Los tubitos que chocaban al abrir la puerta eran una delicia que transportaba a Oriente. Para mí que no había otros en Ezeiza. Nada sabíamos de new age y móviles al viento por entonces, así que el tintineo constituía un atractivo de interés infantil porque entonces era una niña, era el sonido que escuchaba cuando pasaban algo en la tele que aludiera a China o Japón. Al entrar aún hoy me doy vuelta y los busco. Cuentan unas vecinas que empezó vendiendo ropa para bebés y niños, de tela, que la misma señora Juanita confeccionaba. Una novedad en el pueblo hace cincuenta años. Repaso comercios contemporáneos (¡y que aún siguen en manos de la familia!): Froluz y Harfouch acompañan desde "la French", la French que entonces era de tierra. Un poquito más lejos están el vivero Los Rosales, el almacén sobre Caseros casi Pravaz, la tiendita sobre Balcarce ahí nomás después de la curvita.
Y la señora Juanita siempre atrás del mostrador, como detenida en el tiempo, tranquila con su paciencia china dale desplegar y volver a plegar ropita, con el perrito acompañando fiel como todo perrito. Va este refresco dirigido a la memoria de los vecinos, clientes o no, de Creaciones Juanita que el 17 de diciembre del 2009 cumplió 50 años de actividad, según consta en la factura. Y el recuerdo de aquellas medias Cachupín que me salieron tan buenas y del pañuelito Doria con la imagen de Isidoro Cañones bailando el sucundún que aún conservo
Lic. Patricia Faure
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