El libro Las vacas vuelan, lo estoy trabajando con alumnos de la E.P. Nº 1. Me quedo resonando en la cabeza cuando la autora comentaba el caos que se produjo entre el pueblo de Ezeiza tambero y el pueblo invadido de gente que llegaban de todos los puntos del país para la construcción del aeropuerto (uno de ellos mi abuelo paterno). Saludos.
Patricia Caraballo
Mi nombre es Pablo López, soy vecino de Ezeiza y quería comentarles que su blogs es de gran interés y me pone contento saber que entre los integrantes de la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza, hay personas a las que conozco. Como Patricia y Juan Carlos, que si no me equivoco cuando estudie la primaria en la vieja Escuela Nº 3 de la calle French, tenía una librería justo en la esquina. Después de estar estudiando en la Ciudad de Buenos Aires recién en estos últimos años he podido tomarme un respiro y disfrutar de nuestra ciudad, generando el interés de poder aportar mis vivencias a lo que están realizando.
Un abrazo grande
Lic. Pablo A.López
Recuerdo haber compartido horas de cátedra con el Profesor Horacio Gimenez Kramer, una de las personas mas agradable que conocí, hijo de don Carlos Gimenez Kramer, piloto del Globo Huracán, cuando este se perdió. Era pilotado por un acompañante, ambos se salvaron y don Horacio,fallecido ya, siempre me contaba esta historia. Siempre lo recuerdo con un singular cariño, por su sabiduría, y por su calidad humana.
Profesor Osvaldo Gatto
Muchas gracias por sus conceptos; los invitamos a que nos envíen sus colaboraciones, sus recuerdos, sus imágenes. Compartir para construir una memoria colectiva, es uno de los propósitos que guia la acción de la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza.
Un cordial saludo
Patricia Celia Faure - Juan Carlos Ramirez
Haciendo nuestro aquello de que: "La Historia es ancha y ajena", aportamos buscando mejores comprensiones de nuestro presente.
miércoles, 30 de diciembre de 2009
lunes, 28 de diciembre de 2009
De pulperías y bares
Enero es un mes tradicionalmente festivalero. A las exhibiciones de destrezas campestres se le suman los cantores populares y crean un clima festivo. Entre guitarreadas, bailes y mocedades encendidas, el cansancio del trabajo cotidiano deja de pesar para dar lugar a vivencias más gratificantes. Desde la época colonial y hasta el pasado siglo, las pulperías cumplieron con el rol de brindar a nuestros paisanos, un lugar de esparcimiento apropiado.
No les faltaban limetas, naipes ni dados. Solía bastar un barril de vino, tabaco y yerba, para cubrir los “vicios”. Por requerir de una mínima inversión y ser una lucrativa actividad, fueron tantos los activos empresarios que hacía 1789, los pulperos se constituyeron en corporación para defenderse de “la ilimitada libertad de armar pulpería”. Pedían además, que “no se admitiese la mezcla de castas y negros”. Diez años después se censaban 121 pulperías establecidas en la Campaña, sin que los datos registren a las pulperías volantes.
Por nuestros caminos circularon carretas cargadas con caña, ginebra y comestibles, además de las infaltables velas. Fueron tan populares que el 18/02/1831, Rosas emitió un decreto que refrendó Tomás Anchorena, disponiendo que : “No pudiendo el gobierno ser insensible a los grandes males que producen en la campaña (...) quedan prohibidas las pulperías volantes”.
Para avisar a los paisanos que habría baile o el deseado puchero, el pulpero solía enarbolar un trapo a modo de bandera. Mientras churrasquear era lo cotidiano, saborear un plato de sopa era toda una exquisitez. Los guisos de carne, zapallo, papas o choclos eran tan deseados como los de poroto o lentejas.
Sobre el camino a Las Flores existieron la pulpería que se encontraba en la posta de la estancia de Los Talas, y la de Chappe. Esta última figura en los planos de San Vicente de 1881, en el límite de las actuales Máximo Paz y Vicente Casares. Nos llama la atención que el camino a Las Flores todavía era conocido como Camino a Buenos Aires al norte.
Con el tiempo, las pulperías mudaron a Almacén y Bar. Para la década de 1890 podemos mencionar a Eugenio Berasain y a V. Gaddini, con negocios frente a las estaciones de Tristán Suárez y Ezeiza respectivamente. Los establecimientos se multiplicaron rápidamente a la vera de estratégicos caminos. Tal es el caso de la Cueva de la Chancha, de la familia Harguindeguy, en Ezeiza.
Hacia 1934, Don Manuel Castelo abrió un bar sobre la hoy renominada Mariano Castex, en su intersección con Lacarra. Paredes de ladrillo desnudos de revoque daban cobijo a parroquianos carreros así como a los vecinos. Quizás para evitarse sanciones mayores, o no, el Negro Fortunato fue “regalado” por la policía al mencionado bar. Por cantor y guitarrero, encontró un lugar donde quedarse en la historia. De vez en cuando, y con cuandos muy seguidos, los bares eran testigos de desavenencias y de sus arreglos. Por caso tenemos a lo ocurrido en el bar que se encontraba frente a la Feria de Francisco Nibeloni (Racedo y Ruta Nac. Nº 205). El hermano de un tal Gonzalito era un arriador de buen comer pero de mala entraña cuando estaba tomado. Supo tener diferencias con un ucraniano grandote que saldo el pleito a su favor, cuando le abrió la “panza” de un tajo. En esa oportunidad, el Dr. Manuel Ravagliatti lo pudo salvar pero una peritonitis, años después, le ajustó cuentas definitivamente.
En los bares, se discutían cuestiones sociales y desde allí se hicieron aportes a la Comunidad. Es el caso del mítico bar de Berutti. Allí se fundó el Sportivo Suarence, devenido en Club Sportivo Tristán Suárez, a partir del 08/08/1929.
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
No tenemos nada en contra de los tranquilos shoppings pero creemos que les va a ser muy difícil a sus historiadores, retratar postales con tanta pertenencia lugareña.
No les faltaban limetas, naipes ni dados. Solía bastar un barril de vino, tabaco y yerba, para cubrir los “vicios”. Por requerir de una mínima inversión y ser una lucrativa actividad, fueron tantos los activos empresarios que hacía 1789, los pulperos se constituyeron en corporación para defenderse de “la ilimitada libertad de armar pulpería”. Pedían además, que “no se admitiese la mezcla de castas y negros”. Diez años después se censaban 121 pulperías establecidas en la Campaña, sin que los datos registren a las pulperías volantes.
Por nuestros caminos circularon carretas cargadas con caña, ginebra y comestibles, además de las infaltables velas. Fueron tan populares que el 18/02/1831, Rosas emitió un decreto que refrendó Tomás Anchorena, disponiendo que : “No pudiendo el gobierno ser insensible a los grandes males que producen en la campaña (...) quedan prohibidas las pulperías volantes”.
Para avisar a los paisanos que habría baile o el deseado puchero, el pulpero solía enarbolar un trapo a modo de bandera. Mientras churrasquear era lo cotidiano, saborear un plato de sopa era toda una exquisitez. Los guisos de carne, zapallo, papas o choclos eran tan deseados como los de poroto o lentejas.
Sobre el camino a Las Flores existieron la pulpería que se encontraba en la posta de la estancia de Los Talas, y la de Chappe. Esta última figura en los planos de San Vicente de 1881, en el límite de las actuales Máximo Paz y Vicente Casares. Nos llama la atención que el camino a Las Flores todavía era conocido como Camino a Buenos Aires al norte.
Con el tiempo, las pulperías mudaron a Almacén y Bar. Para la década de 1890 podemos mencionar a Eugenio Berasain y a V. Gaddini, con negocios frente a las estaciones de Tristán Suárez y Ezeiza respectivamente. Los establecimientos se multiplicaron rápidamente a la vera de estratégicos caminos. Tal es el caso de la Cueva de la Chancha, de la familia Harguindeguy, en Ezeiza.
Hacia 1934, Don Manuel Castelo abrió un bar sobre la hoy renominada Mariano Castex, en su intersección con Lacarra. Paredes de ladrillo desnudos de revoque daban cobijo a parroquianos carreros así como a los vecinos. Quizás para evitarse sanciones mayores, o no, el Negro Fortunato fue “regalado” por la policía al mencionado bar. Por cantor y guitarrero, encontró un lugar donde quedarse en la historia. De vez en cuando, y con cuandos muy seguidos, los bares eran testigos de desavenencias y de sus arreglos. Por caso tenemos a lo ocurrido en el bar que se encontraba frente a la Feria de Francisco Nibeloni (Racedo y Ruta Nac. Nº 205). El hermano de un tal Gonzalito era un arriador de buen comer pero de mala entraña cuando estaba tomado. Supo tener diferencias con un ucraniano grandote que saldo el pleito a su favor, cuando le abrió la “panza” de un tajo. En esa oportunidad, el Dr. Manuel Ravagliatti lo pudo salvar pero una peritonitis, años después, le ajustó cuentas definitivamente.
En los bares, se discutían cuestiones sociales y desde allí se hicieron aportes a la Comunidad. Es el caso del mítico bar de Berutti. Allí se fundó el Sportivo Suarence, devenido en Club Sportivo Tristán Suárez, a partir del 08/08/1929.
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No tenemos nada en contra de los tranquilos shoppings pero creemos que les va a ser muy difícil a sus historiadores, retratar postales con tanta pertenencia lugareña.
viernes, 23 de octubre de 2009
Dice el diario Clarín II
"El 95% del desarrollo urbanístico y de infraestructura política, sanitaria, municipal y social se llevaba a cabo en las proximidades de la estación de Monte Grande, relegando al olvido a todo lo que estuviera más allá de la Ruta 52/54 y la Avenida Jorge Newbery", cuenta el historiador local, Juan Carlos Ramírez, y agrega que "fue ese olvido que sentían los habitantes de esta región lo que llevó a gestar la idea de conformar un Municipio autónomo", cierra.
Por: Rafael Roa. Clarín Zonal (22/10/2009)
Por: Rafael Roa. Clarín Zonal (22/10/2009)
viernes, 16 de octubre de 2009
De cuando los indios no eran considerados seres “humanos”
A comienzos de junio de 1801, la prosperidad parecía sonreírles a los indios que vivían en nuestra región. Las condiciones de la flora y fauna permitían que en las lagunas y bañados se cazara y prepararan cueros de vacunos y de nutria, cerda de yegüerizos, mulitas y trenzados de cuero, vendibles en la ciudad. La novedad radicaba en que ahora podrían tener “sus correspondientes suertes de tierras”, en propiedad legalizada por el virreinato.
En 1795, el funcionario Agustín de la Rosa había planteado la necesidad de repartir solares entre los gauchos, labradores y desposeídos. Siguiendo esa línea, el virrey Gabriel de Avilés y Fierro comenzó a entregar tierras en propiedad a los indios. Consideraba que era preferible “el establecimiento de muchos en la frontera al de pocos, y que deben abrir las puertas a todos los que quieran poblar”. Las medidas fueron aprobadas por el Rey en 1803 pero lamentablemente, no fueron aplicadas por los sucesores de Avilés.
Había terminado imponiéndose la política de los hacendados, quienes impedían el establecimiento de nuevos pobladores en campos que les pertenecían o simplemente, consideraban como propios. Impedirles la tenencia no significaba que los indios no fueran contratados en sus estancias, como lo prueban las mensuras.
Si bien hemos podido documentar su existencia, en realidad no sabemos cómo vivía aquel hombre que en los campos de María Acosta de Carranza, estaba a cargo del Puesto del Yndio. Al morir sus padres, Doña María recibió en heredad la propiedad que ubicada en el “partido de los Remedios”, se extendía desde los actuales límites con el partido de E. Echeverría, hasta la ciudad de Tristán Suárez incluida; tenía como límite al Este, tierras ubicadas dentro del Partido de S. Vicente y hacia el río Matanza, tierras que sobrepasan hacia el oeste el trazado de las vías del Ferrocarril Roca.
El Puesto del Yndio se encontraba a unos 1700 metros hacia el Este del camino a Las Flores, casi sobre los límites de la propiedad que lindaba con la de Remedios Merlo, ésta última ya en jurisdicción de S. Vicente. Probablemente el antiguo camino que se abre hacia el S.E. del Camino a Las Flores, a la altura de la estancia “Los Talas”, sea el mismo que recorría aquel indio ladino para trasladarse desde el puesto hacia el casco de la estancia de María Acosta.
El patrón de negar derechos a los indígenas tiene un punto de partida en la declaración que Cristóbal Colón les leía en castellano a todos los indios que se le cruzaran: Un Pontífice, “hizo donación de estas islas y tierra firme del mar Océano a los católicos Reyes de España”. Por tanto requería que reconociere “a Su Majestad en su lugar, como superior y señor y rey de las islas y tierra firme, por virtud de la dicha donación, y consintáis que estos padres religiosos os declaren y prediquen lo susodicho. Si así lo hiciereis, haréis bien”, agregando posteriormente que: “Si no lo hiciereis, o en ello dilación maliciosamente pusiereis, certifico que con la ayuda de Dios yo entraré poderosamente contra vosotros y os haré guerra por todas las partes y manera que yo pudiere, y os sujetaré al yugo y obediencia de la Iglesia y de Su Majestad, y como tales los venderé y dispondré de ellos como Su Majestad mandare, y os tomaré vuestros bienes y os haré todos los males y daños que pudiere”.
Para que el sometimiento fuese legítimo, comenzó a negarse la condición de humanos a los aborígenes americanos. Los debates se sucedieron hasta que finalmente Paulo III declaró que los indios del “Nuevo Mundo”, son “realmente hombres”. Al aceptarse que los indios eran “personas con alma” (02/06/1537), concluían las dudas sobre la humanidad indígena. Finalmente, una semana después, el 9 de junio de 1537, el Papa afirmo que los indios eran seres humanos.
Juan Carlos Ramirez
viernes, 2 de octubre de 2009
La radio y los vecinos de Ezeiza
El 27 de agosto de 1920 nacía la radio en Argentina por iniciativa de cuatro jóvenes. Habían instalado en el techo del Teatro Coliseo, una antena unida a un equipo transmisor de 5 watios con una bocina parecida a la de los fonógrafos de la época pero de dimensiones mayores. Solo un centenar de personas a quienes se les había provisto de receptores, pudo escuchar la ópera Parsifal. Estaba el Dr. H. Yrigoyen en la presidencia y dicen que comento así la hazaña: "Cuando los jóvenes juegan a la ciencia es por que tienen el genio adentro".
Desde 1921 fue posible transmitir casi todas las funciones del Coliseo y ya en 1923 salía al aire Radio Sud América. En septiembre de ese mismo año se transmitía desde New York, la pela Firpo – Dempsey y ya funcionaban en el país unos 60.000 receptores. Los pioneros realizaban experiencias como la difusión de publicidad, una novedad en el mundo, y la primera transmisión de un partido de fútbol (Argentina- Uruguay, 1924). Poco después se instalaron emisoras como Radio Brusa (luego Excelsior), Radio Libertad (hoy Mitre), Radio Casa América, Radio Grand Splendid (luego Splendid) y Radio Nacional, luego Belgrano. En 1924 se dio permiso a la sociedad rural de cerealistas de Rosario para instalar una estación transmisora. Una mención aparte merece, desde 1929, el radioteatro y su rápida diversificación de géneros: policiales, comedias, sainetes, familiares y costumbristas como "Los Pérez García". Aparecen incluso programas para chicos como " La Pandilla Marylín" o "Tarzán de la Selva.
La radio en Ezeiza
El recordado José “Poroto” Álvarez nos contó, en la Jornada de Historias de Pueblos llevada a cabo en agosto de 2000, que a Don Esteban Berardo lo llamaban “Marconi” porque fue el primero en tener radio en Ezeiza. Era una época en donde en el país había unos ochocientos mil receptores de fábrica y unos trescientos cincuenta mil armados caseramente. Uno de ellos era el del mencionado vecino, quien lo armó en un cajón de manzanas, y que sirvió para que en el fondo de su casa se formaran algunas parejas al compás de la música que propalaba.
Si de radio hablamos, no podemos soslayar la actuación profesional de vecinos como Julián Sánchez Parra, edecán de nuestros locutores profesionales, quien desde 1961 produce y dirige programas relativos a nuestra vecindad. En cuanto a plantas transmisoras, el recordado José “Pocho” Veloce fundó, el 28 de octubre de 1984, una radioemisora a la que inscribió el 28 de mayo del siguiente año. Colaboraron con el fundador, el Ing. Rodolfo González y los hermanos Weselka en la parte técnica. En marzo de 1986 adquirió los derechos de la antigua Radio Cultura, fundada en la década de 1920 y que dejara de funcionar en 1933, saliendo al aire como Radio Cultura Ezeiza. La emisora, cuya madrina fue Rosa Rosen, cesó sus emisiones en 1992 y en la actualidad su posición en el dial, lo ocupa la querida Radio Abrojos.
Por: Juan Carlos Ramírez
Foto: José "Pocho" Veloce en cuclillas, en los estudios de la calle French 600.
