Unos de los cascos antiguos de Ezeiza es el “Haras Buenos Aires”. Lo que queda de él se ubica sobre la ruta provincial 205 Néstor Kirchner y esquina Santa Ángela.
Tuvo un tiempo de esplendor cuando sus instalaciones contaban con cientos de animales y sus caballos eran prestigiosos campeones. Se creó el mito que el mismísimo Carlos Gardel estuvo cabalgando en el lugar.
Los planos catastrales de1930 nos aportan el nombre de su primer dueño, Valerio Zubiaurre. Su propiedad se extendía costeando la vía del Ferrocarril Belgrano (la Trocha) hasta la Av. Perito Moreno y finalizaba en la calle Los Eucaliptos.
Luis Epifanio "Pichón" Roldán (el apodo se lo puso su hermano mayor cuando era recién nacido), oriundo de Villa Valeria (Córdoba), nació el 22 de diciembre de 1939 y se casó con Alejandra Acosta. Persona baquiana y de ley, con conocimientos camperos como pocos en Ezeiza. Hombre de tradición criolla por herencia. Al conversar con don Roldán comenzamos a viajar en el tiempo y nos transportó imaginariamente al viejo pueblo ezeicense, rodeado de estancias centenarias.
Era el año 1952 cuando decidió acompañar a su padre a Buenos Aires con solo trece años. Arribaron a una hacienda de 200 hect. conocida como San Pedro en el actual barrio de Sol de Oro, La Unión (hoy inexistente). Su padre, Luis María Roldan, era un hombre andariego y gauchesco. Los caminos se fueron separando a medida que Pichón iba creciendo. Luego él siguió trabajando en el Haras donde conoció a Don Manuel Junco que era el encargado del lugar; después de su deceso tomo la posta su hijo Alfredo. Había mucha gente trabajando como domadores, peones, capataces, caseros, personal de mantenimiento, etc.
Las instalaciones contaban con más de 40 boxes, para alquiler y cuidados de animales. Varilleras para cuatro padrillos, una usina para electricidad, habitaciones para el capataz y el encargado etc. Los equinos eran puros en su mayoría y se los amansaban de potrillos. Muchas personas distinguidas llevaban sus caballos para su cuidado. Se probaban parejeros y se seleccionaban. Una vez que el animal estaba en óptimas condiciones el Haras enviaba a sus potros al hipódromo de San Isidro o al del Palermo. También sus empleados corrían con pingos propios pero a manera de entretenimiento en los pagos de Vicente Casares o en otros lugares de la zona con gente amiga.
Recordaba Roldán una cosecha de victorias en el almacén de Don Alegre, donde se inmortaliza el momento en una fotografía junto a Alfredo, Chupete y Babi Torres, 50 años atrás.
Don Pichón Roldán relato, que descansan los restos de uno de los caballos más prestigiosos en el suelo del Haras. Otro campeón fue Ruda, un alazán tostado, un padrillo de los más buscados para servir a las yeguas que gano varios clásicos entre los años 75 y 80 aprox. Corrían entre 1600 y 1800 metros.
Hay muchos mitos que rodean la cabaña; como por ejemplo que Carlos Gardel vino a cantar y cabalgar tras quedar enamorado de un pingo que perteneciera al Haras, según conto Isolina Siciliano (docente y escritora, 1941-2004), en una jornada de la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza (Club Atlético Ezeiza, año 2000). Nos referimos a este tema y al preguntarle a Pichón nos dijo “Mire, paso mucha gente por aquí. Mucha gente de plata! tenían dos o tres caballos. Puede ser que sí, puede ser que no…pero no te puedo decir una cosa por otra, yo no lo vi”…
Desde chico su amor por los caballos y la música iban de la mano. En el Haras siempre que se podía se compartía un asado y él era el primero en agarrar la guitarra. El folclore y la milonga llenaban el cielo del lugar. También saco los genes de su padre de ser algo andariego, toco en varios lugares como por ejemplo en el viejo mangrullo de don Santiago Granados. Ahí junto con Carlos Goñi hacían prueba de destreza para los turistas que degustaban platos criollos. La entrevista se realizó el 4 de noviembre del 2018 (La Unión,Distrito Ezeiza).
Por: Elio Daniel Salmón. Profesor de Historia
Miembro informante de la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza