martes, 9 de febrero de 2016

Dismitificadores otra vez vencidos



Los cazafantasmas vernáculos no se ofrecieron para el caso. Tampoco hicieron bulla los no creyentes de siempre. Nos contaron documentadamente que fue el segundo Jumbo incorporado orgullosamente por Aerolíneas Argentina el 13 de enero de 1979. Para 1983 pasó a Flying Tigres, con los colores de Metro Internacional, luego con Federal Express hasta que en 1990 regresó a operar con Aerolíneas hasta mediados del 2001, en que fue dado de baja. Recordaban que aunque Air Plus decidió retirar de servicio los Boeing 747-200 de Aerolíneas Argentinas, de modo inédito se siguió llevando los motores a España para sus propios Jumbos. Los fundamentalistas de la verdad, solo se limitaron a afirmar que el Jumbo alcanzaba una Velocidad Máxima en máxima altitud de 970 km/h a 9.145 metros; que su velocidad de crucero era de 910 km/h; en fin, habladurías.
Los que saben, como el caso de Ariel Aníbal Fuster, afirman que los de Intercargo, personal de seguridad o de limpieza, tienen como experiencia “
que presenciaron los mismos hechos y las mismas situaciones, sin conocerse ni tener conexión entre ellos.” Hasta en aeroparque conocen los hechos narrados.
El aeropuerto ya habría sido tomado por fantasmas tiempo antes. Desde que aquel pasajero se suicidara en el hotel, dicen un fantasma recorre sus pasillos.  Cerca del lugar en donde habría caído un avión transportando pescados, se escuchan gritos en las noches que han estremecido la dureza de los vigiladores. Se cuenta que los rudos de la ex PAN, se negaban a ir de guardia en ese puesto; mandaban a los nuevos que ignorantes de las fuerzas ocultas que allí se manifestaban, se enfrentaban a los tiros con lo que no veían pero los asustaba. Consultado un pastor amigo, afirmó que “estoy completamente seguro que el relato que nos presentas es 100% verídico. Escrito está 2º Corintios 11:14”, rematando con la afirmación de que “En consecuencia, ese espíritu que se hacía pasar como si fuera la azafata era un demonio suplantador,” un demonio disfrazado de azafata.
 









Los matemáticos, Borges sonreiría, nos dirigen la atención que el 747 lleva al 74, ya al derecho o al revés, un juego de círculos que repiten realidades espejadas. Y casi nos gritan los adoradores de las Ciencias Exactas: ¡El mismo número del colectivo de la línea 306, también embrujado!
¿Leyenda urbana o realidad? No lo sabemos ciertamente, pero el caso es que el avión resiste a ser desguasado.

Juan Carlos Ramirez.

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