Desde 1921 fue posible transmitir casi todas las funciones del Coliseo y ya en 1923 salía al aire Radio Sud América. En septiembre de ese mismo año se transmitía desde New York, la pela Firpo – Dempsey y ya funcionaban en el país unos 60.000 receptores. Los pioneros realizaban experiencias como la difusión de publicidad, una novedad en el mundo, y la primera transmisión de un partido de fútbol (Argentina- Uruguay, 1924). Poco después se instalaron emisoras como Radio Brusa (luego Excelsior), Radio Libertad (hoy Mitre), Radio Casa América, Radio Grand Splendid (luego Splendid) y Radio Nacional, luego Belgrano. En 1924 se dio permiso a la sociedad rural de cerealistas de Rosario para instalar una estación transmisora. Una mención aparte merece, desde 1929, el radioteatro y su rápida diversificación de géneros: policiales, comedias, sainetes, familiares y costumbristas como "Los Pérez García". Aparecen incluso programas para chicos como " La Pandilla Marylín" o "Tarzán de la Selva.
La radio en Ezeiza
El recordado José “Poroto” Álvarez nos contó, en la Jornada de Historias de Pueblos llevada a cabo en agosto de 2000, que a Don Esteban Berardo lo llamaban “Marconi” porque fue el primero en tener radio en Ezeiza. Era una época en donde en el país había unos ochocientos mil receptores de fábrica y unos trescientos cincuenta mil armados caseramente. Uno de ellos era el del mencionado vecino, quien lo armó en un cajón de manzanas, y que sirvió para que en el fondo de su casa se formaran algunas parejas al compás de la música que propalaba.
Si de radio hablamos, no podemos soslayar la actuación profesional de vecinos como Julián Sánchez Parra, edecán de nuestros locutores profesionales, quien desde 1961 produce y dirige programas relativos a nuestra vecindad. En cuanto a plantas transmisoras, el recordado José “Pocho” Veloce fundó, el 28 de octubre de 1984, una radioemisora a la que inscribió el 28 de mayo del siguiente año. Colaboraron con el fundador, el Ing. Rodolfo González y los hermanos Weselka en la parte técnica. En marzo de 1986 adquirió los derechos de la antigua Radio Cultura, fundada en la década de 1920 y que dejara de funcionar en 1933, saliendo al aire como Radio Cultura Ezeiza. La emisora, cuya madrina fue Rosa Rosen, cesó sus emisiones en 1992 y en la actualidad su posición en el dial, lo ocupa la querida Radio Abrojos.
Por: Juan Carlos Ramírez
Foto: José "Pocho" Veloce en cuclillas, en los estudios de la calle French 600.
viernes, 25 de septiembre de 2009
Entre el partido de Lomas y el Distrito Ezeiza
Muchos de nuestros vecinos registraron en sus documentos que habían nacido en el distrito de Lomas pese a haberlo hecho, por ejemplo, en Villa de Mayo. Este lugar se urbanizó a partir del loteo de quintas a principios del S XX, pero ya contaba con vecinos asentados permanentemente desde mucho tiempo antes que fuera aprobada la Traza del Pueblo, Colonia y Centro Manufacturero de Monte Grande. La iniciativa estableció el parcelamiento en quintas y chacras de lo que 20 años después será conocido como Villa de Mayo. Doña Teresa nació en la citada localidad, hoy Luís Guillón.
Francisco “Pancho” Barone, que había sido resero entre Buenos Aires y Rosario, se radicó en Ezeiza en 1913 y ello le permitió a su hija Teresa criarse en nuestra ciudad y concurrir incluso a la Escuela Nº 3, cuando se encontraba sobre lo que posteriormente sería la Ruta Nacional Nº 205. Mencionamos a quien fuera nuestra vecina y que viviera en Ezeiza toda su vida, porque nació en diciembre de 1912. Ello nos permite estimar que fue uno de los últimos registros asentados en el distrito lomense, antes de que las tierras del Cuartel XII de Lomas de Zamora, incluidos la actual Luís Guillón, pasaran a pertenecer al partido de E. Echeverría a partir del momento mismo de su creación, el 9 de abril de 1913.
Desde 1580, el territorio adyacente a “la ciudad de la Santísima Trinidad y puerto de Santa María de los Buenos Aires”, se hallaba bajo la autoridad de su cabildo. Ciudad, ejido y campaña conformaban la estructura que organizaba el territorio. A medida que las necesidades económicas- demográficas lo requirieron, la campaña inmediata a la ciudad debió reordenarse. A partir de 1777, creado el Virreinato del río de la Plata, se establecieron las Alcaldías de la Santa Hermanad y sus alcaldes, quienes fueron las primeras autoridades con que se dotó a los pagos.
Desde el comienzo se empezó a conocer algunos parajes con los nombres con que sus pobladores lo distinguían pero recién en 1784, la campaña se dividió en “grandes extensiones de límites imprecisos” denominados pagos. Los pagos de las “lomas de Zamora”, pertenecieron al partido y curato de la Magdalena, luego al de Quilmes, posteriormente al de Barracas al Sur, y finalmente al partido de Lomas de Zamora (05/09/1861). La nueva jurisdicción absorbió a partir del 24/02/1865, a casi todo el Cuartel V del Partido de Cañuelas. Sus pobladores se habían dirigido al gobierno solicitando que “se agregue a Lomas de Zamora la área comprendida entre el Río Matanza, el arroyo Jiménez y el límite de Cañuelas con San Vicente” (04/04/1862). De esta manera, la totalidad de la estancia “Los Remedios”, quedó integrada en el joven partido, cuyo nombre nos remite a Don Juan de Zamora. Este había adquirido en 1736, las tierras que antiguamente explotaba la Estancia del Cabezuelo, organizada a partir de 1610.
De acuerdo con el plano del partido de San Vicente, levantado en 1881 por el Agrimensor Municipal don Saturnino Salas, los límites que por el Sur tenía el nuevo distrito incluía los campos que se extendían hasta las actuales calles ezeicenses Humberto Primo- Sargento Cabral, hasta su intersección con La Colorada, actual Pedro Dreyer, por el Este.
Cuando en 1852 el Gral. J. J. de Urquiza derrotó a J. M. de Rosas, se inició una tarea de consensuar una Constitución nacional. Sin embargo, Buenos Aires se negó a ceder parte de su capacidad de decisión a un poder central y tras la revolución porteña del 11/09/1852, El Estado de Buenos Aires se separó de la Confederación Argentina. La Constitución de 1853 tuvo que modificarse para que pudiera volverse a incluir a la provincia de Buenos Aires tras el triunfo del Gral. B. Mitre en pavón (1861); los bonaerenses impusieron su hegemonía al resto del país y se avanzó hacia la conquista de la paz tan ansiada. El espíritu pacifista quedó registrado en un plano de 1863, donde el agrimensor especificó que el partido de Lomas abarcaba el área comprendida entre el río Matanza hasta el Pueblo de La Paz. Este fue el nombre que un año después, Victorio Grigera y Francisco Portela, solicitaban que se le impusiera al partido en oportunidad de elevar el plano trazado del mencionado pueblo. En 1904, se pidió la declaración de La Paz como capital de Lomas de Zamora.
Recordamos a la ciudad cabecera del distrito lomense y a su bello nombre, porque en conmemoración del fallecimiento de Mahatma Ghandi en 1948, se instituyó al 30 de enero como el Día de la No Violencia y la Paz.
Foto de la estación de Lomas de Zamora, 1865c.
Francisco “Pancho” Barone, que había sido resero entre Buenos Aires y Rosario, se radicó en Ezeiza en 1913 y ello le permitió a su hija Teresa criarse en nuestra ciudad y concurrir incluso a la Escuela Nº 3, cuando se encontraba sobre lo que posteriormente sería la Ruta Nacional Nº 205. Mencionamos a quien fuera nuestra vecina y que viviera en Ezeiza toda su vida, porque nació en diciembre de 1912. Ello nos permite estimar que fue uno de los últimos registros asentados en el distrito lomense, antes de que las tierras del Cuartel XII de Lomas de Zamora, incluidos la actual Luís Guillón, pasaran a pertenecer al partido de E. Echeverría a partir del momento mismo de su creación, el 9 de abril de 1913.
Desde 1580, el territorio adyacente a “la ciudad de la Santísima Trinidad y puerto de Santa María de los Buenos Aires”, se hallaba bajo la autoridad de su cabildo. Ciudad, ejido y campaña conformaban la estructura que organizaba el territorio. A medida que las necesidades económicas- demográficas lo requirieron, la campaña inmediata a la ciudad debió reordenarse. A partir de 1777, creado el Virreinato del río de la Plata, se establecieron las Alcaldías de la Santa Hermanad y sus alcaldes, quienes fueron las primeras autoridades con que se dotó a los pagos.
Desde el comienzo se empezó a conocer algunos parajes con los nombres con que sus pobladores lo distinguían pero recién en 1784, la campaña se dividió en “grandes extensiones de límites imprecisos” denominados pagos. Los pagos de las “lomas de Zamora”, pertenecieron al partido y curato de la Magdalena, luego al de Quilmes, posteriormente al de Barracas al Sur, y finalmente al partido de Lomas de Zamora (05/09/1861). La nueva jurisdicción absorbió a partir del 24/02/1865, a casi todo el Cuartel V del Partido de Cañuelas. Sus pobladores se habían dirigido al gobierno solicitando que “se agregue a Lomas de Zamora la área comprendida entre el Río Matanza, el arroyo Jiménez y el límite de Cañuelas con San Vicente” (04/04/1862). De esta manera, la totalidad de la estancia “Los Remedios”, quedó integrada en el joven partido, cuyo nombre nos remite a Don Juan de Zamora. Este había adquirido en 1736, las tierras que antiguamente explotaba la Estancia del Cabezuelo, organizada a partir de 1610.
De acuerdo con el plano del partido de San Vicente, levantado en 1881 por el Agrimensor Municipal don Saturnino Salas, los límites que por el Sur tenía el nuevo distrito incluía los campos que se extendían hasta las actuales calles ezeicenses Humberto Primo- Sargento Cabral, hasta su intersección con La Colorada, actual Pedro Dreyer, por el Este.
Cuando en 1852 el Gral. J. J. de Urquiza derrotó a J. M. de Rosas, se inició una tarea de consensuar una Constitución nacional. Sin embargo, Buenos Aires se negó a ceder parte de su capacidad de decisión a un poder central y tras la revolución porteña del 11/09/1852, El Estado de Buenos Aires se separó de la Confederación Argentina. La Constitución de 1853 tuvo que modificarse para que pudiera volverse a incluir a la provincia de Buenos Aires tras el triunfo del Gral. B. Mitre en pavón (1861); los bonaerenses impusieron su hegemonía al resto del país y se avanzó hacia la conquista de la paz tan ansiada. El espíritu pacifista quedó registrado en un plano de 1863, donde el agrimensor especificó que el partido de Lomas abarcaba el área comprendida entre el río Matanza hasta el Pueblo de La Paz. Este fue el nombre que un año después, Victorio Grigera y Francisco Portela, solicitaban que se le impusiera al partido en oportunidad de elevar el plano trazado del mencionado pueblo. En 1904, se pidió la declaración de La Paz como capital de Lomas de Zamora.
Recordamos a la ciudad cabecera del distrito lomense y a su bello nombre, porque en conmemoración del fallecimiento de Mahatma Ghandi en 1948, se instituyó al 30 de enero como el Día de la No Violencia y la Paz.
Foto de la estación de Lomas de Zamora, 1865c.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Noticias de la guerra en Ezeiza
Nuestra región estuvo involucrada en conflictos nacionales e internacionales por ser escenario directo de acontecimientos con repercusión nacional o por temer consecuencias de las acciones militares emprendidas por gobiernos nacionales, frente a potencias extranjeras. Entre los episodios menores podemos citar que durante la revolución de 1890, una partida de soldados que probablemente iba ó venía de la estancia que el Dr. Máximo Paz tenía en Cañuelas, se presentó el 27 de julio en campos de De Vicondoa. A cambio de caballos de refresco y en agradecimiento por el gesto de matar a varios novillos para darles de comer a la tropa, el jefe del grupo le dejó al vecino dos fusiles en desuso. Con el fin de evitarse problemas, el pobre hombre los puso a resguardo bajo tierra y pasaron varios años antes que su familia recuperara uno de ellos, el que posteriormente atesorara como recuerdo doña Martina Mirande, nieta del protagonista. Las tierras que poseían (unas 1800 hectáreas) fueron confiscadas en 1945 por el gobierno nacional para la construcción del hoy Aeropuerto Ministro Pistarini y el casco de la estancia estaba ubicado metros al norte donde hoy se levanta la cárcel de mujeres, siendo testigo añosos eucaliptus aún en pié.
La necesidad de caballos para integrar el equipamiento bélico de la milicia que peleo con nuestros hermanos paraguayos, perjudicó al terrateniente en quiebra, don Rosario Acosta. El casco de la estancia del mencionado vecino, se ubicaba en donde hoy se encuentra prácticamente el centro comercial de la ciudad de La Unión. Don Rosario, quejoso, dejó asentado que le habían sustraído caballos que sospechaba que habían sido llevados para la impopular guerra que emprendió La Triple Alianza.
La Guerra de Malvinas, que nos dejó ese permanente dolor por la pérdida de jóvenes vidas, desnudaba ante la comunidad del distrito, entonces Esteban Echeverría, la total incapacidad de quienes la dirigieron. Los vecinos fuimos convocados a una reunión en donde instructores de Defensa Civil, nos organizaron como jefes de manzana responsables de coordinar las acciones para protegernos en caso de bombardeo. En su conducta autista, los oficiales de nuestras fuerzas armadas pensaban que con el recurso de apagar las luces, desorientaríamos a los británicos y así no sabrían donde tirar las bombas. Mediando la década de 1970, las fiestas navideñas en Ezeiza sangraron por la violencia expresada en Monte Chingolo cuando acabó con la vida de Eduardo Delfino. Aquellos años en que vivimos en peligro, la dictadura cobró su cuota de sangre ezeicense tomando la vida de Marta Alonso, entre otros jóvenes vecinos, bajo la excusa de una “guerra sucia” necesaria para salvar a la patria.
La tragedia mayor que enlutó a nuestro distrito ocurrió durante lo que debió ser una fiesta cívica, el 20/06/1973. Sin embargo, el retorno definitivo al país de J. D. Perón no pudo evitar que ese día estallara una guerra entre las distintas facciones militantes. Mientras la historia oficializada ha logrado disminuir el número de muertos año tras año, hoy se estima en 35 los asesinados, los vecinos insisten en sostener que la cifra superó las 200 víctimas.
Que el recuerdo de algunas de nuestras tragedias y la máxima de Mahatma Ghandi: “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”, nos acompañe para no volver a ser tan estúpidamente locos.
Por: Juan Carlos Ramirez
La necesidad de caballos para integrar el equipamiento bélico de la milicia que peleo con nuestros hermanos paraguayos, perjudicó al terrateniente en quiebra, don Rosario Acosta. El casco de la estancia del mencionado vecino, se ubicaba en donde hoy se encuentra prácticamente el centro comercial de la ciudad de La Unión. Don Rosario, quejoso, dejó asentado que le habían sustraído caballos que sospechaba que habían sido llevados para la impopular guerra que emprendió La Triple Alianza.
La Guerra de Malvinas, que nos dejó ese permanente dolor por la pérdida de jóvenes vidas, desnudaba ante la comunidad del distrito, entonces Esteban Echeverría, la total incapacidad de quienes la dirigieron. Los vecinos fuimos convocados a una reunión en donde instructores de Defensa Civil, nos organizaron como jefes de manzana responsables de coordinar las acciones para protegernos en caso de bombardeo. En su conducta autista, los oficiales de nuestras fuerzas armadas pensaban que con el recurso de apagar las luces, desorientaríamos a los británicos y así no sabrían donde tirar las bombas. Mediando la década de 1970, las fiestas navideñas en Ezeiza sangraron por la violencia expresada en Monte Chingolo cuando acabó con la vida de Eduardo Delfino. Aquellos años en que vivimos en peligro, la dictadura cobró su cuota de sangre ezeicense tomando la vida de Marta Alonso, entre otros jóvenes vecinos, bajo la excusa de una “guerra sucia” necesaria para salvar a la patria.
La tragedia mayor que enlutó a nuestro distrito ocurrió durante lo que debió ser una fiesta cívica, el 20/06/1973. Sin embargo, el retorno definitivo al país de J. D. Perón no pudo evitar que ese día estallara una guerra entre las distintas facciones militantes. Mientras la historia oficializada ha logrado disminuir el número de muertos año tras año, hoy se estima en 35 los asesinados, los vecinos insisten en sostener que la cifra superó las 200 víctimas.
Que el recuerdo de algunas de nuestras tragedias y la máxima de Mahatma Ghandi: “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”, nos acompañe para no volver a ser tan estúpidamente locos.
Por: Juan Carlos Ramirez
viernes, 11 de septiembre de 2009
Luís Fortunato Iglesias. Maestro
-- Cómo llegó a ser maestro
-- Ya te digo. La escuela primaria de Tristán Suárez tenía hasta 4to. grado, nada más. Cuando llegué a 4to., bueno... pues había que irse, abandonar la escuela. Y si había medios podía instalarse en la Esc. Nº 1 de M. Grande. Para mi caso fue providencial encontrar esa maestra, esa directora, que era Elvira Cándida Rodríguez, que venía de Quilmes y que provocó un salto en todo lo educativo porque era una mujer inquieta que movilizaba todo. Y ella(s)... fue una conversación con una maestra… propusieron: “Por qué no lo inscribimos en la Escuela Normal de Lomas".
