Haciendo nuestro aquello de que: "La Historia es ancha y ajena", aportamos buscando mejores comprensiones de nuestro presente.
miércoles, 19 de mayo de 2010
25 de Mayo de 1810
El Dr. Juan Dámaso Fonseca, quien había sido cura del Partido de la Magdalena al que pertenecíamos, estuvo en la asamblea histórica del 22 de Mayo de 1810. Otro cura del curato también votó por la creación de una Junta Gubernativa: el Presbítero Manuel Maximiliano Alberti. French y Berutti son recordados por la popular leyenda de ser quienes repartieron escarapelas en aquella gloriosa jornada; un centenar de años después su compromiso con la naciente Patria fue honrado, dándosele sus nombres a sendas calles ezeicinas. Del compromiso del Distrito con la gesta emancipadora da cuenta que nuestra Escuela E.G.B. Nº 1, que además lleva el nombre de Gral. Don José de San Martín, inauguró su sede definitiva en 1938, un 25 de mayo. Junto a la directora, señorita Agustina Molinari, granaderos y alumnos fueron retratados con los docentes; todo un símbolo de pertenencia, de comunidad, de memoria.
Nuestra escuela madre se encuentra sobre la calle Domingo French, principal arteria de J. M. Ezeiza. Supo tener veredas con frondosos paraísos que los vecinos adornaban con banderitas en parte de su trazado, para darle marco a las cuadreras y a las corridas de sortija que allí se celebraban como parte de los festejos en los días patrios, allá por las décadas de 1930 y de 1940. Bombas de estruendo disparadas por don Mulatero, partícipe activo, ponían la nota que señalaba el comienzo de la fiesta. El pueblo todo participaba vestido con sus mejores galas gauchescas, jugando en carreras de embolsados, desafiando al palo enjabonado, asistiendo por los ’50 al desfile de tropillas y a las populares domas de los potros de Gargiulo.
También debemos recordarnos que pasó después de 1810: la construcción del Estado, la integración de sus habitantes, la de los inmigrantes a través de la educación. Porque esto significa conmemorar el 25 de Mayo de 1810, recordar para conocer, insistir con la necesidad de promover el sentido de pertenecer a esta tierra, de integrar a los inmigrantes respetando la diversidad cultural, privilegiar la solidaridad sobre lo material, la entrega al trabajo comunitario, el compromiso, el rol de la sociedad, el rol de la educación. Debemos recordar los valores que hicieron a este gran país. Nuestro País.
Juan Carlos Ramírez.
sábado, 1 de mayo de 2010
Los 50 años de Juanita
Y la señora Juanita siempre atrás del mostrador, como detenida en el tiempo, tranquila con su paciencia china dale desplegar y volver a plegar ropita, con el perrito acompañando fiel como todo perrito. Va este refresco dirigido a la memoria de los vecinos, clientes o no, de Creaciones Juanita que el 17 de diciembre del 2009 cumplió 50 años de actividad, según consta en la factura. Y el recuerdo de aquellas medias Cachupín que me salieron tan buenas y del pañuelito Doria con la imagen de Isidoro Cañones bailando el sucundún que aún conservo
Lic. Patricia Faure
La otra Spegazzini
Durante el segundo mandato presidencial de Juan Domingo Perón, la estación Ranelagh fue rebautizada Carlos Spegazzini, como un símbolo más de la nacionalización de la red ferroviaria. De acuerdo al informe que el Ingeniero Cabral elevara a la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza, en la correspondencia recibida en Ranelagh aparece el nombre de Spegazzini entre 1953 y 1956. También, en el horario urbano del F.C.N.G.R. de 1953, y en la Guía Peuser de 1957, aparece la denominación de Spegazzini. Por tanto, puede afirmarse que entre 1953 y 1956 la hoy nuevamente Estación Ranelagh, se denomino Spegazzini.
En 1956, al año siguiente de la Revolución Libertadora volvió a su nombre original: Ranelagh. Según una nota del Libro de Distancia Kilométricas del F.C.N.G.R., ex F.C.S. volvió a llamarse Ranelagh en mayo 05/56, que puede ser mayo del 56 o que figura en el boletín semanal 5 /56. Quedaba así libre un nombre de estación que pronto encontró su destino: la Parada del Km. 41. del ramal Temperley- Cañuelas, que pasó a denominarse Carlos Spegazzini el 5 de diciembre de 1954, abonando aún más nuestra tesis de la posteridad itinerante del incansable viajero y científico.