En noviembre de 1949 se inauguró el hospital con el nombre de Sanatorio de Obras Públicas, dado que solamente atendían a los obreros de ese Ministerio. Cabe recordar que entre los años 1944 y 1948 se comenzó la construcción del Aeropuerto, la autopista, el barrio, ciudad Evita, la plantación de los árboles de lo que después sería el bosque y los pabellones dedicados a los internados de las alumnas de la carrera Enfermería de la Fundación Eva Perón. En dichas construcciones participaron aproximadamente 5.000 operarios dependientes del Ministerio de Obras Públicas.
En agosto de 1951 pasó a depender de la Fundación Eva Perón, tomando el nombre de Policlínico 22 de agosto (fecha en la que Eva Duarte de Perón renunció a su candidatura a la vicepresidencia de la Nación). A partir de entonces se dio prestaciones a toda la comunidad y se habilitó el pabellón para la maternidad.
En 1955 el hospital pasa a depender del Ministerio de Asistencia Social y Salud Pública de la Nación denominándose Policlínico de Ezeiza.
En 1978 por Ley Nacional pasa a depender de la provincia de Buenos Aires, denominándose Hospital Zonal General de Agudos Ezeiza.
En 1996 por ley provincial 11.072 se efectuó la descentralización del Hospital del Ministerio de la provincia de Buenos Aires (cfr. Guía del Partido de Ezeiza. Exposición Gráfica industrial, comercial y de servicios, Buenos Aires, 1997).
Se denomina Hospital Zonal de Agudos Madre Teresa de Calcuta desde el 13 de setiembre de 1997, por decreto del Poder Ejecutivo del Ministerio de Salud (cfr. Guía del Partido de Ezeiza. Exposición Gráfica industrial, comercial y de servicios, Buenos Aires, 1998).
Al nuevo hospital, levantado en La Unión, se lo llamó Doctor Alberto Eurnekian y por un tiempo, funcionaron dos hospitales dentro del distrito: el Madre Teresa de Calcuta, “el del aeropuerto”; y el Alberto Eurnekian,“el nuevo” o “el de La Unión”.
Por Lic. Patricia Celia Faure
Haciendo nuestro aquello de que: "La Historia es ancha y ajena", aportamos buscando mejores comprensiones de nuestro presente.
domingo, 26 de diciembre de 2010
sábado, 18 de diciembre de 2010
Miguel Fitzgerald, su último gran viaje
Corría el año1964 e iban a ser tratadas en la ONU, las Colonias en América y ahí entraban “Las Islas Malvinas”. En todos los hangares, la charla entre pilotos era el gran sueño de volar hasta ese territorio y plantar nuestra bandera, esa celeste y blanca por la que dieron la vida tantos héroes.
Miguel FitzGerald un joven aviador descendiente de irlandeses, no quiso que sea sólo un sueño y organizó en silencio este viaje. Necesitaba el respaldo de la prensa ya que la sanción que recibiría ante tal hecho sería más que seria.
Habló con el diario “La Razón”, cuyo director era el Sr. Félix Laíño a quien no le interesó la cobertura. Entonces sin perder tiempo, se dirigió a un diario nuevo cuyo director era un joven, el Sr. Héctor Ricardo García, sí, hablamos de “Crónica” y sí se interesó. Ofreció solventar el viaje a cambio de que un fotógrafo propio lo acompañara. Don Miguel NO aceptó.
Su amigo Siro Comi, representante de los Cessna y presidente del Aeroclub de Monte Grande le prestaba un avión y el combustible lo pagaba él. Partió del Aeroclub un 6 de septiembre de 1964, llegó a Río Gallegos, de allí voló a Malvinas, sin hoja de ruta sólo con cálculos propios para no ser captado por los radares. Aterrizó en las islas el 8 de septiembre día en que cumplía 38 años, colgó nuestra bandera en un alambrado y entregó a unos pobladores una proclama pidiendo que se la remitan a su gobernador. Luego de esto una gran cantidad de britanicos lo escoltaron hasta su salida hacia el continente, pero la meta estaba cumplida, ¿cuánto estuvo en la isla? Nada, tan solo 15 minutos y siempre solía destacar “¡Más de 22 horas de vuelo para que me recuerden por esos 15 minutos!” y se reía con satisfacción.