-- La que después fue el "Mentruyt".
-- Es claro, esa fue. Para mí la Escuela Normal fue una universidad. Porque en primer lugar tenía una espléndida biblioteca y por fin me encontré con ideas... Cuando yo estaba en T. Suárez no había bibliotecas ni libros. Yo acompañaba a mi padre a los trabajos que se hacían: a veces para arreglar una cocina económica, el molino, la bomba... y yo siempre lo acompañaba con una intención: me metía en las casas en busca de libros. Rebusqué todo lo que pude pero el pueblo era chico y no había libros. Quiero decirte que yo pude leer metiéndome así, viajando incluso a Máximo Paz donde había alguien que era muy lector. La búsqueda desesperada de libros para mí fue todo un drama de la infancia. Bueno, la compensación vino cuando ingresé en el Normal y tuve a mi alcance toda la literatura y todos los grandes libros de ciencia, de arte... Claro, por ese camino yo fui formando mi actitud de profesional de la educación. Me enamoré de mi tarea, de mi profesión. Y bueno, así me hice maestro. Pero fui maestro siempre de escuela primaria. Es decir, encontré el material de vida en la escuela primaria.
-- Cuáles fueron sus autores favoritos
-- Yo te puedo decir que mi biblioteca tiene una base pedagógica. No eran libros que costaran mucho como podían ser los libros de Medicina o de otras profesiones. Tuve la suerte de poder comprar todos los que necesitaba. Pero yo no hice mi pedagogía solamente con los libros de la especialidad. Podría decirlo como dicen en España: “El que sabe solamente pedagogía ni pedagogía sabe”. Bueno, ese concepto. Porque lo mío tomó todo el conocimiento humano, arte y ciencia, todas las posibilidades. Por ejemplo yo aprendí mucho leyendo a Unamuno, Dostoiewski, incluyendo toda la literatura... Marc Twain... Me enseñaron más que los libros de pedagogía. Por eso mi pedagogía tiene un sentido humanista muy amplio. Por eso tampoco te puedo decir cuáles son mis autores más importantes. Son todos, todos los que han dicho algo. Yo fui en busca de conocimiento y me enriquecí de esa manera. Para comprar un libro yo me pasé muchas horas en la calle Corrientes, buscando en las librerías de usado. Libros que fui comprando con un sueldo de maestro pobretón.
-- Así que usted era maestro en T. Suárez y era habitué de Corrientes
-- Es decir, también la calle Corrientes en cierta manera fue mi universidad. Yo podría decir como Gorki que tengo "mis universidades". No solamente el pueblo, la escuela Nº 4 de T. Suárez, la Esc. Normal de Lomas, sino que también los centros como la calle Corrientes, el teatro, el cine y desde luego todos los lugares donde había actos públicos.
-- ¿Ejerció la docencia primaria en T. Suárez?
-- Cuando yo me recibo de maestro en el año 1935. El único hombre que se había recibido en Tristán Suárez. A mí me ocurrió que los muchachos, los compañeros míos, se sentían muy orgullosos de que uno de ellos hubiera llegado a recibirse y entonces peticionaron a las autoridades y ¡Qué cosa!, [a] un intendente conservador... Ellos manejaban, tenían influencias. Así que me nombraron en la Esc. Nº 6 de M. Grande. Allí fui maestro de primer grado durante dos años y luego me trasladaron a la Nº 4 de T. Suárez. Desde luego me designaban para los discursos del 25 de Mayo. Y en uno de ellos hice un discurso que no gustó a las autoridades, se hizo un escándalo tremendo, se pensaba en liquidarme como maestro; y después como en ese momento era difícil la cesantía de un maestro titular entonces decidieron darme la peor escuela que hubiera en el distrito, la más... la escuela más pequeña.
Y así es como fui a parar a la Escuela Rural Nº 11. Veinte años. Como maestro único, maestro unitario. Una escuelita que no tenía más que la campana y el pizarrón, y unos pocos bancos.
Producción: Prof. Eduardo Vázquez. Dpto. Extensión del Profesorado “E. J. R. de Voglino”
Edición: Juan Carlos Ramirez
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Don Luís Fortunato Iglesias nació en 1915 en T. Suárez y fue desde maestro de la escuela primaria a profesor en la Universidad de La Plata, desde periodista a Inspector y Doctor Honoris Causa de la Universidad de L. de Zamora. Pero jamás ha dejado de ser el Maestro, un militante de la educación, un generador de climas educativos que buscaron darle a la escuela el rol de transformadora de la sociedad, lo que hoy nuestro tiempo reclama.
Prof. Juan Carlos Ramírez
domingo, 30 de agosto de 2009
José Luis Moreno agradece y rinde cuentas de su gestión al frente del AGN
Deseo agradecer por este medio las numerosas muestras de solidaridad recibidas a través de mis colegas de la red Clio y de la Asociación Amigos del Archivo. Hace más de dos años, exactamente el 1 de junio de 2007, asumí el cargo de Director del Archivo General de la Nación. Fue un honor y traté de ser fiel a la confianza en mi depositada para revertir la situación de desidia y desinterés que llevó al AGN a un callejón sin salida.
Elaboramos un plan de modernización global en el que se incluía el arreglo del
edificio de Leandro N. Alem, aplicación de las normas internacionales de catalogación de todos los fondos documentales, digitalización de acuerdo a los patrones y tecnologías desarrolladas por los países más avanzados en la materia, creación de un laboratorio y taller de restauración documental, diseño de un nuevo organigrama administrativo con concursos para cubrir los cargos, diseño de un modelo organizativo desconcentrado e independiente del Ministerio del Interior con dependencia de la Jefatura de Gabinete. También se elaboró un ante proyecto de una nueva ley de archivos con la idea de crear un sistema nacional en el cual el AGN fuera la institución madre. Están avanzadas tratativas con ONABE Organismo Nacional de Bienes del Estado) para la construcción de un complejo nacional de Archivos con una fuerte presencia del AGN. Este organismo manifestó su voluntad de solicitar al BID un prestámo de 15 millones de dólares y su tramitación dependía de un acta de acuerdo ya preparada para ser firmada por autoridades correspondientes. Este proyecto nació por iniciativa del AGN y recibió un fuerte apoyo del presidente de ONABE, organismo que le dio forma como anteproyecto arquitectónico. A su vez la gestión encaró la reincorporación del AGN a los foros internacionales de archivos como ICA (Internacional Council of Archives), ALA (Asociación Latinoamericana de Archivos), en la cual fui nombrado vicepresidente, distinguiendo de ese modo a nuestro archivo nacional, y la integración del AGN al programa ADAI de cooperación española a través de la Subdirección de Archivos, organismo que subsidia con mucho dinero el desarrollo de los archivos iberoamericanos, incluidos los de nuestro país.
El año pasado, por un decreto presidencial, se otorgó 21 millones de pesos al programa de modernización. Hasta ahora no se lleva gastado un solo peso dado que el Ministerio de Interior no parece encontrar la manera de disponer de esos fondos. La dirección del AGN no aprobó un proyecto de digitalización de Cine, Audio y Video (y Fotografía), elaborado anónimamente y fuera del ámbito del AGN por una suma de 6 millones. El rechazo se debió a que no responde ni técnica ni metodológicamente a los estándares internacionales de digitalización además de no ser prioritario frente a los miles de documentos en soporte papel que corren serio riesgo de destrucción.
Mientras tanto la inoperancia del Ministerio del Interior ha llevado al AGN a una situación desesperante que he dejado documentada: filtraciones de agua de lluvia y de la red cloacal y de agua potable, que amenazan día a día el patrimonio documental, plaga de ratas por incumplimiento del contrato de la empresa fumigadora, ausencia de un sistema de emergencia racional de evacuación en caso de incendio (El AGN no cuenta con escaleras de incendio). Mientras tanto se siguen realizando "estudios" y "diagnósticos" y las filtraciones continúan. Podría continuar describiendo con muchos más datos pero no deseo cansarlos. Nuestra gestión estuvo precedida por valores que son nuestra bandera: la creencia en el sistema democrático, el pluralismo, la honestidad, la eficiencia, y la preservación del patrimonio histórico, único e irremplazable, para nuestras generaciones y las generaciones futuras. Creemos, y así lo hemos demostrado, en el principio de igualdad de acceso a la información.
José Luis Moreno. Ex Director General del Archivo General de la Nación. (12-08-09)
Nota: La Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza, es miembro de la Asociación Amigos del Archivo General de la Nación
Elaboramos un plan de modernización global en el que se incluía el arreglo del
edificio de Leandro N. Alem, aplicación de las normas internacionales de catalogación de todos los fondos documentales, digitalización de acuerdo a los patrones y tecnologías desarrolladas por los países más avanzados en la materia, creación de un laboratorio y taller de restauración documental, diseño de un nuevo organigrama administrativo con concursos para cubrir los cargos, diseño de un modelo organizativo desconcentrado e independiente del Ministerio del Interior con dependencia de la Jefatura de Gabinete. También se elaboró un ante proyecto de una nueva ley de archivos con la idea de crear un sistema nacional en el cual el AGN fuera la institución madre. Están avanzadas tratativas con ONABE Organismo Nacional de Bienes del Estado) para la construcción de un complejo nacional de Archivos con una fuerte presencia del AGN. Este organismo manifestó su voluntad de solicitar al BID un prestámo de 15 millones de dólares y su tramitación dependía de un acta de acuerdo ya preparada para ser firmada por autoridades correspondientes. Este proyecto nació por iniciativa del AGN y recibió un fuerte apoyo del presidente de ONABE, organismo que le dio forma como anteproyecto arquitectónico. A su vez la gestión encaró la reincorporación del AGN a los foros internacionales de archivos como ICA (Internacional Council of Archives), ALA (Asociación Latinoamericana de Archivos), en la cual fui nombrado vicepresidente, distinguiendo de ese modo a nuestro archivo nacional, y la integración del AGN al programa ADAI de cooperación española a través de la Subdirección de Archivos, organismo que subsidia con mucho dinero el desarrollo de los archivos iberoamericanos, incluidos los de nuestro país.
El año pasado, por un decreto presidencial, se otorgó 21 millones de pesos al programa de modernización. Hasta ahora no se lleva gastado un solo peso dado que el Ministerio de Interior no parece encontrar la manera de disponer de esos fondos. La dirección del AGN no aprobó un proyecto de digitalización de Cine, Audio y Video (y Fotografía), elaborado anónimamente y fuera del ámbito del AGN por una suma de 6 millones. El rechazo se debió a que no responde ni técnica ni metodológicamente a los estándares internacionales de digitalización además de no ser prioritario frente a los miles de documentos en soporte papel que corren serio riesgo de destrucción.
Mientras tanto la inoperancia del Ministerio del Interior ha llevado al AGN a una situación desesperante que he dejado documentada: filtraciones de agua de lluvia y de la red cloacal y de agua potable, que amenazan día a día el patrimonio documental, plaga de ratas por incumplimiento del contrato de la empresa fumigadora, ausencia de un sistema de emergencia racional de evacuación en caso de incendio (El AGN no cuenta con escaleras de incendio). Mientras tanto se siguen realizando "estudios" y "diagnósticos" y las filtraciones continúan. Podría continuar describiendo con muchos más datos pero no deseo cansarlos. Nuestra gestión estuvo precedida por valores que son nuestra bandera: la creencia en el sistema democrático, el pluralismo, la honestidad, la eficiencia, y la preservación del patrimonio histórico, único e irremplazable, para nuestras generaciones y las generaciones futuras. Creemos, y así lo hemos demostrado, en el principio de igualdad de acceso a la información.
José Luis Moreno. Ex Director General del Archivo General de la Nación. (12-08-09)
Nota: La Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza, es miembro de la Asociación Amigos del Archivo General de la Nación
sábado, 29 de agosto de 2009
Dice el diario Clarín
Gente en foco. Hoy: Juan Carlos Ramirez.
Tiene 58 años y es profesor de historia y miembro de la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza.
Desde su blogspot (una especie de bitácora digital) cuenta la historia de su querida localidad.
Los fines de semana le gusta agarrar la cámara de fotos y salir a recorrer cada rincón del Partido.
Se encuentra terminando un libro sobre la historia de la región hasta 1885, año en el que pasó el primer tren.
Un profe que enseña más que una lección.
Se dice que para saber quiénes somos, primero debemos conocer de dónde venimos. Es una máxima sociocultural que ayuda a entender y contextualizar mucho de nuestra vida presente. El conocimiento de la historia es un valor esencial para conocer los valores más primitivos y, sobre todo, entender nuestras cotidianas decisiones. Así lo vive Juan Carlos Ramirez, un historiador del Partido de Ezeiza, que dedicó la mayor parte de su vida a estudiar a su querida localidad. "No sólo somos lo que vivimos, también somos lo que nos contaron los que nos precedieron", arranca.
"Estoy relacionado con Ezeiza desde 1952 -nació en 1951-. Vivo en el mismo lugar que compraron mis padres, desde 1956. Pese a ello, hay vecinos (mis fuentes) que me recuerdan que soy 'nuevo', que no conocí el Ezeiza anterior al aeropuerto (se construyó en 1945), la que vivía de los tambos", asegura, y agrega: "Creo que conozco por dentro cada casa vieja del Partido", rememora.
El amor de Juan Carlos por su barrio arrancó hace muchos años cuando se desempeñaba como electricista en la Comisión Nacional de Energía Atómica de Ezeiza. Allí trabajó por 17 años lo que, asegura, le ayudó a encontrarse. "Estar en el bosque me permitió volver a encontrarme con mi espacio, mi lugar. Ezeiza dejó de ser sólo un lugar para ir a dormir. Comencé a vivirlo, como cuando era pibe", sentencia.
Su pasión por la historia hizo que se convirtiera en profesor. "Me gusta escuchar, contemplar, leer, caminar, enseñar, y por supuesto, narrar", describe. Al poco tiempo, Juan Carlos llegó a las Junta de Estudios Históricos, donde "tengo la responsabilidad del blogspot (una especie de bitácora digital), cosa que hago con inmenso placer", cuenta. Y continúa: "Nos siguen desde muchas partes del mundo. Hay gente que salió de acá, que nos lee, y que ahora vive en una comunidad siux. Nos siguen desde muchas partes del mundo".
"Toda mi vida disfruté escuchando historias, leía historias. Ahora me toca contarlas a mí", cierra este catedrático que pregona: "Hay que disfrutar la vida a pleno, me lo enseñan en la práctica mis padres, que cercanos a los 90 años, comen y toman, y se ríen. Y me lo enseñan mis hijas, que donde yo veo injusticias y problemas, ellas me dicen 'es lo que hay', y siguen esforzándose".
Por: Rafael Roa. Publicado en diario Clarín; 6 de agosto de 2009.
Tiene 58 años y es profesor de historia y miembro de la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza.
Desde su blogspot (una especie de bitácora digital) cuenta la historia de su querida localidad.
Los fines de semana le gusta agarrar la cámara de fotos y salir a recorrer cada rincón del Partido.
Se encuentra terminando un libro sobre la historia de la región hasta 1885, año en el que pasó el primer tren.
Un profe que enseña más que una lección.
Se dice que para saber quiénes somos, primero debemos conocer de dónde venimos. Es una máxima sociocultural que ayuda a entender y contextualizar mucho de nuestra vida presente. El conocimiento de la historia es un valor esencial para conocer los valores más primitivos y, sobre todo, entender nuestras cotidianas decisiones. Así lo vive Juan Carlos Ramirez, un historiador del Partido de Ezeiza, que dedicó la mayor parte de su vida a estudiar a su querida localidad. "No sólo somos lo que vivimos, también somos lo que nos contaron los que nos precedieron", arranca.
"Estoy relacionado con Ezeiza desde 1952 -nació en 1951-. Vivo en el mismo lugar que compraron mis padres, desde 1956. Pese a ello, hay vecinos (mis fuentes) que me recuerdan que soy 'nuevo', que no conocí el Ezeiza anterior al aeropuerto (se construyó en 1945), la que vivía de los tambos", asegura, y agrega: "Creo que conozco por dentro cada casa vieja del Partido", rememora.
El amor de Juan Carlos por su barrio arrancó hace muchos años cuando se desempeñaba como electricista en la Comisión Nacional de Energía Atómica de Ezeiza. Allí trabajó por 17 años lo que, asegura, le ayudó a encontrarse. "Estar en el bosque me permitió volver a encontrarme con mi espacio, mi lugar. Ezeiza dejó de ser sólo un lugar para ir a dormir. Comencé a vivirlo, como cuando era pibe", sentencia.
Su pasión por la historia hizo que se convirtiera en profesor. "Me gusta escuchar, contemplar, leer, caminar, enseñar, y por supuesto, narrar", describe. Al poco tiempo, Juan Carlos llegó a las Junta de Estudios Históricos, donde "tengo la responsabilidad del blogspot (una especie de bitácora digital), cosa que hago con inmenso placer", cuenta. Y continúa: "Nos siguen desde muchas partes del mundo. Hay gente que salió de acá, que nos lee, y que ahora vive en una comunidad siux. Nos siguen desde muchas partes del mundo".
