Era la tarde de un Domingo de Mayo, el 18 para ser más preciso. El folleto afirmaba que aunque fuese un día lluvioso, igual se llevaría a cabo la venta de "115 lotes y 1 casa, con plantaciones". Los posibles nuevos vecinos llegaron desde Plaza Constitución en un tren especial, con un costo el boleto de ida y vuelta de $ 0.50 cada uno, no válidos para menores aunque estuvieran acompañados. En la publicidad se destacaba que los lotes se encontraban "sobre el aeropuerto". El folleto (1) incluía fotos de casas de vecinos y de la Escuela General José de San Martín. La escuela, muy viajera ella, había encontrado su definitivo destino sobre la a veces barrosa, a veces polvorienta calle French, un 25 de Mayo de 1938. Al anónimo fotógrafo contratado por la firma rematadora de Ubaldo Venancio, sucesor de Furst Zapiola y Cía., le debemos las espléndidas tomas de la casa en venta y su hermoso parque, de la estación y de la "ruta pavimentada Nº 205", que incluyen al kiosco de diarios de Galván y las desaparecidas arboledas que acompañaban la ruta, frente a la Plaza San Martín.
La casa, ubicada sobre Pueyrredón, entre Lavalle y Urquiza, se ofrecía a $ 60.- por mes, en tanto los lotes se vendían a $ 5.-. Esto llamó a la reflexión a Vicente Fuentes, dado que los precios no habían aumentado prácticamente desde que él se radicara en nuestra vecindad. No sabemos cómo había tomado la decisión de adquirir un lote pero probablemente el bajo costo, la propaganda y la facilidad de acceso a una ciudad (2) cuya dinámica bullanguera lo perturbaba, permitió que lo contáramos entre los vecinos que paulatinamente transformaban el paraje en un centro urbano. En aquella oportunidad, posiblemente en 1922, la rematadora Hansen no había establecido una diferencia apreciable de precios entre los "alejados" y los "céntricos", oscilando los valores desde cuatro a dos pesos. Que la elección de terrenos alejados de la estación no fue por motivos meramente económicos, no da la pauta el recuerdo de Victor Ravanillo. Su mamá le había confiado que había preferido comprar alejado de las vías del tren, por miedo que el ruido perturbara a las gallinas que pensaba criar.
A principios de 1940, Don Vicente Fuentes instaló un almacén en su casa, que ya no era la original de chapas. De aquellas típicas construcciones levantadas en la década de 1920 quedan algunas muy bien conservadas, como la propiedad de la familia Ravanillo, sus vecinos de Castelli Nº 386, construida entre 1923 y 1926. Al principio fue solo el almacén y el reparto con una jardinera, para proveer a los clientes de la zona de Canning tanto como a los tamberos cercanos al Matanza, transitando por caminos que se abrían entre maizales, alfalfas y tierras de pasturas. Un inusitado aumento demográfico y el tránsito continuo de camiones con obreros, alteraron las rutinas del tranquilo poblado El almacén vivió el esplendor que se produjo a partir del 22 de noviembre de 1945, cuando tras colocar la piedra fundacional, comenzó la construcción del aeropuerto. El Almacén de Ramos Generales y despacho de bebidas de Vicente, ahora fonda incluida, se convirtió en unos de los puntos de reunión para reponer energías con los platos que Ingracia, su esposa, preparaba. No dejaba de llamar la atención el colorido de los parroquianos, algunos de ellos trajeados pero sin calzado.
El comercio funcionó hasta 1947, días en que la gente se preguntaba cuál de las calles estaría destinada a convertirse en una moderna arteria comercial: Garibaldi (hoy Pedro Pravaz), por ser el viejo camino natural, o Domingo French, ahora de torturante tránsito de vehículos motorizados que poblaban el aire de ruidos y nubes polvorientas. La calle French pasó a ser regularmente transitada por los vecinos recién con el establecimiento definitivo de la escuela, ahí comenzó a modificarse su destino de calle pueblerina. Pero tomo realmente importancia a partir de la construcción del aeropuerto, al constituirse en la vía elegida para trasladar los materiales desde la estación hasta las obras.
