A medida que nuestro país ingresaba de lleno en lo que denominamos economía agroexportadora, los espacios de libre tránsito se iban necesariamente delimitando para proteger tanto a los sembradíos como a los animales. En los archivos de los juzgados de paz existen innumerables expedientes relatando los conflictos resueltos violentamente, que entabló la disputa Derecho de Costumbre (sostenida por los arrieros), y los Derechos de Propiedad (obviamente sostenida por los terratenientes).
No se podía alambrar un campo sin previa autorización de la municipalidad correspondiente, por la necesidad de verificar el respeto de los límites reales de la propiedad y que se tomaran las medidas adecuadas para no impedir los pasos tradicionales. Por este marco legal por ejemplo, el vecino Don Manuel Castrillon debió pedir el 11 de octubre de 1882, el requerido permiso a la Municipalidad de San Vicente para alambrar su campo en el entonces Cuartel 7mo. Por entonces, los municipales dispusieron pasar el informe al Alcalde Don Antonio Fariña y a los vecinos Don Juan Thompson y Don Leoradio Leyras para que dispusieran según conviniese a los intereses públicos.
Los caminos no podían ni iban a ser los habituales; en sesión del 13/10/1883 se comisionan a Félix de la Rosa, Tristán Suárez y Antonio Fariña, por nombrar sólo a nuestros vecinos, para arreglar la forma y el día en que se entrevistarían con el Poder Ejecutivo, con la Corporación o con entidades crediticias, para encaminar el proyecto de la construcción de un ferrocarril.
Los caminos de hierro finalmente llegaron y ello hizo surgir nuevas reglamentaciones. El 15/10/1885, Mariano Carrizo pidió autorización para alambrar y en el mismo día: “El Señor Municipal Fariña hizo mención para que se ordene á Don Antonio Ríos deje sobre el costado N.E. de su alambrado los ocho metros para camino vecinal que determina la Ley de la materia en toda la estension de su campo hasta tocar con el del Señor Rosario Carrizo por ser el camino de acceso a la Estación ‘Tristán Suárez’. Igual cantidad de metros deberá dejar en el costado N.O. que también linda con el espresado Carrizo y con Don Juan B. Spezzioto por el S. E. calle por medio y fue resuelto de acuerdo”.
Cuando hoy transitamos en Tristán Suárez por la calle J. J. Vertiz comenzando desde Roque Sáenz Peña hasta M. Belgrano, giramos por ésta camino a la estación, continuamos por Porqueras hasta Lavalle, en donde podemos doblar hacia C. Spegazzini por cinco cuadras, estamos recorriendo el camino que el celo de nuestro delegado municipal, supo mantener. Valgan estas líneas referidas a los caminos suarences, para recordar que las mencionadas calles J. J. Vertiz, M. Belgrano, Porqueras, y Lavalle, cumpliran este año, su cumpleaños número 140.
Juan, me parece que Blas Parera( Roque Sáenz Peña cambia de nombre al cruzar las vías del ferrocarril). Abrazo grande
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