Si
bien no son las únicas víctimas del terrorismo de estado en la ciudad de J. M.
Ezeiza, se los eligió a ellos en este Primer Homenaje a los Desaparecidos
Locales por ser los tres hijos de nuestra ciudad, aquí nacieron y fueron
jóvenes queridos.
Marta Cecilia Alonso fue una joven tan comprometida con la
sociedad como lo estaba y está toda su familia. Fue llevada por las fuerzas
militares desde su domicilio paterno cito en Deán Funes y Tucumán (a cien
metros de la policía), un 20 de agosto de 1976. No hay hasta el momento
registro alguno de su paso por algún CCD (Centro Clandestino de Detención),
aunque se presume que por estar dentro del Circuito Camps, pasó por El Infierno.
Este fue uno de los centros clandestinos que se utilizó entre los años 1976 y
1978 como centro de detención (pasaron por allí más de 300 detenidos
desaparecidos). En el lugar funcionaba la Unidad Regional II de la Brigada de
Investigaciones de Lanús, que dependía directamente del comisario Miguel
Osvaldo Etchecolatz. Marta, fue sindicalista y peronista, y fue señalada como
tal por problemática a los represores, por sus empleadores de la Fábrica Argentina
de Porcelana Armanino (FAPA) de la ciudad de Monte Grande.
Eduardo Alberto Delfino. Desapareció en las acciones que el ERP
llevó a cabo en Monte Chingolo, el 23 de diciembre de 1975. Su familia, pese a
su desesperada búsqueda, nunca fue informada de su entierro en una fosa común
en el Cementerio Municipal de Avellaneda. Honoria que fue la primera mamá de
desaparecidos de Ezeiza, junto con Doña Julia Tortajada de Alonso, emprendieron
la lucha incansable por la Memoria, Verdad y Justicia. Exhumados los restos en
2006, el Equipo Argentino de Antropología Forense, identifico a Eduardo en el
2011.
Eduardo Ramos Mejía. Lo conmovieron los asesinatos de
Trelew y el 22 de agosto de 1973 en el acto de Congreso, tomó contacto con el
PRT – ERP. Fue un militante, no conocemos si tuvo actuaciones militares, pero
sí que supo dar refugio a sus compañeros de lucha. Fue “chupado” en Cabildo y
Congreso, capital, un 9 de junio de 1976. Tenía 22 años. Un día antes, el
Canciller y Contralmirante César Gonzzatti había asegurado ante la OEA “que en
la Argentina hay amplias garantías para todos los ciudadanos” (Clarín,
09/06/76). Cuando el 8 de junio de 2013, se colocó una baldosa en su memoria
frente al domicilio de sus padres, en José Hernández 239 de José María Ezeiza,
la agrupación HIJOS, acompañadospor
Barrios por la Memoria y la Justicia, y la Municipalidad, se abrió el camino
para que en nuestro distrito se marquen la ausencia y la presencia de los
militantes que el terrorismo de Estado pretendió hacer “desaparecer” de la
historia.
En
éstas, nuestras jóvenes víctimas, que fueron Desaparecidas cuando llevaban
adelante su misión de querer construir
una sociedad mejor, homenajeamos a todas aquellas que todavía no
disponemos de información pero que fueron asesinadas incluso en democracia, o
como lo fue el cura párroco Hugo Ibañez, cuando comenzó a querer contar lo que
había sucedido en la Unidad 19 y en la Unidad 3 del sistema carcelario en
Ezeiza.
Juan Carlos Ramirez Leiva