Los
vecinos de Ezeiza sentían fascinación por los aviones, no se cansaban de verlos
pasar por sobre sus cabezas. Bimotores y cuatrimotores, surcaban nuestro
pedacito de cielo junto con pequeñas avionetas, todos ruidosos, todos identificables
desde el interior de nuestras viviendas ya que no hacía falta salir para reconocer
qué tipo de nave era. Nadie podría confundir el raro sonido de un helicóptero
con el de un avión comercial.
Todas
esas seguridades de vecino experto, entraron en tensión a partir de 1959. Fue el
2 de marzo de ese año, cuando llegó a nuestro país el primer Comet IV, nuestro
primer gran avión “a chorro”. Lo que más
nos llamaba la atención era ver un avión ¡Sin hélices!
La
compra la había autorizado el propio presidente Arturo Frondizi, ascendiendo el
costo a 107 millones de pesos moneda nacional. Fue el primero de los siete que
nuestra línea de bandera tuvo en su flota.
El
Comet fue el primer avión comercial a reacción. Los británicos comenzaron a
diseñarlo en 1946 y en julio de 1949, lo probaron en su primer vuelo. Tenía
cuatro turbinas dentro de las alas, ventanas grandes y cabina presurizada. Algunos
accidentes, llevaron a la fábrica De Havilland a rediseñar las versiones I, II
y III de estas máquinas. La última versión fue el Comet IV y su vigencia duró más de tres décadas. Medía unos 34
metros de largo, 35 metros de envergadura, 9 metros de alto, un techo de vuelo
de 12.800 metros, una autonomía de 5.190 kilómetros y una capacidad de 67
pasajeros (24 en primera y 43 en clase turista). En nuestra América sureña, la
primera en utilizarlos fue Aerolíneas Argentinas, empresa creada en 1950 con la
fusión de cuatro líneas aéreas.
El 27
de Febrero de 1959, Aerolíneas Argentinas recibió en Hatfield el primer Comet
IV. Para arribar a nuestro país desde Europa, el avión hizo escala en Dakar y
luego en Recife. Dice la historia que la lista de tripulantes fue: Aníbal
Ernesto Aguirre (comandante); James Stanley Llense (piloto); Hugo Ciglutti
(técnico de vuelo); Carlos Busti (navegador); Salvador Iglesias (operador de
radio); Tomás Bone (comisario de a bordo) y María Crespi y Alicia Corallo
(auxiliares). Llegaron a Ezeiza el 2 de marzo, tras solo 16 horas de vuelo
efectivo, muy de avanzada. Durante ese vuelo se trasladaron los diarios de
Londres de ese día, lo que en su tiempo significó una novedad.
Días
después, el 06 de marzo, en una ceremonia que presidida por el presidente, fue
bendecido el avión LV-AHN, dándosele el nombre de “Las Tres Marías”. Con esta
incorporación se dió inicio definitivamente la era del jet en la empresa, ya
que el 5 de ese mes y el 4 de mayo siguiente, arribaron dos nuevas naves:
LV-AHO (Lucero de la tarde), y el LV-AHP (Lucero del Alba).
La
publicidad hacía hincapié en su condición de primera empresa en volarlos en
toda la región de América latina. Cuentan que en apenas tres meses el tráfico
hacia Europa y América Latina creció un 36% y hacia Estados Unidos, un 84%. En los
dos años siguientes llegaron las otras cuatro: LV-AHR (Arco Iris); LV-AHS
(Alborada); LV-AHU (Centaurus) y LV-AIB (Presidente Kennedy).
El
diario Clarín del 31de marzo de 1970, informaba que el Comet IV LV-AHN
"Tres Marías", realizó el primer vuelo de un jet comercial a la
localidad de Posadas, cumpliendo un vuelo experimental. El mismo demandó tan
sólo 1.14h. A partir de este momento se implementaron vuelos regulares jets,
los días miércoles y sábados, a la capital de Misiones.
De
aquellos siete Comet IV, tres terminaron mal: el LV-AHP se accidentó en
Asunción en 1959 (murieron dos personas); el LV-AHO tuvo un aterrizaje brusco
en un entrenamiento y se incendió (fue en 1960) y el LV-AHR se estrelló en un
despegue en San Pablo, en 1961. Dicen que hubo un error del copiloto, quien
operaba la aeronave. Fue la peor tragedia para Aerolíneas Argentinas: murieron
40 pasajeros y 12 tripulantes. Otras tres máquinas estuvieron en servicio hasta
noviembre de 1971 y luego fueron vendidas. La séptima nave, la que había sido la
primera en integrar la flota, fue la última en ser desafectada. Las Tres Marías
salió del servicio en diciembre de 1971, con casi 30.000 horas de vuelo.
Por: Juan
Carlos Ramirez Leiva
¡Secuestran un Comet!
En el atardecer
del martes 24 de marzo de 1970, partió de Córdoba con destino a Jujuy el Comet
IV LV-AHN. A bordo viajaban 61 pasajeros y siete tripulantes. Volando sobre
Tucumán, el comandante Mario Garabagno informó que se dirigía a Chile con
personas armadas a bordo. Una mujer joven, aparentemente embarazada, con una
pistola calibre 32 y un hombre con un arma calibre 45 habían tomado el control
de la máquina, obligando a los pasajeros y auxiliares a ubicarse en la parte
posterior de la nave Mientras la mujer cuidaba la puerta que separaba las dos
cabinas de pasajeros, el secuestrador controlaba el puesto de comando y sus
tres integrantes de la tripulación de vuelo más una azafata. Se reabastecieron
en Santiago, y desde allí volaron a Lima en donde descendieron catorce personas
(niños y un enfermo cardíaco).
Los secuestradores
ignoraban que el Comet necesitaba un grupo electrógeno particular para
arrancar, que no tenían en Lima, por lo que se retrasaron nueve horas. Se
negociaron en el interín, la liberación de varios pasajeros y en horas del
mediodía,
el avión despegó con destino a La Habana. Cinco horas y media después,
consiguen su objetivo tras surcar los 4.000 km. de distancia. En Cuba la
tripulación descanso, mientras la meteorología obligó a postergar el regreso.
Con la excepción de los secuestradores, a los que se les perdió la pista, todos
fueron alojados en el hotel Habana Riviera, donde en la práctica estuvieron internados.
Durante su estancia y para su entretenimiento, recibieron literatura política y
el último día los llevaron recorrer la ciudad. El 28 de marzo, el Comet IV partió
hacia Buenos Aires arribando el día 29, luego de su aventura no programada pero
si de alto vuelo.
Nota: Fuentes periodísticas varias