"Toda mi vida disfruté escuchando historias, leía historias. Ahora me toca contarlas a mí", cierra este catedrático que pregona: "Hay que disfrutar la vida a pleno, me lo enseñan en la práctica mis padres, que cercanos a los 90 años, comen y toman, y se ríen. Y me lo enseñan mis hijas, que donde yo veo injusticias y problemas, ellas me dicen 'es lo que hay', y siguen esforzándose".
Por: Rafael Roa. Publicado en diario Clarín; 6 de agosto de 2009.
jueves, 27 de agosto de 2009
Comentarios
Desciendo de PEDRO PABLO UDAQUILA, gracias por nombrarlo en tu Blog. Saludos
Familia FEOLA-MACIEL
bitacoradeunagenealogistaaficionada.blogspot.com
Estamos orgullosos por su dedicación y su nobleza, como pugilista y como persona. Te extraño papá.
NORMA CARAUNE
Como he podido ver tienen un rico pasado, y son la puerta Argentina al cielo. Tuve oportunidad de conocer Ezeiza en un viaje de turismo escolar, allá lejos en 1958, cuando los aviones se podían ver desde la terraza del Aeropuerto. Un abrazo y felicitaciones por lo rico de sus relatos.
Roberto G. Abrodos y colaboradores.
www.laplatamagica.com.ar
Familia FEOLA-MACIEL
bitacoradeunagenealogistaaficionada.blogspot.com
Estamos orgullosos por su dedicación y su nobleza, como pugilista y como persona. Te extraño papá.
NORMA CARAUNE
Como he podido ver tienen un rico pasado, y son la puerta Argentina al cielo. Tuve oportunidad de conocer Ezeiza en un viaje de turismo escolar, allá lejos en 1958, cuando los aviones se podían ver desde la terraza del Aeropuerto. Un abrazo y felicitaciones por lo rico de sus relatos.
Roberto G. Abrodos y colaboradores.
www.laplatamagica.com.ar
sábado, 22 de agosto de 2009
Huracán en Ezeiza
El globo “Huracán” realizó su primer desplazamiento en altura en Rosario, tripulado por Jorge Newbery (30/08/1909). Le corresponde el mérito de ser el primero en descender en nuestra región ya que en su tercera ascensión, el globo asignado al jefe socialista Alfredo Lorenzo Palacios, bajó en Monte Grande (12/09/1909). La segunda mujer argentina que subió a un globo fue Elisa Videla Dorna y lo hizo en el “Huracán” (14/11/1909). Poco más de un mes después y con Newbery como piloto, el “Huracán” bate record nacionales (27/12/1909) y alcanza a ser la 6to.marca mundial en distancia y la 4ta. en tiempo de suspensión en un vuelo que unió Buenos Aires con Brasil, sorteando avatares como el que le tiraran con una escopeta o que la gente se asustara y corriera a refugiarse, en su paso por tierras orientales.
Nuestros paisanos preferían volar bajo, si bien los intentos de vuelo más o menos exitosos, son de antigua data. De acuerdo a crónicas, en una invernal mañana en la campiña de Londres, se elevó a metro y medio del suelo un aeroplano impulsado por una caldera. Este primer avión a vapor estrenó su salto de 150 metros, el 6 de febrero de 1843. Retomando a nuestro afamado aeróstato, tenemos que el “Huracán” volvió a visitarnos una tarde veraniega. Piloteado por el teniente 1ro. Raúl Enrique Goubat (brevet Nº 14), unió el Parque Aerostático de Belgrano con el campo del señor Ávila (Monte Grande) en donde aterrizó, a las 17 hs. 30´ del 7 de febrero de 1913.
Como dejándose guiar por el sargento 1ro. Francisco Sánchez (brevet N º 16 del 20/03/1913) pero enfilando para donde quería, en el vuelo del 18/05/1913 el “Huracán” conoce las tierras de Tristán Suárez donde desciende a las 17 hs. 10´. Pocos días después, el 30 de mayo, el suboficial tripula el globo “Eduardo Newbery” y no puede evitar caer sobre una claraboya de un galpón en Arenales y Talcahuano, en la ciudad de Buenos Aires. La alegría de estar vivo no le impide escuchar los gritos del dueño: “--¡Eh, manga di torrantes! ¡Qué cazzo m’importa a mí lo suo globo di merda! ¡Ostede me págano la claraboya o me voy a quejare al governo, mascalzone!”
Siguiendo con nuestro globo inconformista, en nuevo vuelo desde el Parque Aerostático de Belgrano, vuelve a ascender el 28/06/1913 piloteado por el Teniente Carlos Jiménez Kramer (brevet Nº 22 del 12/11/1913). Tras volar 1 h. 20´ el “Huracán” desciende en Ezeiza y le reconoce de hecho, su destino de aeroestación.
Quizás Kramer decidió festejar su vuelo en el bar de Gaddini, frente a la estación; quizás en lo de Goñi, donde los chicos mirarían asombrados. O tal vez, estuvo en la Cueva de Harguindeguy, no lo sabemos. Capaz que don Juan Bueno, que aún no era don porque apenas 4 días antes había cumplido 16 años, lo habrá mirado extrañado; no se lo perdería don Serrano y en el almacén de Antonio Arruiz habrá sido motivo de conversación. ¡Y no dudamos que Juanita Corbeta estaba perfectamente enterada!
Vaya a saber por qué, pero tal llamativo evento no quedó registrado en la memoria de nuestros vecinos. Las fuentes consultadas no lo aclaran pero podemos inferir que el regreso a la ciudad del Teniente Kramer, fue en un tren del inglés Ferrocarril del Sud. Habrá saludado al jefe don Ramón Salas y a doña Rosa, su esposa. Luego habrá abordado en la estación de Ezeiza; después de pagar su boleto, por supuesto.
Juan Carlos Ramirez
Nuestros paisanos preferían volar bajo, si bien los intentos de vuelo más o menos exitosos, son de antigua data. De acuerdo a crónicas, en una invernal mañana en la campiña de Londres, se elevó a metro y medio del suelo un aeroplano impulsado por una caldera. Este primer avión a vapor estrenó su salto de 150 metros, el 6 de febrero de 1843. Retomando a nuestro afamado aeróstato, tenemos que el “Huracán” volvió a visitarnos una tarde veraniega. Piloteado por el teniente 1ro. Raúl Enrique Goubat (brevet Nº 14), unió el Parque Aerostático de Belgrano con el campo del señor Ávila (Monte Grande) en donde aterrizó, a las 17 hs. 30´ del 7 de febrero de 1913.
Como dejándose guiar por el sargento 1ro. Francisco Sánchez (brevet N º 16 del 20/03/1913) pero enfilando para donde quería, en el vuelo del 18/05/1913 el “Huracán” conoce las tierras de Tristán Suárez donde desciende a las 17 hs. 10´. Pocos días después, el 30 de mayo, el suboficial tripula el globo “Eduardo Newbery” y no puede evitar caer sobre una claraboya de un galpón en Arenales y Talcahuano, en la ciudad de Buenos Aires. La alegría de estar vivo no le impide escuchar los gritos del dueño: “--¡Eh, manga di torrantes! ¡Qué cazzo m’importa a mí lo suo globo di merda! ¡Ostede me págano la claraboya o me voy a quejare al governo, mascalzone!”
Siguiendo con nuestro globo inconformista, en nuevo vuelo desde el Parque Aerostático de Belgrano, vuelve a ascender el 28/06/1913 piloteado por el Teniente Carlos Jiménez Kramer (brevet Nº 22 del 12/11/1913). Tras volar 1 h. 20´ el “Huracán” desciende en Ezeiza y le reconoce de hecho, su destino de aeroestación.
Quizás Kramer decidió festejar su vuelo en el bar de Gaddini, frente a la estación; quizás en lo de Goñi, donde los chicos mirarían asombrados. O tal vez, estuvo en la Cueva de Harguindeguy, no lo sabemos. Capaz que don Juan Bueno, que aún no era don porque apenas 4 días antes había cumplido 16 años, lo habrá mirado extrañado; no se lo perdería don Serrano y en el almacén de Antonio Arruiz habrá sido motivo de conversación. ¡Y no dudamos que Juanita Corbeta estaba perfectamente enterada!
Vaya a saber por qué, pero tal llamativo evento no quedó registrado en la memoria de nuestros vecinos. Las fuentes consultadas no lo aclaran pero podemos inferir que el regreso a la ciudad del Teniente Kramer, fue en un tren del inglés Ferrocarril del Sud. Habrá saludado al jefe don Ramón Salas y a doña Rosa, su esposa. Luego habrá abordado en la estación de Ezeiza; después de pagar su boleto, por supuesto.
Juan Carlos Ramirez
sábado, 15 de agosto de 2009
Atilio Caraune. Estilista y noqueador.
Probablemente, al recordar a los mejores púgiles argentinos de la categoría semipesado, los primeros grandes nombres que surjan sean los del mítico JoséCarattoli, el mejor de todos, o Víctor Galíndez, Jorge Ahumada y Miguel Ángel Cuello, pero hay que agregarle a esa rápida lista el de Atilio Caraune. Altamente estilizado, sólo los espectadores más próximos a Atilio Caraune podían deleitarse con su estratégico y talentoso boxeo. Para apreciar plenamente sus dotes, había que mirarlo de cerca; zurdo, era un púgil a quien desde lejos —como la popular— no se le percibían las sutiles muestras de su casi perfecta habilidad. Pero ser un virtuoso no le impidió ser también un maestro consumado del K.O.: entre 1950 y 1954, obtuvo 23 victorias consecutivas por fuera de combate, siendo la mayor cantidad en la historia del boxeo argentino. Con un solo impacto, el gancho de izquierda al hígado, impecablemente manejado, consiguió gran parte de ellos. Sin dudas, fue uno de los más completos pugilistas que dio nuestro país.
Caraune nació el 4 de diciembre de 1920 en Clucellas, Santa Fe, aunque muchos lo creían de origen cordobés. En su campaña amateur, sus logros fueron excepcionales: ganó dos títulos sudamericanos; en Buenos Aires, 1940, y en Santiago, Chile, 1941, ambas entre los medianos. Debutó como rentado el 30 de junio de 1943 venciendo a Raúl Carnese por K.O. en el primer round. Desde este comienzo, se mantuvo imbatido en 23 peleas, todas ganadas, hasta que se enfrentó con el legendario Raúl Rodríguez, “Telaraña”, y perdió por puntos, tal vez un combate demasiado apresurado. Como profesional, la carrera completa de Caraune, que se extendió desde 1943 hasta 1956, se compone de 57 triunfos, 40 de ellos antes del límite, 2 empates y sólo 7 derrotas, totalizando 66 combates, con un muy alto porcentaje de K.O.: a más del 60% de sus peleas las ganó de esa forma.
Actor destacadísimo de las categorías de pesos grandes, Atilio Caraune fue un sobresaliente animador de los medianos y medio pesados, coronando su brillante carrera al conquistar el campeonato argentino de los semi completos venciendo por K.O. en 9 rounds nada menos que al invicto y subcampeón olímpico Antonio Pacenza, el 30 de diciembre de 1953, en el Luna Park de Buenos Aires, cubriendo así la vacante dejada por Amado Azar, otro subcampeón olímpico y extraordinario rentado. Caraune se enfrentó con los mejores valores latinoamericanos de su tiempo, venciendo a gran parte de ellos; además de los ya mencionados, peleó contra Pilar Bastidas, Kid Azteca, Alberto Tessi, Marcelo Ferri, Antonio Frontado, Ricardo Calicchio, Manuel Fernández, Pedro Cobas, Pascual Velázquez, Dogomar Martínez, Luis Inácio y Paulo Sacomán.
Una vez retirado, Caraune vivió, hasta su fallecimiento en 1997, en la localidad que tanto quiso y tan bien lo acogió: Tristán Suárez, que lo recuerda como hombre de bien, buen lector, honesto y maestro en su actividad.
Por: Martín Sosa Cameron
Caraune nació el 4 de diciembre de 1920 en Clucellas, Santa Fe, aunque muchos lo creían de origen cordobés. En su campaña amateur, sus logros fueron excepcionales: ganó dos títulos sudamericanos; en Buenos Aires, 1940, y en Santiago, Chile, 1941, ambas entre los medianos. Debutó como rentado el 30 de junio de 1943 venciendo a Raúl Carnese por K.O. en el primer round. Desde este comienzo, se mantuvo imbatido en 23 peleas, todas ganadas, hasta que se enfrentó con el legendario Raúl Rodríguez, “Telaraña”, y perdió por puntos, tal vez un combate demasiado apresurado. Como profesional, la carrera completa de Caraune, que se extendió desde 1943 hasta 1956, se compone de 57 triunfos, 40 de ellos antes del límite, 2 empates y sólo 7 derrotas, totalizando 66 combates, con un muy alto porcentaje de K.O.: a más del 60% de sus peleas las ganó de esa forma.
Actor destacadísimo de las categorías de pesos grandes, Atilio Caraune fue un sobresaliente animador de los medianos y medio pesados, coronando su brillante carrera al conquistar el campeonato argentino de los semi completos venciendo por K.O. en 9 rounds nada menos que al invicto y subcampeón olímpico Antonio Pacenza, el 30 de diciembre de 1953, en el Luna Park de Buenos Aires, cubriendo así la vacante dejada por Amado Azar, otro subcampeón olímpico y extraordinario rentado. Caraune se enfrentó con los mejores valores latinoamericanos de su tiempo, venciendo a gran parte de ellos; además de los ya mencionados, peleó contra Pilar Bastidas, Kid Azteca, Alberto Tessi, Marcelo Ferri, Antonio Frontado, Ricardo Calicchio, Manuel Fernández, Pedro Cobas, Pascual Velázquez, Dogomar Martínez, Luis Inácio y Paulo Sacomán.
Una vez retirado, Caraune vivió, hasta su fallecimiento en 1997, en la localidad que tanto quiso y tan bien lo acogió: Tristán Suárez, que lo recuerda como hombre de bien, buen lector, honesto y maestro en su actividad.
Por: Martín Sosa Cameron
miércoles, 12 de agosto de 2009
Memorias contra memorias
La investigación histórica sobre momentos importantes de nuestro pasado tiene un importante componente artesanal por fuerza de las condiciones en las que debe desarrollarse.
Se busca echar luz sobre tantas sombras y opacidades a base de archivos personales, testimonios recortados, memorias parciales; y esto es así, en primer lugar, por el desguace que han sufrido nuestros archivos nacionales, como reflejo de los agujeros infligidos a nuestra memoria histórica.
No sólo por parte de quienes ocuparon de hecho o de derecho responsabilidades de Estado y desatendieron, olvidaron o, peor aún, destruyeron o se llevaron a sus casas documentos públicos con valor histórico.
También por la escasa cultura del testimonio y la autobiografía honesta por parte de personajes y personalidades públicas.
Son taras que todavía está sufriendo nuestro país y demuestran que nunca se agota el viaje al pasado para encontrar piezas que nos ayuden a reconstruir caminos y horizontes. Por eso seguramente el éxito que tienen libros que buscan reconstruir esos fragmentos, hechos, procesos, biografías personales o colectivas.
Por: Fabián Bosoer
Se busca echar luz sobre tantas sombras y opacidades a base de archivos personales, testimonios recortados, memorias parciales; y esto es así, en primer lugar, por el desguace que han sufrido nuestros archivos nacionales, como reflejo de los agujeros infligidos a nuestra memoria histórica.
No sólo por parte de quienes ocuparon de hecho o de derecho responsabilidades de Estado y desatendieron, olvidaron o, peor aún, destruyeron o se llevaron a sus casas documentos públicos con valor histórico.
También por la escasa cultura del testimonio y la autobiografía honesta por parte de personajes y personalidades públicas.
Son taras que todavía está sufriendo nuestro país y demuestran que nunca se agota el viaje al pasado para encontrar piezas que nos ayuden a reconstruir caminos y horizontes. Por eso seguramente el éxito que tienen libros que buscan reconstruir esos fragmentos, hechos, procesos, biografías personales o colectivas.
Por: Fabián Bosoer
Comienza el ataque al Archivo General de la Nación
La siguiente nota debe contar todo nuestro apoyo.
Se ruega a los que quieran estar incluídos, lo hagan con prontitud.
Se requiere el nombre y DNI.
Pueden enviar sus datos a este correo:
archivosargentinos@gmail.com
Buenos Aires, 10 de agosto de 2009
Situación del Archivo General de la Nación (AGN)
En el día de la fecha el Secretario de Interior le ha solicitado la renuncia a su cargo de Director General del Archivo General de la Nación al Lic. José Luis Moreno.
La situación del Archivo General de la Nación es preocupante. El creciente deterioro de las condiciones edilicias, reiteradamente señaladas por el Lic. Moreno, pone en riesgo la guarda y conservación de los documentos que le han sido confiados y que son vitales para la comprensión y estudio de nuestra historia.
La continua demora en implementar los proyectos de digitalización y modernización que han sido autorizados por decreto presidencial, que destina fondos para esa empresa, presagian peores momentos.
La Dirección General a cargo del Lic. Moreno constituía una garantía de probidad y eficiencia. Durante su gestión se avanzó en proyectos que abarcaron desde la participación en el proyecto de modernización hasta el reestablecimiento de la relación del AGN con las organizaciones archivísticas internacionales, pasando por la capacitación del personal y el intento de reorganizar técnica y funcionalmente al AGN. El pedido de renuncia es una demostración palpable de la desidia con la que las autoridades del Ministerio del Interior encaran su gestión del Archivo General.