El destino citadino ya estaba trazado. Ezeiza creció a la par de remates como el que nos ocupara al principio de esta nota, y que ocurriera en Mayo de 1947. Remates que posibilitaron a inmigrantes gallegos de principios del pasado siglo, como Vicente Fuentes, convertirse en pioneros "en 120 mensualidades, sin interés".
La casa, ubicada sobre Pueyrredón, entre Lavalle y Urquiza, se ofrecía a $ 60.- por mes, en tanto los lotes se vendían a $ 5.-. Esto llamó a la reflexión a Vicente Fuentes, dado que los precios no habían aumentado prácticamente desde que él se radicara en nuestra vecindad. No sabemos cómo había tomado la decisión de adquirir un lote pero probablemente el bajo costo, la propaganda y la facilidad de acceso a una ciudad (2) cuya dinámica bullanguera lo perturbaba, permitió que lo contáramos entre los vecinos que paulatinamente transformaban el paraje en un centro urbano. En aquella oportunidad, posiblemente en 1922, la rematadora Hansen no había establecido una diferencia apreciable de precios entre los "alejados" y los "céntricos", oscilando los valores desde cuatro a dos pesos. Que la elección de terrenos alejados de la estación no fue por motivos meramente económicos, no da la pauta el recuerdo de Victor Ravanillo. Su mamá le había confiado que había preferido comprar alejado de las vías del tren, por miedo que el ruido perturbara a las gallinas que pensaba criar.
A principios de 1940, Don Vicente Fuentes instaló un almacén en su casa, que ya no era la original de chapas. De aquellas típicas construcciones levantadas en la década de 1920 quedan algunas muy bien conservadas, como la propiedad de la familia Ravanillo, sus vecinos de Castelli Nº 386, construida entre 1923 y 1926. Al principio fue solo el almacén y el reparto con una jardinera, para proveer a los clientes de la zona de Canning tanto como a los tamberos cercanos al Matanza, transitando por caminos que se abrían entre maizales, alfalfas y tierras de pasturas. Un inusitado aumento demográfico y el tránsito continuo de camiones con obreros, alteraron las rutinas del tranquilo poblado El almacén vivió el esplendor que se produjo a partir del 22 de noviembre de 1945, cuando tras colocar la piedra fundacional, comenzó la construcción del aeropuerto. El Almacén de Ramos Generales y despacho de bebidas de Vicente, ahora fonda incluida, se convirtió en unos de los puntos de reunión para reponer energías con los platos que Ingracia, su esposa, preparaba. No dejaba de llamar la atención el colorido de los parroquianos, algunos de ellos trajeados pero sin calzado.
El comercio funcionó hasta 1947, días en que la gente se preguntaba cuál de las calles estaría destinada a convertirse en una moderna arteria comercial: Garibaldi (hoy Pedro Pravaz), por ser el viejo camino natural, o Domingo French, ahora de torturante tránsito de vehículos motorizados que poblaban el aire de ruidos y nubes polvorientas. La calle French pasó a ser regularmente transitada por los vecinos recién con el establecimiento definitivo de la escuela, ahí comenzó a modificarse su destino de calle pueblerina. Pero tomo realmente importancia a partir de la construcción del aeropuerto, al constituirse en la vía elegida para trasladar los materiales desde la estación hasta las obras.
El destino citadino ya estaba trazado. Ezeiza creció a la par de remates como el que nos ocupara al principio de esta nota, y que ocurriera en Mayo de 1947. Remates que posibilitaron a inmigrantes gallegos de principios del pasado siglo, como Vicente Fuentes, convertirse en pioneros "en 120 mensualidades, sin interés".
(1) El original fue cedido a la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza, por el Señor Petrone.
(2) Los periódicos señalaban que a Ezeiza se llegaba en tan solo ´30 minutos de viaje en el F.C:Sud
(2) Los periódicos señalaban que a Ezeiza se llegaba en tan solo ´30 minutos de viaje en el F.C:Sud
Autor: Juan Carlos RAMIREZ
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