De Río Gallegos llegó a Ezeiza donde esperaba se le quitara su carnet de piloto civil y se encontró con la enorme sorpresa que fue tan grande el estupor de la gente y la alegría que el Presidente Dr. Illia no tuvo más que recibirlo porque el pueblo estaba más que complacido.
Hasta ese momento los kioscos de diarios compraban los periódicos y en ese día el único que se vendió fue la tirada de “Crónica”, ante esto es que pidieron los kiosqueros se acepte la devolución de los ejemplares y a partir de ahí los diarios quedan en consignación.
Ha sido un honor poder escuchar a este personaje, ya octogenario, con la humildad de los grandes, relatando su hazaña como algo simple. Nos visitó en el año 2006, declarado “Visitante Ilustre” de nuestro territorio, entre otras cosas.
Don Miguel FitzGerald un civil que se adelantó en pos de nuestro territorio, años más tarde, militares y jóvenes que hacían el servicio militar obligatorio, intentaron con gran heroísmo recuperar esas islas que demandan nuestros colores.
El 25 de noviembre de 2010, inició su último gran viaje y no solo para los que tuvimos el altísimo honor de conocerlo, sino para todo el pueblo argentino vivirá para siempre.
¡Gracias Maestro por cumplir el ideal de muchos, por su humildad y don de gente!
¡Viva La Patria! ¡Hasta cualquier momento!
SEPELIOS Diario La Nación
FITZGERALD, Miguel Lawler , q.e.p.d., falleció el 25-11-2010. - Su señora Palmira Rodríguez; sus hijos Gustavo, Diego, Carlos y Christian; sus nueras Lili Di Leo, Adriana Escobar, Cecilia Elisei y Marisol Cienfuegos y sus nietos Lucía, Elizabeth, Kevin, Nicolás, Molly, Inés, Cristóbal, Moira y Miguel participan su fallecimiento con mucha tristeza y agradecen al Padre haber sido parte de su maravillosa vida. Invitan a despedirlo, hoy viernes, 10:30 hs., en Jardín de Paz, Pilar.
Publicado: 26.11.2010
Por Miriam Orlando. Publicado en www.Historiasenmicamino.com
Nota: La foto, que muestra a Miguel Fitzgerald entrevistado por Juan Carlos Ramirez el día de la nota de referencia, fue sacada por Nelly Esther Fiasque.
Enlace: Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza: “Malvinas, hoy fueron ocupadas”
Miguel FitzGerald un joven aviador descendiente de irlandeses, no quiso que sea sólo un sueño y organizó en silencio este viaje. Necesitaba el respaldo de la prensa ya que la sanción que recibiría ante tal hecho sería más que seria.
Habló con el diario “La Razón”, cuyo director era el Sr. Félix Laíño a quien no le interesó la cobertura. Entonces sin perder tiempo, se dirigió a un diario nuevo cuyo director era un joven, el Sr. Héctor Ricardo García, sí, hablamos de “Crónica” y sí se interesó. Ofreció solventar el viaje a cambio de que un fotógrafo propio lo acompañara. Don Miguel NO aceptó.
Su amigo Siro Comi, representante de los Cessna y presidente del Aeroclub de Monte Grande le prestaba un avión y el combustible lo pagaba él. Partió del Aeroclub un 6 de septiembre de 1964, llegó a Río Gallegos, de allí voló a Malvinas, sin hoja de ruta sólo con cálculos propios para no ser captado por los radares. Aterrizó en las islas el 8 de septiembre día en que cumplía 38 años, colgó nuestra bandera en un alambrado y entregó a unos pobladores una proclama pidiendo que se la remitan a su gobernador. Luego de esto una gran cantidad de britanicos lo escoltaron hasta su salida hacia el continente, pero la meta estaba cumplida, ¿cuánto estuvo en la isla? Nada, tan solo 15 minutos y siempre solía destacar “¡Más de 22 horas de vuelo para que me recuerden por esos 15 minutos!” y se reía con satisfacción.