Los abajo firmantes, ciudadanos preocupados por nuestro acervo documental, historiadores, investigadores y estudiosos de nuestro pasado manifestamos nuestra preocupación y solicitamos que el Gobierno Nacional tome las medidas adecuadas para garantizar la guarda y conservación de nuestros documentos, como así también que la Dirección General del AGN sea encomendada a quien pueda exhibir los títulos suficientes para ejercerla, tal como los posee el Lic. Moreno.
Se ruega a los que quieran estar incluídos, lo hagan con prontitud.
Se requiere el nombre y DNI.
Pueden enviar sus datos a este correo:
archivosargentinos@gmail.com
Buenos Aires, 10 de agosto de 2009
Situación del Archivo General de la Nación (AGN)
En el día de la fecha el Secretario de Interior le ha solicitado la renuncia a su cargo de Director General del Archivo General de la Nación al Lic. José Luis Moreno.
La situación del Archivo General de la Nación es preocupante. El creciente deterioro de las condiciones edilicias, reiteradamente señaladas por el Lic. Moreno, pone en riesgo la guarda y conservación de los documentos que le han sido confiados y que son vitales para la comprensión y estudio de nuestra historia.
La continua demora en implementar los proyectos de digitalización y modernización que han sido autorizados por decreto presidencial, que destina fondos para esa empresa, presagian peores momentos.
La Dirección General a cargo del Lic. Moreno constituía una garantía de probidad y eficiencia. Durante su gestión se avanzó en proyectos que abarcaron desde la participación en el proyecto de modernización hasta el reestablecimiento de la relación del AGN con las organizaciones archivísticas internacionales, pasando por la capacitación del personal y el intento de reorganizar técnica y funcionalmente al AGN. El pedido de renuncia es una demostración palpable de la desidia con la que las autoridades del Ministerio del Interior encaran su gestión del Archivo General.
Los abajo firmantes, ciudadanos preocupados por nuestro acervo documental, historiadores, investigadores y estudiosos de nuestro pasado manifestamos nuestra preocupación y solicitamos que el Gobierno Nacional tome las medidas adecuadas para garantizar la guarda y conservación de nuestros documentos, como así también que la Dirección General del AGN sea encomendada a quien pueda exhibir los títulos suficientes para ejercerla, tal como los posee el Lic. Moreno.
domingo, 9 de agosto de 2009
Gigantes en Tristán Suárez
Entre las desaparecidas instituciones de Tristán Suárez, probablemente la Caja de Ahorro y Crédito Tristán Suárez Cooperativa Ltda., sea la más querida. La Caja reunía en sí el realismo solidario del cooperativismo, funcionó como entidad bancaria, posibilitó financiamiento con la sensibilidad propia de las instituciones surgidas desde la comunidad.
Un considerable número de vecinos se reunió en la asamblea general fundadora aquel 17 de noviembre de 1963. Apenas comenzado el siguiente año, se resolvió la adquisición del local propio comprando el edificio de D. F. Sarmiento Nº 92, que fuera inaugurado el 27 de septiembre, para orgullo de los suarences. Las actividades específicas comenzaron el primero de octubre de ese mismo año de 1964, y la confianza de los vecinos aportó un importante caudal financiero que posibilitó brindar créditos antes de que finalizara ese mismo año.
El Concejo de Administración estaba integrado por Oscar De Maio (Presidente), Guillermo Rafael Gaddini, Julián Jaureguiber, Dr. Eduardo Quintana, José Julio Berasain, Dr. Hugo Partarrie, Roberto Oscar Fernández, Néstor B. Erratchú, Lázaro Oyarbide, Ido Tomazzoni, Neme Bleis, Felipe Seidem, Gerardo Rey, Felipe M. Asseff, Juan Iruretagoyena, Miguel Turner, Matías Núñez, Dr. Carlos M. González Fischer, y don Hilario Tedesco. Numerosos vecinos desempeñaron distintas funciones representando al Comercio, Industria, Tamberos, Agricultores, Horticultores, Profesionales, Obreros, Propaganda, Relaciones Públicas y Acción Social. En honor a quienes trabajaron para comenzar a materializar aquel sueño, recordamos al señor Pedro A. Porqueras, César Aldrighettone, Guillermo Antonio Escarmendi, Ricardo A. Brouckaer, Nicolás Arakaki, Dr. Néstor Costa Quiroz, Antonio Molla, Anastacio Rodríguez y José Belleza. No contó con un número elevado de personal: Alcides Domingo Avigliani, Gilberto E. García, Hugo Martínez y como Gerente General de la Cooperativa, el señor Luís Ángel Gigante Rivas.
Cuando la dictadura instaurada el 24/03/1976 preparo el vaciamiento económico de nuestro país, los cambios legislativos que implementaron obligaron a la Caja en julio de 1979, a sumarse al Banco Cooperativo de Caseros Ltda. Sin embargo no se abandono el propósito inicial; surgido de la voluntad de la comunidad, estuvo siempre al servicio de ella. Durante la gerenciación del Sr. Gigante Rivas la palabra de un asociado era determinante y el deseo expresado de querer trabajar era considerado de hecho una garantía de pago. Bastaba que un asociado presentara a un joven emprendedor para que inmediatamente se lo recibiera, se le brindara asesoramiento y recursos.
Nuestro Borges, Jorge Luís, sostuvo que: “El nombre es arquetipo de la cosa/ En las letras de rosa está la rosa”; estos versos iniciales de “El Golem” nos sitúa en el eje de la valorización. La Cooperativa representó el espíritu de una época: jóvenes educados en la cultura del Trabajo, Mayores que servían de guía, la Palabra como determinante y Dirigentes que desde Instituciones surgidas del pueblo, representaban como gigantes a la comunidad.
Un considerable número de vecinos se reunió en la asamblea general fundadora aquel 17 de noviembre de 1963. Apenas comenzado el siguiente año, se resolvió la adquisición del local propio comprando el edificio de D. F. Sarmiento Nº 92, que fuera inaugurado el 27 de septiembre, para orgullo de los suarences. Las actividades específicas comenzaron el primero de octubre de ese mismo año de 1964, y la confianza de los vecinos aportó un importante caudal financiero que posibilitó brindar créditos antes de que finalizara ese mismo año.
El Concejo de Administración estaba integrado por Oscar De Maio (Presidente), Guillermo Rafael Gaddini, Julián Jaureguiber, Dr. Eduardo Quintana, José Julio Berasain, Dr. Hugo Partarrie, Roberto Oscar Fernández, Néstor B. Erratchú, Lázaro Oyarbide, Ido Tomazzoni, Neme Bleis, Felipe Seidem, Gerardo Rey, Felipe M. Asseff, Juan Iruretagoyena, Miguel Turner, Matías Núñez, Dr. Carlos M. González Fischer, y don Hilario Tedesco. Numerosos vecinos desempeñaron distintas funciones representando al Comercio, Industria, Tamberos, Agricultores, Horticultores, Profesionales, Obreros, Propaganda, Relaciones Públicas y Acción Social. En honor a quienes trabajaron para comenzar a materializar aquel sueño, recordamos al señor Pedro A. Porqueras, César Aldrighettone, Guillermo Antonio Escarmendi, Ricardo A. Brouckaer, Nicolás Arakaki, Dr. Néstor Costa Quiroz, Antonio Molla, Anastacio Rodríguez y José Belleza. No contó con un número elevado de personal: Alcides Domingo Avigliani, Gilberto E. García, Hugo Martínez y como Gerente General de la Cooperativa, el señor Luís Ángel Gigante Rivas.
Cuando la dictadura instaurada el 24/03/1976 preparo el vaciamiento económico de nuestro país, los cambios legislativos que implementaron obligaron a la Caja en julio de 1979, a sumarse al Banco Cooperativo de Caseros Ltda. Sin embargo no se abandono el propósito inicial; surgido de la voluntad de la comunidad, estuvo siempre al servicio de ella. Durante la gerenciación del Sr. Gigante Rivas la palabra de un asociado era determinante y el deseo expresado de querer trabajar era considerado de hecho una garantía de pago. Bastaba que un asociado presentara a un joven emprendedor para que inmediatamente se lo recibiera, se le brindara asesoramiento y recursos.
Nuestro Borges, Jorge Luís, sostuvo que: “El nombre es arquetipo de la cosa/ En las letras de rosa está la rosa”; estos versos iniciales de “El Golem” nos sitúa en el eje de la valorización. La Cooperativa representó el espíritu de una época: jóvenes educados en la cultura del Trabajo, Mayores que servían de guía, la Palabra como determinante y Dirigentes que desde Instituciones surgidas del pueblo, representaban como gigantes a la comunidad.
domingo, 26 de julio de 2009
“Malvinas, hoy fueron ocupadas”
El 6 de septiembre de 1964 desde el aeródromo “Siro Comi” de Monte Grande, partía Miguel Lawier FitzGerald en un vuelo que entró a la Historia por convertirse en el primer argentino que aterrizó en nuestras Islas Malvinas. De la nota que le hicieramos oportunamente, extraemos lo siguiente:
En la década del '60, el tema Malvinas se conversaba en los hangares. Era una fantasía recurrente la de ir y plantar la bandera, …yo decidí realizarlo. Don Siro Comi, propietario del aeródromo de Monte Grande, me prestó un Cessna y cuando tuve el proyecto listo fui a verlo al director del diario La Razón para que me diera la cobertura necesaria para evitar represalias, pero no le interesó. Si me dio todo su apoyo e incluso insistió en cubrir los gastos con la condición de que acompañara un fotógrafo, fue un joven periodista en esos tiempos; Héctor Ricardo García, del recién salido diario Crónica.
Partí con la complicidad de un comandante de Austral y de la autoridad de aeronáutica de Río Gallegos, y tras 3 hs. 15” avisté las islas. Aterrice en una pista de cuadreras y sin apagar el motor baje a fijar el asta con la bandera argentina en un alambrado. Cuando regresaba al avión me encontré con 4 o 5 gringos que me preguntaban si necesita combustible para regresar, daban por sentado que yo me había extraviado. Aproveche para darle la carpeta con la proclama para el gobernador y enseguida emprendí el regreso; habré estado unos 10 ó 15 minutos. Como había avisado por radio, me esperaban muchos periodistas que casualmente estaban cubriendo un conflicto entre el gobernador y la legislatura, entre ellos estaba el fotógrafo de Crónica. Al llegar, me labraron un acta por volar sin Plan de vuelo, pero el presidente H. Illia ordenó que se dejara sin efecto. Con título catástrofe, Crónica titulo: “Malvinas, hoy fueron ocupadas”, agotándose la tirada y dejando sin ventas a La Razón.
Don Miguel fue aviador profesional hasta los 68 años y en su record figura el vuelo sin escala desde N. York a Bs. As. y desde Alaska a Tokio, habiendo regresado en otro vuelo a las Malvinas en un avión de Crónica teniendo a su director como pasajero. Este hijo de irlandeses, que hoy cuenta casi 83 años, fue el primer argentino en aterrizar en las Islas Malvinas y clavar allí nuestra enseña patria un 8/09/1964, el día en que cumplía 38 años. No pudo sacar fotos de aquella hazaña que trató de ser capitalizada oportunamente por radicales y nacionalistas del grupo Tacuara.
Nos dejó una frase: “La Patria debe merecerse".
En la década del '60, el tema Malvinas se conversaba en los hangares. Era una fantasía recurrente la de ir y plantar la bandera, …yo decidí realizarlo. Don Siro Comi, propietario del aeródromo de Monte Grande, me prestó un Cessna y cuando tuve el proyecto listo fui a verlo al director del diario La Razón para que me diera la cobertura necesaria para evitar represalias, pero no le interesó. Si me dio todo su apoyo e incluso insistió en cubrir los gastos con la condición de que acompañara un fotógrafo, fue un joven periodista en esos tiempos; Héctor Ricardo García, del recién salido diario Crónica.
Partí con la complicidad de un comandante de Austral y de la autoridad de aeronáutica de Río Gallegos, y tras 3 hs. 15” avisté las islas. Aterrice en una pista de cuadreras y sin apagar el motor baje a fijar el asta con la bandera argentina en un alambrado. Cuando regresaba al avión me encontré con 4 o 5 gringos que me preguntaban si necesita combustible para regresar, daban por sentado que yo me había extraviado. Aproveche para darle la carpeta con la proclama para el gobernador y enseguida emprendí el regreso; habré estado unos 10 ó 15 minutos. Como había avisado por radio, me esperaban muchos periodistas que casualmente estaban cubriendo un conflicto entre el gobernador y la legislatura, entre ellos estaba el fotógrafo de Crónica. Al llegar, me labraron un acta por volar sin Plan de vuelo, pero el presidente H. Illia ordenó que se dejara sin efecto. Con título catástrofe, Crónica titulo: “Malvinas, hoy fueron ocupadas”, agotándose la tirada y dejando sin ventas a La Razón.
Don Miguel fue aviador profesional hasta los 68 años y en su record figura el vuelo sin escala desde N. York a Bs. As. y desde Alaska a Tokio, habiendo regresado en otro vuelo a las Malvinas en un avión de Crónica teniendo a su director como pasajero. Este hijo de irlandeses, que hoy cuenta casi 83 años, fue el primer argentino en aterrizar en las Islas Malvinas y clavar allí nuestra enseña patria un 8/09/1964, el día en que cumplía 38 años. No pudo sacar fotos de aquella hazaña que trató de ser capitalizada oportunamente por radicales y nacionalistas del grupo Tacuara.
Nos dejó una frase: “La Patria debe merecerse".
miércoles, 15 de julio de 2009
Vecinos ingleses
Thompson es el nombre de una calle de Tristán Suárez y de otra en Carlos Spegazzini, recuerda a un vecino de origen inglés, hombre instruído que colaboró en la realización del Censo Nacional de Población de 1869. Su nombre era Juan y se casó con Catalina Hanley que también sabía leer y escribir. Sus campos lindaban con los de un vecino cuyo apellido aún sigue presente en el padrón del distrito Ezeiza, se trata de Rosario Carrizo. En las actas municipales del partido de San Vicente repetidamente se menciona su accionar vecinal, ya participando como Juez de Paz, como empadronador antes de las elecciones, como impulsor de la construcción del puente sobre el arroyo Alegre o del abovedado del camino que conduce a la estación de trenes de Tristán Suárez. Para darnos alguna idea de su estilo de vida tal vez nos sirva de ejemplo lo que queda del casco de la casa de un miembro de su familia: Los Retamos, estancia de Juan Rowe, que perteneciera a Susana Thompson y Brocksopp aún se yergue en el medio de un montecito al costado de las vías pegado a la fábrica Estrada.
A Eduardo Spraggon los papás se le murieron durante una de las epidemias de cólera y los hermanos mayores lo enviaron a completar sus estudios a Gran Bretaña. Volvió al país y fue socio de Guillermo Parish Robertson, hijo, en un aserradero asentado en Santiago del Estero que proveía de durmientes a los ferrocarriles en construcción. Posteriormente se orientó con su hermano Enrique hacia las actividades rurales y se radicó en la zona lindante con la localidad Máximo Paz actual. Se casó con Teofana M. Bonnel, oriunda de Chivilcoy.
A los Thompson y a Spraggon los une el lugar donde habitaron: la zona que hoy ocupa la localidad de Carlos Spegazzini y el siglo XIX , que fue durante el cual se desarrolló su existencia por tener garantizada en nuestro país una realidad económica ajustada hacia los intereses del liberalismo inglés.
Por: Lic. Patricia Celia Faure
A Eduardo Spraggon los papás se le murieron durante una de las epidemias de cólera y los hermanos mayores lo enviaron a completar sus estudios a Gran Bretaña. Volvió al país y fue socio de Guillermo Parish Robertson, hijo, en un aserradero asentado en Santiago del Estero que proveía de durmientes a los ferrocarriles en construcción. Posteriormente se orientó con su hermano Enrique hacia las actividades rurales y se radicó en la zona lindante con la localidad Máximo Paz actual. Se casó con Teofana M. Bonnel, oriunda de Chivilcoy.
A los Thompson y a Spraggon los une el lugar donde habitaron: la zona que hoy ocupa la localidad de Carlos Spegazzini y el siglo XIX , que fue durante el cual se desarrolló su existencia por tener garantizada en nuestro país una realidad económica ajustada hacia los intereses del liberalismo inglés.
Por: Lic. Patricia Celia Faure
jueves, 9 de julio de 2009
Sábado 8 de julio de 1961
Durante la semana todo había sido risitas, inquietudes, nervios. Se aproximaba el día en el que trabajo de los ensayos, se mostrarían al público. Las madres habían colaborado adornando el Salón Parroquial, en donde la fiesta se realizaría. Se iba a festejar, anticipándose en un día, el cumpleaños de la Patria. Aquel sábado 8 de julio de 1961, el programa anunciaba que el “Gran Festival Artístico – Patriótico”, tenía como fin recaudar fondos pro pintura y arreglo del templo parroquial de Ezeiza.
A las 16 hs. comenzó la fiesta en donde los protagonistas eran los precoces artistas de la Guardería Infantil Manuel Belgrano, inaugurada el anterior año. La primera parte del programa estuvo a cargo de Miriam Mariani, Ana M. Pachano, Antonio Grojup, Ismael Aisana, Rodolfo Pereyra, Mónica Iturri, Hugo Venítez, Carlos Rodríguez, Luisa Pérez, Margarita Musto, y Héctor Díaz. Los nombrados compusieron un cuadro alegórico con cantos y poesías.
