Cuando desde Belgrano el ingeniero Carlos Luischer y Nestor F. Cano, junto al ingeniero Jorge Newbery subieron al recién adquirido aerostato “Buenos Aires”, creían ser aventureros que intentaban batir su propio record de altura. Pero sólo eran hombres impulsados por las misteriosas fuerzas del destino. Los vientos que jugaron con el globo por 1 hora 58 minutos, los depositaron en “La Valentina”, icono del Barrio 1 Justicialista. La casona de la mencionada chacra se encuentra sobre la calle Marques Alejandro María de Aguado y debiera ser rescatada y preservada por nuestra Comuna para las futuras generaciones, por ser el punto de encuentro de la Modernidad con nuestro Distrito.
El evento anticipó el sino que tendría el área: destino de aeropuerto; el que nos representa ante el mundo y nos llena de orgullo, el que fuera nominado como el más seguro de Sudamérica. La Historia de la “puerta argentina al mundo”, como bien lo llama nuestro decano locutor y animador Julián Sánchez Parra, comenzó a las 16 hs. y 15 minutos de aquel 04/06/1911.
Nuestra aeroestación lleva hoy con estricta justicia el nombre de Ministro Pistarini, quien trabajo a la par de los hombres que dirigió en aquella tan magnífica obra. Sin embargo se lo sigue llamando Ezeiza, por aquel cuyo único merito fue comprar una chacra por donde sabía que pasaría el ferrocarril. Fue su agradecido y heredero yerno quien donó tierras con la condición de que se le impusiera el apellido de su suegro a la estación.
Don José María, quien jamás donó nada al pueblo que lleva su nombre pese al continuo y plagiado error, hoy esta asociado al aeropuerto. El apellido le permitió a Alejandro Solomiansky (en: “Identidades secretas: la negritud argentina”) jugar con la idea de que el payador y negro, don Gabino Ezeiza, fuera la postal de recepción a nuestro país. Pese a que nos resulta simpática la idea, debemos aceptar que el toponímico remite al terrateniente José María pero sin embargo ello no significa que no exista relación con el payador. Las pacientes investigaciones de la Lic. Patricia Faure, que fueron publicadas oportunamente, dieron a conocer que el apellido tiene un mismo tronco. El tío abuelo de Gabino fue esclavo del tío abuelo de “nuestro” José María.
El vecino y reconocido historiador Víctor García Costa, presentó en el 4to. Encuentro con Nuestra Historia, un informe donde relata que el aeróstato “Cóndor” piloteado por Eduardo Bradley “supo aprovechar con éxito la intensidad del viento N.NO. que lo condujo después de atravesar la ciudad y el aeródromo de Lugano a 1.400 metros de altura, a la estación de Ezeiza“.
Como sellando el destino de identificar al aeropuerto con la estación, el mencionado descenso se produjo el 23 de septiembre de 1912. Podría decirse que el destino puso todo de sí para inmortalizar al Ezeiza propietario, pero no dejó de lado al descendiente de esclavo Gabino. Éste, que ingresara a la inmortalidad el doce de octubre de 1916, mantuvo vivo el apellido dado a sus ascendientes africanos, gracias al cariñoso recuerdo de los no propietarios, del pueblo no terrateniente. Pareciera que como fantasmales sombras, las ánimas de los negros esclavos de los Ezeiza le recuerdan su presencia a José María. Incluso, en la posteridad.
No podemos evitar recordar los determinismos geográficos con que Montesquieu pretendía explicar la historia; después de todo, a corta distancia de Ezeiza, precisamente en Luís Guillón, vive Diana Ezeiza, hija póstuma de don Gabino.
Juan Carlos Ramirez
Gracias Juan Carlos por tus felicitaciones en mi Blog. Muy completa tu nota de Gabino Ezeiza, has visto las fotos que tomé de su casa en Luis Guillón?. Visito cada tanto tu excepcional trabajo. Un fuerte abrazo. Wilfredo
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