De Río Gallegos llegó a Ezeiza donde esperaba se le quitara su carnet de piloto civil y se encontró con la enorme sorpresa que fue tan grande el estupor de la gente y la alegría que el Presidente Dr. Illia no tuvo más que recibirlo porque el pueblo estaba más que complacido.
Hasta ese momento los kioscos de diarios compraban los periódicos y en ese día el único que se vendió fue la tirada de “Crónica”, ante esto es que pidieron los kiosqueros se acepte la devolución de los ejemplares y a partir de ahí los diarios quedan en consignación.
Ha sido un honor poder escuchar a este personaje, ya octogenario, con la humildad de los grandes, relatando su hazaña como algo simple. Nos visitó en el año 2006, declarado “Visitante Ilustre” de nuestro territorio, entre otras cosas.
Don Miguel FitzGerald un civil que se adelantó en pos de nuestro territorio, años más tarde, militares y jóvenes que hacían el servicio militar obligatorio, intentaron con gran heroísmo recuperar esas islas que demandan nuestros colores.
El 25 de noviembre de 2010, inició su último gran viaje y no solo para los que tuvimos el altísimo honor de conocerlo, sino para todo el pueblo argentino vivirá para siempre.
¡Gracias Maestro por cumplir el ideal de muchos, por su humildad y don de gente!
¡Viva La Patria! ¡Hasta cualquier momento!
Miguel Fitzgerald 8/9/1926 - 25/11/2010
SEPELIOS Diario La Nación
FITZGERALD, Miguel Lawler , q.e.p.d., falleció el 25-11-2010. - Su señora Palmira Rodríguez; sus hijos Gustavo, Diego, Carlos y Christian; sus nueras Lili Di Leo, Adriana Escobar, Cecilia Elisei y Marisol Cienfuegos y sus nietos Lucía, Elizabeth, Kevin, Nicolás, Molly, Inés, Cristóbal, Moira y Miguel participan su fallecimiento con mucha tristeza y agradecen al Padre haber sido parte de su maravillosa vida. Invitan a despedirlo, hoy viernes, 10:30 hs., en Jardín de Paz, Pilar.
Publicado: 26.11.2010
Por Miriam Orlando. Publicado en www.Historiasenmicamino.com
Nota: La foto, que muestra a Miguel Fitzgerald entrevistado por Juan Carlos Ramirez el día de la nota de referencia, fue sacada por Nelly Esther Fiasque.
Enlace: Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza: “Malvinas, hoy fueron ocupadas”
martes, 7 de diciembre de 2010
Parroquia San José Obrero
La decisión de emigrar es impulsada por motivos siempre poderosos pero no siempre económicos. A veces se busca vivir en democracias más democráticas, en nuevos o más amplios espacios libertarios o profesionales, lugares en donde se respeten valores espirituales.
Hacia 1948 comenzó a poblarse los alrededores de la Parada Km. 41; algunos provenían de Trento. De la montañosa Rovereto eran las familias de Ferrari Olivo, Luciano Gazzini, Bruno Michelini, Angelo Prezzi, Azzolini Achille, Elio Vicentini, Saverio Zambotti, Mario Zoia, Gina Zenatt, y Giuseppe Miaton; este último llegó en el barco Filippa el 28 de julio de 1949. Dos años más tarde, las señoras Ricarda Pietra de Michelini y Antonietta Sgualdino de Lugano, en nombre de la comunidad manifestaron a las autoridades de la empresa que los había contratado, el interés de contar con una capilla. Por aquel entonces, para asistir a misa debían concurrir desde la hoy Carlos Spegazzini, a Máximo Paz o Tristán Suárez, generalmente, caminando.