Los bailables no tardaron en llegar y con un gato, recitado incluido, se lucieron Juan Carlos Orue y Cristina Antonio. El alegre carnavalito estuvo a cargo de Carlos Ávila, M. del Carmen Mazola, Ricardo Magrassi, Dina Coronel, Elena Delaison, Mario Venitez, Lidia Bettiga, Silvestre Prediguer, Ethel Aguirre, Ana Gut, Liliana Barbieri, Rodolfo Barroso, Alejandro Traverso, Carlos Guarda, Nora Shafer, y Daniel Filloy. La influencia de la cultura de los inmigrantes italianos nos regaló una tarantela bailada por Silvia Freire, Ester Guarna, Mónica E. Dirisio, M. de los Ángeles Caffete, Lucía Landaburu, y Graciela Davico. No faltó lo histriónico, que estuvo presente con un diálogo entre María Speranza y María Monzón: “Las dos sordas”; todo bajo la dirección de su maestra, María Josefa González. La nota colorida no podía faltar por lo que cuando comenzó a sonar La Condición, el niño Miguel Ángel Ramirez sufrió pánico escénico y canceló su presentación ante la desesperación de sus familiares y de su compañero Guillermo Wallace, quien debió bailar él solo con las dos damas.
El ballet de la profesora Nélida Lassalle interpretó danzas americanas y también, no podían faltar, bailes clásicos españoles. El valor de la entrada, sólo 15 pesos para los mayores y 5 pesos para los menores, auspiciado por la Proveeduría Anali, de Jesús Elías. Toda una fiesta de la comunidad ezeicense.
Juan Carlos Ramirez.
A las 16 hs. comenzó la fiesta en donde los protagonistas eran los precoces artistas de la Guardería Infantil Manuel Belgrano, inaugurada el anterior año. La primera parte del programa estuvo a cargo de Miriam Mariani, Ana M. Pachano, Antonio Grojup, Ismael Aisana, Rodolfo Pereyra, Mónica Iturri, Hugo Venítez, Carlos Rodríguez, Luisa Pérez, Margarita Musto, y Héctor Díaz. Los nombrados compusieron un cuadro alegórico con cantos y poesías.
Los bailables no tardaron en llegar y con un gato, recitado incluido, se lucieron Juan Carlos Orue y Cristina Antonio. El alegre carnavalito estuvo a cargo de Carlos Ávila, M. del Carmen Mazola, Ricardo Magrassi, Dina Coronel, Elena Delaison, Mario Venitez, Lidia Bettiga, Silvestre Prediguer, Ethel Aguirre, Ana Gut, Liliana Barbieri, Rodolfo Barroso, Alejandro Traverso, Carlos Guarda, Nora Shafer, y Daniel Filloy. La influencia de la cultura de los inmigrantes italianos nos regaló una tarantela bailada por Silvia Freire, Ester Guarna, Mónica E. Dirisio, M. de los Ángeles Caffete, Lucía Landaburu, y Graciela Davico. No faltó lo histriónico, que estuvo presente con un diálogo entre María Speranza y María Monzón: “Las dos sordas”; todo bajo la dirección de su maestra, María Josefa González. La nota colorida no podía faltar por lo que cuando comenzó a sonar La Condición, el niño Miguel Ángel Ramirez sufrió pánico escénico y canceló su presentación ante la desesperación de sus familiares y de su compañero Guillermo Wallace, quien debió bailar él solo con las dos damas.
El ballet de la profesora Nélida Lassalle interpretó danzas americanas y también, no podían faltar, bailes clásicos españoles. El valor de la entrada, sólo 15 pesos para los mayores y 5 pesos para los menores, auspiciado por la Proveeduría Anali, de Jesús Elías. Toda una fiesta de la comunidad ezeicense.
Juan Carlos Ramirez.
miércoles, 8 de julio de 2009
Comentarios
Espero que no le importe que los hayamos publicados en nuestro blog, si tuviera algún inconveniente nos lo comunican y los retiramos.
Saludos desde Higuera de Albalat, Cáceres España
PD.
Desde este pueblecito de Cáceres, España, emigraron algunas personas a la Argentina, concretamente a Labulaye, provincia de Cordoba, donde trabajaron en el ferrocarril. y aquí se les pierde la pìsta. Quizás por este motivo uno de mis viajes será a Argentina, lo que no se es cuándo.
Unamasuno
Saludos desde Higuera de Albalat, Cáceres España
PD.
Desde este pueblecito de Cáceres, España, emigraron algunas personas a la Argentina, concretamente a Labulaye, provincia de Cordoba, donde trabajaron en el ferrocarril. y aquí se les pierde la pìsta. Quizás por este motivo uno de mis viajes será a Argentina, lo que no se es cuándo.
Unamasuno
sábado, 4 de julio de 2009
Saludos por el Dia del Historiador
Desde el Instituto de Estudios Históricos de San Fernando de Buena Vista les deseamos muy feliz "Día del Historiador" hoy 1 de julio.
María Rosa Costa de Arguibel de Donadío
María Rosa Costa de Arguibel de Donadío
La Federación saluda a todos los historiadores en su día.
Federación de Entidades de Estudios Históricas de la Provincia de Buenos AiresEn el día del Historiador, reciba mi más sincero saludo por sus excelentes trabajos de investigación que comparte con quienes amamos la historia.
Miriam Orlando
En nombre de quienes integramos la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza, les retribuimos las salutaciones y les decimos muchas gracias por considerarnos.
Juan Carlos Ramirez
En nombre de quienes integramos la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza, les retribuimos las salutaciones y les decimos muchas gracias por considerarnos.
Juan Carlos Ramirez
Motormen
Don Mario Delio Balma, porteño radicado en Ezeiza desde 1956, fue 'motorman' de tranvías. Publicamos este reportaje en su Memoria.
La Junta: Cómo se relacionó con el mundo de los tranvías
Don Mario: Yo trabajaba de sereno en un lavadero de lanas de Avellaneda cuando por ser amigo de los delegados, me quede sin trabajo. Un capataz me orientó y fui directamente a pedir empleo en las oficinas que la Compañía Transporte Buenos Aires, tenía sobre la Avenida Rivadavia. Enseguida me mandaron a revisación médica y empece a trabajar un 22 de diciembre de 1946. La empresa, que era inglesa, tenía varios ramales. El 12 iba a chacarita, el 11 a Recoleta y el 25 al Mercado de Abasto, todos salían desde La Boca. También estaba el 24, que corría entre Piñeiro y Tigre. La guarda de los tranvías se hacían en los galpones de Casa Amarilla, en La Boca.
L. J.: Ud. ¿Ya sabía conducir tranvías?
DM.: No, no era necesario tener experiencia. Los nuevos empezábamos como guardas, así que me mandaron con uno para practicar. Estuve una semana cortando boletos, aprendiendo. Luego me enviaron sólo. La empresa nos daba el Certificado autorizando el manejo ya sellado por la Policía, por si había un accidente. Para la época de los trolebuses, el Certificado de Idoneidad lo daba la Dirección Nacional de Transporte.
L. J.: Cómo hacía la gente para parar un tranvía
DM.: Las paradas estaban cada dos cuadras. Los que viajaban, tiraban de una cuerda que estaba por encima de las cabezas y eso hacía sonar una campanilla. De esta manera, el motorman sabía que querían bajar. Con los guardas teníamos un código donde un toque significaba que un pasajero quería descender, dos era que podía ir a toda velocidad y tres toques significaba peligro. El freno se regulaba con un sistema que tenía 9 puntos, en donde alcanzaba la velocidad máxima. En caso de que las ruedas patinaran, con unos de los pedales se enviaba arena adelante de las ruedas. No se podía ser nervioso, yo nunca tuve un accidente. Había carros tirados por caballos pero los que entorpecían el tránsito eran los coches y camiones cuando marchaban sobre las vías. A veces había que hacer sonar una campana, que se accionaba con un pedal, para pedirles que se salieran de las vías.
L. J.: Cuándo se cruzaban con otras vías, cuál era el mecanismo.
D.M.: Como había muchos recorridos, siempre había cruces. En ese caso había que bajarse y con una palanca se hacía el cambio de vías. Cuando llegábamos a la terminal y había que invertir la dirección, también había que cambiar la dirección del trole. Este era un mecanismo que transportaba energía desde los cables especiales bajo las cuales transitábamos, hasta el motor. Los tranvías tenían uno solo, los trolebuses en cambio, tenían dos. Cuando se rompía el trole y el tranvía no podía marchar, necesariamente tenían que parar todos.
L.J.: Cómo pasó de guarda a conductor
DM.: En la medida en que se iban jubilando, los demás ascendían o cambiaban de horario de trabajo. Los más expertos trabajaban en el turno mañana, los nuevos por la noche. Al año me hicieron practicar 40 días y luego salí sólo. Pese a que no había tantos vigilantes no habían asaltos. Incluso los muchachos que salían de jarana, respetaban mucho al trabajador. También nosotros teníamos que cuidar al pasajero, había que frenar suave y tenerles respeto, de lo contrario nos suspendían. Trabajábamos con un uniforme, con gorra incluida, que tenía que tener todos los botones prendidos.
Teníamos pasajeros efectivos a los que incluso, les fiábamos el boleto si no tenían dinero. Claro que los abonábamos nosotros de nuestros bolsillos porque si subía el inspector y alguno no tenían su boleto, nos suspendían. Al otro día, nos pagaban. Eran tiempos en que todos se saludaban. A veces, cuando en una parada no estaban los pasajeros que allí tenían que subir, les tocaba la campana para que se apurasen. Los esperaba, en especial si eran las chicas, las obreras. Después tenía que ir más ligero para recuperar el tiempo porque los ingleses eran estrictos con el horario; jamás debíamos adelantarnos, por ejemplo.
L. J.: Si se alcanzaba a escuchar una campana, es seña que Buenos Aires no era tan ruidosa.
D.M.: No, no lo era. Viajar costaba 5 centavos el de IDA y 10 centavos el boleto de IDA y VUELTA. La diferencia era que uno era de papel y el otro era un cartoncito que tenía los días del mes impresos. El guarda perforaba el día que correspondía. No había un abono para todo el mes, los boletos eran diarios. La gente subía por detrás y bajaba por adelante. En las horas picos, la frecuencia no era más de 5 minutos. Viajaban muchos porque había mucho trabajo hacia 1947, cuando Perón era Presidente. La gente iba parada en los pasillos y sí era común que subieran carteristas que bolsiquiaban con los dedos. Andaban de a dos o tres y uno siempre se quedaba al lado del guarda.
Trabaje durante 16 años, de 1946 a 1962. Los tranvías fueron vendidos por la empresa en 1950 y yo pasé a los trolebuses. Trabaje como chofer-guarda en la línea 305, que iba de Lanús a Retiro, y como chofer en la 307, que unía Lanús con Plaza Italia. En los días de niebla, se tenía que ser prudente en las cercanías del Riachuelo. Cuando el puente estaba levantado la energía se cortaba y el tranvía paraba automáticamente. Estas medidas se tomaron luego del accidente donde en el Puente Bosch, se cayó un tranvía al río. Eso fue cuando yo era chico, y tenga en cuenta que nací un 20 de diciembre de 1918.
L. J.: Qué recuerdos tiene del bombardeo de 1955.
D.M.: Yo era recaudador en las oficinas que la empresa tenía en Palermo. Recuerdo que estaban todos muy asustados porque nunca había pasado algo tan sangriento. En las oficinas de Oro y Cerviño había un busto de Eva y cuando cayó Perón, un compañero se lo llevó a su casa porque los opositores rompían todo. Cuando gobernaba Perón, en las manifestaciones la gente incluso se subía a los techos de los tranvías.
L. J.: Cómo se relacionó con Ezeiza
D.M.: Con mi señora, vinimos a visitar a mi cuñada y nos gustó. Compre el lote en 1950 y cuando termine de edificar me mude, en 1956.
L. J.: Ud. Tiene fama de ser un buen repostero.
D.M.: Cuando me retire, me dedique a la cocina y a la jardinería. Trabaje como cocinero en la FIAT, el Instituto Malbran y en Molinos. Yo, casi con ochenta y cinco años, cocino todos los días
L. J.: Es parte del conocimiento popular, que las mujeres se sienten atraídas por los uniformes. Ud. ¿Pudo notarlo?
D.M.: (Eleva la voz como para Desi, su esposa, la escuche). Para nada, jamás me dí cuenta. (Baja el tono y acompañando con un guiño cómplice, continúa). La conocí arriba de un tranvía y todavía viajamos juntos.
Por Juan Carlos Ramirez
La Junta: Cómo se relacionó con el mundo de los tranvías
Don Mario: Yo trabajaba de sereno en un lavadero de lanas de Avellaneda cuando por ser amigo de los delegados, me quede sin trabajo. Un capataz me orientó y fui directamente a pedir empleo en las oficinas que la Compañía Transporte Buenos Aires, tenía sobre la Avenida Rivadavia. Enseguida me mandaron a revisación médica y empece a trabajar un 22 de diciembre de 1946. La empresa, que era inglesa, tenía varios ramales. El 12 iba a chacarita, el 11 a Recoleta y el 25 al Mercado de Abasto, todos salían desde La Boca. También estaba el 24, que corría entre Piñeiro y Tigre. La guarda de los tranvías se hacían en los galpones de Casa Amarilla, en La Boca.
L. J.: Ud. ¿Ya sabía conducir tranvías?
DM.: No, no era necesario tener experiencia. Los nuevos empezábamos como guardas, así que me mandaron con uno para practicar. Estuve una semana cortando boletos, aprendiendo. Luego me enviaron sólo. La empresa nos daba el Certificado autorizando el manejo ya sellado por la Policía, por si había un accidente. Para la época de los trolebuses, el Certificado de Idoneidad lo daba la Dirección Nacional de Transporte.
L. J.: Cómo hacía la gente para parar un tranvía
DM.: Las paradas estaban cada dos cuadras. Los que viajaban, tiraban de una cuerda que estaba por encima de las cabezas y eso hacía sonar una campanilla. De esta manera, el motorman sabía que querían bajar. Con los guardas teníamos un código donde un toque significaba que un pasajero quería descender, dos era que podía ir a toda velocidad y tres toques significaba peligro. El freno se regulaba con un sistema que tenía 9 puntos, en donde alcanzaba la velocidad máxima. En caso de que las ruedas patinaran, con unos de los pedales se enviaba arena adelante de las ruedas. No se podía ser nervioso, yo nunca tuve un accidente. Había carros tirados por caballos pero los que entorpecían el tránsito eran los coches y camiones cuando marchaban sobre las vías. A veces había que hacer sonar una campana, que se accionaba con un pedal, para pedirles que se salieran de las vías.
L. J.: Cuándo se cruzaban con otras vías, cuál era el mecanismo.
D.M.: Como había muchos recorridos, siempre había cruces. En ese caso había que bajarse y con una palanca se hacía el cambio de vías. Cuando llegábamos a la terminal y había que invertir la dirección, también había que cambiar la dirección del trole. Este era un mecanismo que transportaba energía desde los cables especiales bajo las cuales transitábamos, hasta el motor. Los tranvías tenían uno solo, los trolebuses en cambio, tenían dos. Cuando se rompía el trole y el tranvía no podía marchar, necesariamente tenían que parar todos.
L.J.: Cómo pasó de guarda a conductor
DM.: En la medida en que se iban jubilando, los demás ascendían o cambiaban de horario de trabajo. Los más expertos trabajaban en el turno mañana, los nuevos por la noche. Al año me hicieron practicar 40 días y luego salí sólo. Pese a que no había tantos vigilantes no habían asaltos. Incluso los muchachos que salían de jarana, respetaban mucho al trabajador. También nosotros teníamos que cuidar al pasajero, había que frenar suave y tenerles respeto, de lo contrario nos suspendían. Trabajábamos con un uniforme, con gorra incluida, que tenía que tener todos los botones prendidos.
Teníamos pasajeros efectivos a los que incluso, les fiábamos el boleto si no tenían dinero. Claro que los abonábamos nosotros de nuestros bolsillos porque si subía el inspector y alguno no tenían su boleto, nos suspendían. Al otro día, nos pagaban. Eran tiempos en que todos se saludaban. A veces, cuando en una parada no estaban los pasajeros que allí tenían que subir, les tocaba la campana para que se apurasen. Los esperaba, en especial si eran las chicas, las obreras. Después tenía que ir más ligero para recuperar el tiempo porque los ingleses eran estrictos con el horario; jamás debíamos adelantarnos, por ejemplo.
L. J.: Si se alcanzaba a escuchar una campana, es seña que Buenos Aires no era tan ruidosa.
D.M.: No, no lo era. Viajar costaba 5 centavos el de IDA y 10 centavos el boleto de IDA y VUELTA. La diferencia era que uno era de papel y el otro era un cartoncito que tenía los días del mes impresos. El guarda perforaba el día que correspondía. No había un abono para todo el mes, los boletos eran diarios. La gente subía por detrás y bajaba por adelante. En las horas picos, la frecuencia no era más de 5 minutos. Viajaban muchos porque había mucho trabajo hacia 1947, cuando Perón era Presidente. La gente iba parada en los pasillos y sí era común que subieran carteristas que bolsiquiaban con los dedos. Andaban de a dos o tres y uno siempre se quedaba al lado del guarda.
