza Mayo con la suprema intención de asesinar a Perón, en
tanto un comando tomaba por asalto a Radio Mitre, obligando a un locutor a leer
una proclama que entre otras cosas, decía: “Argentinos, argentinos, escuchad
este anuncio del cielo volcado por fin sobre la tierra argentina: El tirano ha
muerto. Nuestra patria, desde hoy, es libre. Dios sea loado”.
El dirigente
socialista Víctor García Costa, quien fuera nuestro vecino, recordaba que aquel
16 de junio su madre lo despertó contándole que había sonado el teléfono y al
atenderlo se encontró que estaba ligado, algo común en los teléfonos de línea,
y escuchó la voz angustiada pero inconfundible del presidente Perón hablando
con otro hombre.
Perón
había llegado a su despacho a las 6:20, ya advertido del complot. El general
Lucero le trazó un resumen y le pidió que se instalara en el Ministerio de Ejército,
lo que Perón prometió considerar. Posteriormente se reunió con el embajador de
los Estados Unidos, Albert Nuffer, y pasadas las nueve, Perón se dirigió al
Ministerio de Ejército, que funcionaba en el Edificio Libertador. Tras algunas
reuniones prestan atención a un helicóptero que allí descendía, en el momento
en que comenzaron las explosiones. Su tripulante era un piloto de la Fuerza
Aérea que había huido de Ezeiza, luego de que ese lugar cayera en manos de marinos
rebeldes de la base de Punta Indio, dirigidos por el capitán de fragata Jorge
A. Bassi, que habían llegado en nueve aviones de carga C-47. Previamente,
habían ido depositando de manera clandestina una buena cantidad de bombas en un
hangar que servía de oficina y agencia para los aviones destinados a ir a la
Antártida.
A las
doce, el ministro Lucero le ordenó al Regimiento de Infantería 3 “General
Manuel Belgrano” de La Tablada, que acudiera con parte de sus efectivos a
reforzar la seguridad de la Casa de Gobierno y destinara el grueso a marchar
sobre Ezeiza para recuperar el aeropuerto copado por los golpistas.
Desde las 12:05, la VII Brigada Aérea con base
en Morón estaba alistada bajo las directivas Conintes (Conmoción Interna del
Estado) y se puso al mando el brigadier Mario Daneri que al recibir las
noticias del primer bombardeo a Plaza de Mayo ordenó el despegue de una
escuadrilla con la misión de interceptar una formación de seis aviones North
American navales procedentes de Punta Indio que no habían acatado la orden de
aterrizar en Aeroparque, internándose en el río.
Nota: Puede leerse otra nota al respecto en
https://ezeizaysuhistoria.blogspot.com/2023/06/16-de-junio-de-1955.html
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