Muchos hemos escuchado sobres hombres y mujeres embrujadas, casas
embrujadas, o incluso el
colectivo embrujado de la 306. Pero hoy nos referiremos
a un avión embrujado. El Boeing 747 salió a su primer vuelo bajo la matrícula LV-
MLO, lo que le hubiera encantado conocer a nuestro Borges, Jorge Luís. El bardo
mayor afirmaba casi resignadamente, que “el nombre es arquetipo de la cosa/en
las letras de 'rosa' está la rosa”. Somos nuestro nombre, o nos transformamos en
lo que él designa, o quizás todo sea el resultado de bromas, a veces,
espeluznantes. El Boeing de referencia fue conocido como el “MALO”.
Una bella aeromoza le tomo especial cariño al LV-MLO, debido a que ella había
nacido el 8 de diciembre de 1978, el día de la Virgen, fecha en que el MALO
realizó su primer vuelo. Cuando a esta tripulante de cabina, apasionada de su
profesión, le diagnosticaron una enfermedad terminal, se las ingenió para pasar
sus últimas jornadas de trabajo a bordo de su querido LV-MLO. Horas después de
realizar el que iba a ser el último vuelo de su carrera, la azafata falleció.
Semanas después, el Jumbo fue sometido a una revisión, …y aquí comienza la
historia.
Dos mecánicos aseguraron que se les había aparecido una borrosa pero
traslúcida figura femenina, mientras trabajaban en la bodega trasera de carga. El
espectro de la azafata volvió a hacerse presente poco tiempo después, ante el
personal de limpieza. No paró allí, varios trabajadores estaban acondicionando la
cabina superior cuando escucharon ruidos en la sección de primera clase. Uno de
ellos bajó por la escalera y en la mitad del pasillo la vio con su uniforme de
azafata.
En el año 2000, durante una escala en Barajas, mecánicos de Air Plus huyeron de
la aeronave asustados por la presencia de un espectro en la cabina de pasajeros,
y así se lo narraron al comandante del vuelo.
No mucho tiempo después,
Aerolíneas decidió dar de baja al aparato y a mediados de 2001 fue estacionado
en el aeropuerto de Ezeiza, teniendo como destino final el servir como fuente de
piezas de repuesto para otros aviones de la compañía.
Sin embargo, este no fue el fin de los misteriosos sucesos en esta nave
embrujada, ya que cuando cinco técnicos comenzaron a desmontar los motores,
escucharon fuertes ruidos dentro de la bodega delantera. La revisaron y no
encontraron nada, y el episodio se reiteró cuando volvieron a la actividad, como si
se resistiera a ser desguazado. Se cuenta que usaron una grúa para mirar a
través de las ventanillas, y descubrieron una azafata caminando por el pasillo
opuesto. El MALO fue revisado por completo, pero no encontraron a nadie.
Hasta hoy se encuentra varado y en estado de abandono. Nadie se ha atrevido a
desguazarlo por completo, quizá por miedo a encontrarse con el fantasma de la
azafata que decidió pasar su eternidad a bordo de su aeronave preferida.
Por Juan Carlos Ramirez.