Trabaje durante 16 años, de 1946 a 1962. Los tranvías fueron vendidos por la empresa en 1950 y yo pasé a los trolebuses. Trabaje como chofer-guarda en la línea 305, que iba de Lanús a Retiro, y como chofer en la 307, que unía Lanús con Plaza Italia. En los días de niebla, se tenía que ser prudente en las cercanías del Riachuelo. Cuando el puente estaba levantado la energía se cortaba y el tranvía paraba automáticamente. Estas medidas se tomaron luego del accidente donde en el Puente Bosch, se cayó un tranvía al río. Eso fue cuando yo era chico, y tenga en cuenta que nací un 20 de diciembre de 1918.
L. J.: Qué recuerdos tiene del bombardeo de 1955.
D.M.: Yo era recaudador en las oficinas que la empresa tenía en Palermo. Recuerdo que estaban todos muy asustados porque nunca había pasado algo tan sangriento. En las oficinas de Oro y Cerviño había un busto de Eva y cuando cayó Perón, un compañero se lo llevó a su casa porque los opositores rompían todo. Cuando gobernaba Perón, en las manifestaciones la gente incluso se subía a los techos de los tranvías.
L. J.: Cómo se relacionó con Ezeiza
D.M.: Con mi señora, vinimos a visitar a mi cuñada y nos gustó. Compre el lote en 1950 y cuando termine de edificar me mude, en 1956.
L. J.: Ud. Tiene fama de ser un buen repostero.
D.M.: Cuando me retire, me dedique a la cocina y a la jardinería. Trabaje como cocinero en la FIAT, el Instituto Malbran y en Molinos. Yo, casi con ochenta y cinco años, cocino todos los días
L. J.: Es parte del conocimiento popular, que las mujeres se sienten atraídas por los uniformes. Ud. ¿Pudo notarlo?
D.M.: (Eleva la voz como para Desi, su esposa, la escuche). Para nada, jamás me dí cuenta. (Baja el tono y acompañando con un guiño cómplice, continúa). La conocí arriba de un tranvía y todavía viajamos juntos.
Por Juan Carlos Ramirez
jueves, 25 de junio de 2009
Malvinas y Memoria
El 10 de junio conmemoramos la firma de un histórico decreto que manifestó oficialmente, la firme e irrenunciable vocación de ejercer soberanía sobre nuestros sureños territorios insulares. Con la rubrica del gobernador Viamonte se estableció en 1829, la creación de la Comandancia Cívico Militar de las Islas Malvinas. Se nombró a don Luis Vernet como gobernador, el primer gobernador de Malvinas, con el fin de evitar la acción impune y depredadora de las naves estadounidenses e inglesas. A partir de la presencia militar, las naves que incursionaban en nuestros mares con el propósito de cazar ballenas, lobos marinos y focas, debieron registrarse y pagar un arancel a nuestro país. Las poderosas flotas extranjeras no perdonaron la osadía de impedir que satisfagan sus intereses económicos sin costo alguno y el resultado fue que primero fueron los estadounidenses los que bombardearon la base en Malvinas y posteriormente, Gran Bretaña decidió invadir y desalojar por la fuerza a las autoridades argentinas allí legítimamente establecidas.
Desde aquel enero de 1833, Argentina no ha dejado de reclamar internacionalmente por la usurpación. Lo ha hecho constantemente por todos los medios e incluso, por uno que desató una tragedia. La miserable decisión de la dictadura que se estableció en nuestro país el 24 de marzo de 1976, al declarar una guerra inconsulta, envió a la muerte a cientos de jóvenes sin que los que tomaron esa absurda medida, arriesgaran minimamente sus vidas. Hoy, bajo gobiernos democráticos, seguimos reclamando nuestros legítimos derechos con firmeza pero con respeto por la vida. Se ha establecido el 10 de junio como el Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas, Islas del Atlántico Sur y Sector Antártico Argentino.
El crecimiento demográfico constante de nuestro distrito, nos permite contar como vecinos a numerosos ex combatientes provenientes de distintos puntos del país. A ellos pretendemos rendirle homenaje mencionándolos, porque tenemos el deber y el derecho de honrar a quienes arriesgaron sus vidas para recuperar lo que el poeta llamó nuestra “hermanita perdida”. Lo hacemos sin diferenciar si eran profesionales o conscriptos, sólo tememos no tenerlos a todos registrados.
Spegazzini: Dardo Adobatto; Francisco Morales; José Luís Soto; Tomas Torres; Raúl Ziegler; José Marino Santillán, Daniel Zuñiga.
T. Suárez: Acevedo Daniel; Pedro Aranda; Cayetano Bagialemani; Luís Gustavo Díaz; Miguel Ángel Florentín; Rubén Oscar Iglesias; Arturo Jorge Lazzarini; Héctor Daniel Libertelli; Raúl Luna; Luís Antonio Mileto; Oscar Roldan; Adalberto Román Santa Cruz; César Alegre.
La Unión: José Benítez; Guillermo García; Walter González; Oscar Ríos.
Ezeiza: Roberto Walter Agüero; Rubén Carnero; Miguel Ángel Gómez; Omar Herrera (fallecido); Carlos Marcos Palomar; Canalicchio. Héctor Osvaldo Soto; Elías Assef; Daniel Ernesto Composte; Miguel Espíndola; Víctor González; Rubén Paliau; Hugo Pedrozo; Diego Ribaldi; Federico Ricardo Ruiz; Borba.
Validando la memoria, expresando la misma firme decisión, recordando que las Islas Malvinas son y serán argentinas.
Juan Carlos Ramírez.
domingo, 14 de junio de 2009
Los Remedios, Sarmiento y el alambrado
En la década de 1850, los hacendados de nuestra región empezaron a conocer los beneficios del alambre como delimitador de actividades y en las sucesiones de aquel tiempo, aparecen inventariados varios quintales de este hilo de “fierro”. El mérito de ser quién alambró primero todo el perímetro de una estancia le corresponde a Francisco Halbach, propietario de Los Remedios; en tanto el que lo transformó en política de Estado fue Domingo F. Sarmiento.
Por esa época, había una gran discusión sobre si era o no necesario alambrar y fue precisamente Sarmiento el más fuerte defensor. Decía: "Lo que les propongo viene del sentido común de los agricultores del mundo. ¡Cerquen, no sean bárbaros! Cercar, alambrar, es ser civilizado." Con motivo de la llegada de un rebaño de ovinos Rambouillet, publicó el 13/10/1858 en El Nacional: "Aguardándolos en "Los Remedios" potreros cercados con alambre y establos espaciosos para abrigarlos de la intemperie, pues los señores Halbach han emprendido la noble tarea de introducir en Buenos Aires todos los perfeccionamientos europeos en la cría del ganado y son los primeros que han osado cercar con alambre su estancia".
Don Halbach adquirió en Europa el alambre indispensable y en 1855 rodeo "Los Remedios", excepto la parte que da al río Matanza, con 4 hilos de alambre sujeto a los postes de ñandubay plantados cada 50 varas y con medios postes cada 5 varas. Completaba el cercado una zanja exterior de 3 cuartas de profundidad por 4 de ancho, indispensable para contener a los ganados invasores, acostumbrados al campo abierto. Por entonces, tiempos de un Buenos Aires separado de la Confederación Argentina, la estancia contaba con 1.500 vacas, 600 yeguas y 30.000 ovejas. Domingo F. Sarmiento escribió en 1878: "Antes del alambrado, podía decirse: todo el país es camino".
Claro que hubo estancieros que alambraron más de la cuenta, cerrando sendas y obligando a largos rodeos. Hacia 1884, un gaucho que quería seguir su camino habitual arreando una tropilla argumentó: "No hay derecho a cerrar el camino que conozco desde los tiempos de Catriel. Abran el cerco que quiero pasar con mi tropilla". No alcanzó a terminar la frase porque fue degollado por el alambrador vasco que posiblemente no hablaba castellano. En otros casos, menos sangrientos e igualmente descriptivos, los viajeros rompían los hilos para no desviar su camino y como la nobleza obligaba, se acercaban al puestero y le advertían pícaramente, que alguno había roto la cerca.
Juan Carlos Ramirez
Por esa época, había una gran discusión sobre si era o no necesario alambrar y fue precisamente Sarmiento el más fuerte defensor. Decía: "Lo que les propongo viene del sentido común de los agricultores del mundo. ¡Cerquen, no sean bárbaros! Cercar, alambrar, es ser civilizado." Con motivo de la llegada de un rebaño de ovinos Rambouillet, publicó el 13/10/1858 en El Nacional: "Aguardándolos en "Los Remedios" potreros cercados con alambre y establos espaciosos para abrigarlos de la intemperie, pues los señores Halbach han emprendido la noble tarea de introducir en Buenos Aires todos los perfeccionamientos europeos en la cría del ganado y son los primeros que han osado cercar con alambre su estancia".
Don Halbach adquirió en Europa el alambre indispensable y en 1855 rodeo "Los Remedios", excepto la parte que da al río Matanza, con 4 hilos de alambre sujeto a los postes de ñandubay plantados cada 50 varas y con medios postes cada 5 varas. Completaba el cercado una zanja exterior de 3 cuartas de profundidad por 4 de ancho, indispensable para contener a los ganados invasores, acostumbrados al campo abierto. Por entonces, tiempos de un Buenos Aires separado de la Confederación Argentina, la estancia contaba con 1.500 vacas, 600 yeguas y 30.000 ovejas. Domingo F. Sarmiento escribió en 1878: "Antes del alambrado, podía decirse: todo el país es camino".
Claro que hubo estancieros que alambraron más de la cuenta, cerrando sendas y obligando a largos rodeos. Hacia 1884, un gaucho que quería seguir su camino habitual arreando una tropilla argumentó: "No hay derecho a cerrar el camino que conozco desde los tiempos de Catriel. Abran el cerco que quiero pasar con mi tropilla". No alcanzó a terminar la frase porque fue degollado por el alambrador vasco que posiblemente no hablaba castellano. En otros casos, menos sangrientos e igualmente descriptivos, los viajeros rompían los hilos para no desviar su camino y como la nobleza obligaba, se acercaban al puestero y le advertían pícaramente, que alguno había roto la cerca.
Juan Carlos Ramirez
domingo, 7 de junio de 2009
El fantasma de Gabino
Cuando desde Belgrano el ingeniero Carlos Luischer y Nestor F. Cano, junto al ingeniero Jorge Newbery subieron al recién adquirido aerostato “Buenos Aires”, creían ser aventureros que intentaban batir su propio record de altura. Pero sólo eran hombres impulsados por las misteriosas fuerzas del destino. Los vientos que jugaron con el globo por 1 hora 58 minutos, los depositaron en “La Valentina”, icono del Barrio 1 Justicialista. La casona de la mencionada chacra se encuentra sobre la calle Marques Alejandro María de Aguado y debiera ser rescatada y preservada por nuestra Comuna para las futuras generaciones, por ser el punto de encuentro de la Modernidad con nuestro Distrito.
El evento anticipó el sino que tendría el área: destino de aeropuerto; el que nos representa ante el mundo y nos llena de orgullo, el que fuera nominado como el más seguro de Sudamérica. La Historia de la “puerta argentina al mundo”, como bien lo llama nuestro decano locutor y animador Julián Sánchez Parra, comenzó a las 16 hs. y 15 minutos de aquel 04/06/1911.
Nuestra aeroestación lleva hoy con estricta justicia el nombre de Ministro Pistarini, quien trabajo a la par de los hombres que dirigió en aquella tan magnífica obra. Sin embargo se lo sigue llamando Ezeiza, por aquel cuyo único merito fue comprar una chacra por donde sabía que pasaría el ferrocarril. Fue su agradecido y heredero yerno quien donó tierras con la condición de que se le impusiera el apellido de su suegro a la estación.
Don José María, quien jamás donó nada al pueblo que lleva su nombre pese al continuo y plagiado error, hoy esta asociado al aeropuerto. El apellido le permitió a Alejandro Solomiansky (en: “Identidades secretas: la negritud argentina”) jugar con la idea de que el payador y negro, don Gabino Ezeiza, fuera la postal de recepción a nuestro país. Pese a que nos resulta simpática la idea, debemos aceptar que el toponímico remite al terrateniente José María pero sin embargo ello no significa que no exista relación con el payador. Las pacientes investigaciones de la Lic. Patricia Faure, que fueron publicadas oportunamente, dieron a conocer que el apellido tiene un mismo tronco. El tío abuelo de Gabino fue esclavo del tío abuelo de “nuestro” José María.
El vecino y reconocido historiador Víctor García Costa, presentó en el 4to. Encuentro con Nuestra Historia, un informe donde relata que el aeróstato “Cóndor” piloteado por Eduardo Bradley “supo aprovechar con éxito la intensidad del viento N.NO. que lo condujo después de atravesar la ciudad y el aeródromo de Lugano a 1.400 metros de altura, a la estación de Ezeiza“.
Como sellando el destino de identificar al aeropuerto con la estación, el mencionado descenso se produjo el 23 de septiembre de 1912. Podría decirse que el destino puso todo de sí para inmortalizar al Ezeiza propietario, pero no dejó de lado al descendiente de esclavo Gabino. Éste, que ingresara a la inmortalidad el doce de octubre de 1916, mantuvo vivo el apellido dado a sus ascendientes africanos, gracias al cariñoso recuerdo de los no propietarios, del pueblo no terrateniente. Pareciera que como fantasmales sombras, las ánimas de los negros esclavos de los Ezeiza le recuerdan su presencia a José María. Incluso, en la posteridad.
No podemos evitar recordar los determinismos geográficos con que Montesquieu pretendía explicar la historia; después de todo, a corta distancia de Ezeiza, precisamente en Luís Guillón, vive Diana Ezeiza, hija póstuma de don Gabino.
Juan Carlos Ramirez
El evento anticipó el sino que tendría el área: destino de aeropuerto; el que nos representa ante el mundo y nos llena de orgullo, el que fuera nominado como el más seguro de Sudamérica. La Historia de la “puerta argentina al mundo”, como bien lo llama nuestro decano locutor y animador Julián Sánchez Parra, comenzó a las 16 hs. y 15 minutos de aquel 04/06/1911.
Nuestra aeroestación lleva hoy con estricta justicia el nombre de Ministro Pistarini, quien trabajo a la par de los hombres que dirigió en aquella tan magnífica obra. Sin embargo se lo sigue llamando Ezeiza, por aquel cuyo único merito fue comprar una chacra por donde sabía que pasaría el ferrocarril. Fue su agradecido y heredero yerno quien donó tierras con la condición de que se le impusiera el apellido de su suegro a la estación.
Don José María, quien jamás donó nada al pueblo que lleva su nombre pese al continuo y plagiado error, hoy esta asociado al aeropuerto. El apellido le permitió a Alejandro Solomiansky (en: “Identidades secretas: la negritud argentina”) jugar con la idea de que el payador y negro, don Gabino Ezeiza, fuera la postal de recepción a nuestro país. Pese a que nos resulta simpática la idea, debemos aceptar que el toponímico remite al terrateniente José María pero sin embargo ello no significa que no exista relación con el payador. Las pacientes investigaciones de la Lic. Patricia Faure, que fueron publicadas oportunamente, dieron a conocer que el apellido tiene un mismo tronco. El tío abuelo de Gabino fue esclavo del tío abuelo de “nuestro” José María.
El vecino y reconocido historiador Víctor García Costa, presentó en el 4to. Encuentro con Nuestra Historia, un informe donde relata que el aeróstato “Cóndor” piloteado por Eduardo Bradley “supo aprovechar con éxito la intensidad del viento N.NO. que lo condujo después de atravesar la ciudad y el aeródromo de Lugano a 1.400 metros de altura, a la estación de Ezeiza“.
Como sellando el destino de identificar al aeropuerto con la estación, el mencionado descenso se produjo el 23 de septiembre de 1912. Podría decirse que el destino puso todo de sí para inmortalizar al Ezeiza propietario, pero no dejó de lado al descendiente de esclavo Gabino. Éste, que ingresara a la inmortalidad el doce de octubre de 1916, mantuvo vivo el apellido dado a sus ascendientes africanos, gracias al cariñoso recuerdo de los no propietarios, del pueblo no terrateniente. Pareciera que como fantasmales sombras, las ánimas de los negros esclavos de los Ezeiza le recuerdan su presencia a José María. Incluso, en la posteridad.
No podemos evitar recordar los determinismos geográficos con que Montesquieu pretendía explicar la historia; después de todo, a corta distancia de Ezeiza, precisamente en Luís Guillón, vive Diana Ezeiza, hija póstuma de don Gabino.
Juan Carlos Ramirez
miércoles, 3 de junio de 2009
Emociones
Accidentalmente llegue al blog y desde entonces comencé un viaje a mi infancia y adolescencia, allá en el Barrio 1 o Barrio Justicialista o Barrio Esteban Echeverría, conforme cambiaran los vientos políticos.
Nací en el Htal. del Barrio en 1955 y viví hasta 1976 en la misma localidad. Me interesa muchísimo conocer sus trabajos e info obtenida, y humildemente aportar desde mi memoria aquellos momentos de "azules y colorados", la llegada de De Gaulle al Hogar Escuela, La Mafia Marsellesa en los 70, la Matanza del 20 de junio y muchos otros recuerdos de éste viejo, que fuera paciente del DR. Manuel Medell (padre) desde mi nacimiento.