La señora Ivana contaba con 5 años cuando su abuela Gianna junto a sus hijos Luigi, Armando y Carlo Miaton, su papá, llegaron el 13 de junio de 1951 a la hoy Carlos Spegazzini. Gracias a ella sabemos que las gestiones fueron exitosas y les fue concedido el predio en donde construyeron paredes con las maderas de los cajones de las máquinas que se habían importado de Italia. Los bancos y el confesionario fueron construidos en la sección carpintería de la empresa, los candelabros de quebracho, en la sección tornería. Muchos ornamentos fueron donaciones enviadas desde Rovereto, incluso el cáliz, donación del obispo de San Marco. La primera celebración fue una Misa de Gallo, el 24/12/1950, y la dio un sacerdote calabres con Bruno Michelini como monaguillo (años más tarde, su hijo Giorgio se ordenó sacerdote); se sabe que el pesebre lo construyo Angelo Prezzi.
La capilla fue jardín de infantes y escuela, allí se le enseñó castellano a los niños inmigrantes, se compartió la felicidad de los bautismos, comuniones, matrimonios, y el dolor de los velorios. Como al barrio, de tan sólo 28 casas, se lo conocía como “barrio de los italianos” o “barrio obrero”, en 1958 se puso la capilla bajo la advocación de San José Obrero.
Para preservar la madera, periódicamente se pintaba el exterior con aceite quemado, pero el deterioro del paso del tiempo determino que necesitaba un a restauración mayor. Y allí nuevamente se contó con la ayuda del Centro Misionera Diocesano de Trento, entre otros. El 1° de mayo de 1991, de acuerdo al libro Historia de la Capilla San José Obrero, la histórica capillita de madera dio paso a un templo de material que conservó las características del anterior.
Juan Carlos Ramirez
Hacia 1948 comenzó a poblarse los alrededores de la Parada Km. 41; algunos provenían de Trento. De la montañosa Rovereto eran las familias de Ferrari Olivo, Luciano Gazzini, Bruno Michelini, Angelo Prezzi, Azzolini Achille, Elio Vicentini, Saverio Zambotti, Mario Zoia, Gina Zenatt, y Giuseppe Miaton; este último llegó en el barco Filippa el 28 de julio de 1949. Dos años más tarde, las señoras Ricarda Pietra de Michelini y Antonietta Sgualdino de Lugano, en nombre de la comunidad manifestaron a las autoridades de la empresa que los había contratado, el interés de contar con una capilla. Por aquel entonces, para asistir a misa debían concurrir desde la hoy Carlos Spegazzini, a Máximo Paz o Tristán Suárez, generalmente, caminando.
La señora Ivana contaba con 5 años cuando su abuela Gianna junto a sus hijos Luigi, Armando y Carlo Miaton, su papá, llegaron el 13 de junio de 1951 a la hoy Carlos Spegazzini. Gracias a ella sabemos que las gestiones fueron exitosas y les fue concedido el predio en donde construyeron paredes con las maderas de los cajones de las máquinas que se habían importado de Italia. Los bancos y el confesionario fueron construidos en la sección carpintería de la empresa, los candelabros de quebracho, en la sección tornería. Muchos ornamentos fueron donaciones enviadas desde Rovereto, incluso el cáliz, donación del obispo de San Marco. La primera celebración fue una Misa de Gallo, el 24/12/1950, y la dio un sacerdote calabres con Bruno Michelini como monaguillo (años más tarde, su hijo Giorgio se ordenó sacerdote); se sabe que el pesebre lo construyo Angelo Prezzi.
La capilla fue jardín de infantes y escuela, allí se le enseñó castellano a los niños inmigrantes, se compartió la felicidad de los bautismos, comuniones, matrimonios, y el dolor de los velorios. Como al barrio, de tan sólo 28 casas, se lo conocía como “barrio de los italianos” o “barrio obrero”, en 1958 se puso la capilla bajo la advocación de San José Obrero.
Para preservar la madera, periódicamente se pintaba el exterior con aceite quemado, pero el deterioro del paso del tiempo determino que necesitaba un a restauración mayor. Y allí nuevamente se contó con la ayuda del Centro Misionera Diocesano de Trento, entre otros. El 1° de mayo de 1991, de acuerdo al libro Historia de la Capilla San José Obrero, la histórica capillita de madera dio paso a un templo de material que conservó las características del anterior.
Juan Carlos Ramirez
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