Tengo particular interés en comprar el libro "Las vacas vuelan" de Patricia Celia Faure, pero dudo que pueda conseguirse por mi vecindario. Todo contacto o respuesta sera inapreciable para mi, pues a fuerza de haber vivido en 9 diferentes países, me produce mucha emoción descubrir partes de mis raíces e historia en "el blog".
Juan Carlos Sarmiento
Nací en el Htal. del Barrio en 1955 y viví hasta 1976 en la misma localidad. Me interesa muchísimo conocer sus trabajos e info obtenida, y humildemente aportar desde mi memoria aquellos momentos de "azules y colorados", la llegada de De Gaulle al Hogar Escuela, La Mafia Marsellesa en los 70, la Matanza del 20 de junio y muchos otros recuerdos de éste viejo, que fuera paciente del DR. Manuel Medell (padre) desde mi nacimiento.
Tengo particular interés en comprar el libro "Las vacas vuelan" de Patricia Celia Faure, pero dudo que pueda conseguirse por mi vecindario. Todo contacto o respuesta sera inapreciable para mi, pues a fuerza de haber vivido en 9 diferentes países, me produce mucha emoción descubrir partes de mis raíces e historia en "el blog".
Juan Carlos Sarmiento
domingo, 31 de mayo de 2009
Identidad
Cuando viajamos, a la vera de la ruta se encuentran plazas que nos dan una ligera síntesis del poblado que estamos cruzando. Cuando miramos una foto antigua, también podemos imaginar la identidad de lo retratado.
1947
Nos parece sentir la brisa que mecen las ramas de los altos e innumerables árboles que bordeaban y daban fresca sombra a la ruta 205, en aquel 1947. Desde la esquina de la Farmacia de Vidal y con toma que cierra hacia la “S” que la ruta pega en “la barrera del Roca” (vista al Sur), se nos muestra un espléndido automóvil estacionado en primer plano cerca de la entrada no asfaltada, de la quinta propiedad de Lorenza Zenavilla Ezeiza, esposa de Ramos Mejía. La digitalización de la foto nos permitió conocer que el coche tenía el volante a la derecha y ello es lógico, no hacía aún un año desde que se dispusiera el cambio de mano que nos rige hasta la actualidad, dejando de lado el modelo inglés. En el folleto original, cedido a la Junta por el Sr. Petrone, el anónimo fotógrafo nos dejo a un fascinado muchacho que mira hacia la cámara a metros del kiosco de diarios de Galván, ya sobre la Plaza Eva Perón. Por detrás, el mástil de la plaza, dos vehículos estacionados sobre el lado Este precedidos por un ciclista, más árboles que no nos permite más que intuir la entrada de la estación de Ezeiza, justo en donde se encuentra estacionado una chata. Nótese además, que no hay calles perpendiculares a la ruta sobre la izquierda.
2009
La ruta, en su paso por la estación, ya no cuenta con espacios vacíos. Los comercios han suplantado a los árboles otrora existentes y ya no es posible fotografiarla sin incluir a los medios de transporte públicos que por ella se desplazan. Mucho más ancha, aún sigue flanqueada por la plaza que volvió a llamarse San Martín, no aparece el kiosco de diarios La Llave de Oro debido a que fuera desplazado más hacia las vías. El mástil ha debido mudar de lugar y dos pinos se destacan: el que plantara Don “Poroto” Álvarez junto a Don Mariani y otros seguidores del naciente peronismo allá por 1946, y el retoño del Pino de San Lorenzo, de 1963. Ambos precedidos por un cartel que nos identifica sobre una plaza que se mantuvo en el tiempo y se presenta al viajero como una postal que habla de nuestra Identidad: una pujante comunidad que crece y transforma los espacios sin dejar de estar en armonía con la naturaleza.
Cada foto, archivo y documento antiguo, no debe ser sólo un papel amarillento sino que debemos comprenderlo como el futuro de nuestro pasado. Invitamos a nuestros paisanos a construir nuestras historias participando, acercándonos testimonios, documentos, fotos. Desde la Junta, pretendemos rescatar, exhibir y preservar los testimonios para sus legítimos dueños, nuestras futuras generaciones.
Juan Carlos Ramirez
1947
Nos parece sentir la brisa que mecen las ramas de los altos e innumerables árboles que bordeaban y daban fresca sombra a la ruta 205, en aquel 1947. Desde la esquina de la Farmacia de Vidal y con toma que cierra hacia la “S” que la ruta pega en “la barrera del Roca” (vista al Sur), se nos muestra un espléndido automóvil estacionado en primer plano cerca de la entrada no asfaltada, de la quinta propiedad de Lorenza Zenavilla Ezeiza, esposa de Ramos Mejía. La digitalización de la foto nos permitió conocer que el coche tenía el volante a la derecha y ello es lógico, no hacía aún un año desde que se dispusiera el cambio de mano que nos rige hasta la actualidad, dejando de lado el modelo inglés. En el folleto original, cedido a la Junta por el Sr. Petrone, el anónimo fotógrafo nos dejo a un fascinado muchacho que mira hacia la cámara a metros del kiosco de diarios de Galván, ya sobre la Plaza Eva Perón. Por detrás, el mástil de la plaza, dos vehículos estacionados sobre el lado Este precedidos por un ciclista, más árboles que no nos permite más que intuir la entrada de la estación de Ezeiza, justo en donde se encuentra estacionado una chata. Nótese además, que no hay calles perpendiculares a la ruta sobre la izquierda.
2009
La ruta, en su paso por la estación, ya no cuenta con espacios vacíos. Los comercios han suplantado a los árboles otrora existentes y ya no es posible fotografiarla sin incluir a los medios de transporte públicos que por ella se desplazan. Mucho más ancha, aún sigue flanqueada por la plaza que volvió a llamarse San Martín, no aparece el kiosco de diarios La Llave de Oro debido a que fuera desplazado más hacia las vías. El mástil ha debido mudar de lugar y dos pinos se destacan: el que plantara Don “Poroto” Álvarez junto a Don Mariani y otros seguidores del naciente peronismo allá por 1946, y el retoño del Pino de San Lorenzo, de 1963. Ambos precedidos por un cartel que nos identifica sobre una plaza que se mantuvo en el tiempo y se presenta al viajero como una postal que habla de nuestra Identidad: una pujante comunidad que crece y transforma los espacios sin dejar de estar en armonía con la naturaleza.
Cada foto, archivo y documento antiguo, no debe ser sólo un papel amarillento sino que debemos comprenderlo como el futuro de nuestro pasado. Invitamos a nuestros paisanos a construir nuestras historias participando, acercándonos testimonios, documentos, fotos. Desde la Junta, pretendemos rescatar, exhibir y preservar los testimonios para sus legítimos dueños, nuestras futuras generaciones.
Juan Carlos Ramirez
lunes, 25 de mayo de 2009
Cincuenta años
Hoy, los ezeizences estamos orgullosos de nuestra ciudad y su constante crecimiento. Las incomodidades que ello atrae nos lleva a veces a añorar aquel paisaje ya lejano en el tiempo, que distaba de ser citadino pero que nos brindaba una inmensa paz y…seguridad. No son pocas las veces que miramos con recelo a los recién llegados mientras comentamos sobre la precariedad de las nuevas viviendas y nos quejamos del tránsito. Sin embargo…
Hace no más de medio siglo, la radicación de nuevos vecinos en el pueblo de Ezeiza comenzó a modificar el paisaje rural. Los grandes espacios vacíos fueron ocupados por viviendas que los residentes históricos consideraron precarias. Los frentistas se quejaban además que del incremento del tránsito, resultaban polvaredas que invadían las casas, muchas de las cuales eran enteramente de chapa (varias subsisten orgullosamente).
La Operación Territorial Ezeiza llevada adelante durante la presidencia de Juan D. Perón, los créditos hipotecarios y su más equitativa política de distribución de ingresos, permitió que el proletariado acumulara y canalizara sus ahorros en la adquisición de la vivienda propia. No todas pudieron ser de “material”, entendiendo como tal a las de mampostería, sino que se alternaban con las construidas con maderas que habían sido parte de los obradores en el aeropuerto (aún en construcción), además de las clásicas casillas prefabricadas.
Si observamos la foto Nº 1, notamos la falta de edificaciones contiguas y que calles y aceras, se confunden en un paisaje verde. La casa, cuya vereda correspondiente ha sido protegida por un alambre para evitar las visitas de mansas vacas, nerviosos toros o curiosos caballos, da frente a la calle Juan José Passo. En el cruce de ésta con Presidente Perón, se encuentra el monte de ligustros que se observa como fondo y que caracterizaba a la 3ª Sección del Barrio Hansen.
La foto Nº 2 nos acerca la misma toma, cincuenta años después. Desaparecieron los baldíos, aparecieron aceras y calles. Ya no hace falta el inofensivo alambre para protegerse del ganado pero aparecieron las rejas como otra instancia en la búsqueda de seguridad. El barrio ahora es conocido como Vecinal, la calle paso a llamarse Florida (desde comienzos de los años ’60), y el proceso de desperonización que comenzó con el golpe de Estado de 1955, rebautizó a la avenida otrora enmarcada por altos ligustrales, como Domingo French.
Juan Carlos Ramirez
domingo, 17 de mayo de 2009
Unitarios y Federales en Ezeiza
Don José Zenón Videla, Alcalde de Hermandad de San Vicente y por tanto encargado del contralor de las tierras que hoy pertenecen al Distrito Ezeiza, informó al cabildo en 1819 que pese a los 14 tenientes que lo secundaban, no podía administrar justicia “sin que el abuso y la intriga brote”. En el oficio sugería que el partido se subdividiera con un alcalde en cada sección, para que sea “regularmente servido”. El Director Supremo recibió el documento con el siguiente comentario: “hallando este cavildo, bastantes fundadas estas consideraciones, y qe. verificada la subdivisión sería mas comoda la elección de los Alcaldes.”
De la terna presentada al cabildo en 1820, resultó electo don Juan Manuel de Rosas como Alcalde de Hermandad. Notificado de la imposición renunció al nombramiento y pese a un “No ha lugar” del Cabildo, insistió en declinar el cargo porque la distancia y las inundaciones del Salado que afectaban la organización de su estancia “Independencia”, se lo impedían. Finalmente un vecino de Cañuelas, don José Hilarión Castro, fue citado “a prestar el juramento de estilo.”
Por documentos que compilara Lucio V. García Ledesma, sabemos que un 22 de enero de 1822 se tomó en cuenta la extensión del partido y se nombró Juez de Paz del Primer Departamento de campaña en San Vicente a don Pedro Pablo Udaquiola y a don José Hilarión Castro en Cañuelas. En las primeras disposiciones es nombrado “Alcalde del Quartel 6” don Ramón Carrizo, con competencia desde “Remedios hasta el Pueblo de San Vizente”, según consta en documento emitido en el “Partido de Cañuelas y Abril 2 de 1822”, por quien firmó como”Jose Ilarión de Castro”.
Don Ramón Carrizo, hombre casado y letrado que tenía regular fortuna y estancia cerca de Los Remedios, fue denunciado por unitario el 14 de mayo de 1831. Hemos encontrado que nuestro primer alcalde en tiempos que pertenecíamos a Cañuelas, era propietario de tierras que figuran en la mensura practicada por el agrimensor G. Kuhr en 1858 (orden Nº 18). Sus herederos, volvieron a mensurar la propiedad mediante el agrimensor V. M. Sousa, en 1881 (orden Nº 60). Portar el apellido Carrizo no era afortunado durante la gobernación de don Juan M. de Rosas. Don Anselmo Carrizo también fue denunciado por unitario. Tenía su estancia en el “pasage de Remedios” y era un soltero de 30 años y regular fortuna pese a no saber leer ni escribir, cuando “se paso a Lavalle", junto con Ramón, de 32 años de edad.
No fueron los únicos perseguidos pues Agustín Márques, catalán de 50 años, fue caratulado como “empecinado” unitario. Sabía leer y escribir y tenía propiedades en nuestro distrito, según consta en el duplicado Nº 4 de la mensura practicada por J. M. Manso en 1827. Don Agustín se sumó a las fuerzas de D. Domingo Guado y de su hermano, Juan José, “unitarios malos” ambos, de 30 y 27 años respectivamente con propiedades en la campaña y que por saber leer y escribir, mantenían “comunicaciones con Lavalle hasta qe. se retiró a la ciudad, famosos perseguidores de los federales y en el día se hallan en la Banda Oriental.”
Por el mismo tiempo, 1835, aunque por motivos menos ideológicos y más pasionales, en tierras cercanas a la estancia Los Remedios (Cuartel 5º de las Cañuelas), se encontró el cadáver de Francisco Ferreira. Actuaron el Alcalde don Francisco Sánchez y el comisionado por el Juez de Paz. De las diligencias practicadas resultó que Juan Centurión, José Gómez y la propia mujer de la víctima, Angela Ruiz, estuvieron implicados en el homicidio. El 7 de junio de 1836 los culpables fueron condenados, en tanto se puso al tanto al defensor de menores para que disponga por los hijos del matrimonio. Fueron fusilados en la actual plaza San Martín de Cañuelas, y sus cuerpos “puestos por 6 horas colgados a la expectación pública”.
En el mes de Mayo y camino al Bicentenario, creímos necesario recordar cómo la gente de nuestra región construyó su historia, limitándonos a reseñar episodios ocurridos en un triángulo aproximadamente formado por una línea que uniría la estación T. Suárez con el río Matanza, teniendo a éste y al arroyo Giménez como los restantes límites.
Juan Carlos RAMIREZ
De la terna presentada al cabildo en 1820, resultó electo don Juan Manuel de Rosas como Alcalde de Hermandad. Notificado de la imposición renunció al nombramiento y pese a un “No ha lugar” del Cabildo, insistió en declinar el cargo porque la distancia y las inundaciones del Salado que afectaban la organización de su estancia “Independencia”, se lo impedían. Finalmente un vecino de Cañuelas, don José Hilarión Castro, fue citado “a prestar el juramento de estilo.”
Por documentos que compilara Lucio V. García Ledesma, sabemos que un 22 de enero de 1822 se tomó en cuenta la extensión del partido y se nombró Juez de Paz del Primer Departamento de campaña en San Vicente a don Pedro Pablo Udaquiola y a don José Hilarión Castro en Cañuelas. En las primeras disposiciones es nombrado “Alcalde del Quartel 6” don Ramón Carrizo, con competencia desde “Remedios hasta el Pueblo de San Vizente”, según consta en documento emitido en el “Partido de Cañuelas y Abril 2 de 1822”, por quien firmó como”Jose Ilarión de Castro”.
Don Ramón Carrizo, hombre casado y letrado que tenía regular fortuna y estancia cerca de Los Remedios, fue denunciado por unitario el 14 de mayo de 1831. Hemos encontrado que nuestro primer alcalde en tiempos que pertenecíamos a Cañuelas, era propietario de tierras que figuran en la mensura practicada por el agrimensor G. Kuhr en 1858 (orden Nº 18). Sus herederos, volvieron a mensurar la propiedad mediante el agrimensor V. M. Sousa, en 1881 (orden Nº 60). Portar el apellido Carrizo no era afortunado durante la gobernación de don Juan M. de Rosas. Don Anselmo Carrizo también fue denunciado por unitario. Tenía su estancia en el “pasage de Remedios” y era un soltero de 30 años y regular fortuna pese a no saber leer ni escribir, cuando “
No fueron los únicos perseguidos pues Agustín Márques, catalán de 50 años, fue caratulado como “empecinado” unitario. Sabía leer y escribir y tenía propiedades en nuestro distrito, según consta en el duplicado Nº 4 de la mensura practicada por J. M. Manso en 1827. Don Agustín se sumó a las fuerzas de D. Domingo Guado y de su hermano, Juan José, “unitarios malos” ambos, de 30 y 27 años respectivamente con propiedades en la campaña y que por saber leer y escribir, mantenían “comunicaciones con Lavalle hasta qe. se retiró a la ciudad, famosos perseguidores de los federales y en el día se hallan en la Banda Oriental.”
Por el mismo tiempo, 1835, aunque por motivos menos ideológicos y más pasionales, en tierras cercanas a la estancia Los Remedios (Cuartel 5º de las Cañuelas), se encontró el cadáver de Francisco Ferreira. Actuaron el Alcalde don Francisco Sánchez y el comisionado por el Juez de Paz. De las diligencias practicadas resultó que Juan Centurión, José Gómez y la propia mujer de la víctima, Angela Ruiz, estuvieron implicados en el homicidio. El 7 de junio de 1836 los culpables fueron condenados, en tanto se puso al tanto al defensor de menores para que disponga por los hijos del matrimonio. Fueron fusilados en la actual plaza San Martín de Cañuelas, y sus cuerpos “puestos por 6 horas colgados a la expectación pública”.
En el mes de Mayo y camino al Bicentenario, creímos necesario recordar cómo la gente de nuestra región construyó su historia, limitándonos a reseñar episodios ocurridos en un triángulo aproximadamente formado por una línea que uniría la estación T. Suárez con el río Matanza, teniendo a éste y al arroyo Giménez como los restantes límites.
Juan Carlos RAMIREZ
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