Quique Palacios, un multifacético deportista amateur, amigable,
generoso, aún en plena competencia. En los albores de su vida, comenzó
como muchos niños de su época, practicando futbol en los potreros del
barrio “Vecinal” hasta intentar, junto con algunos amigos, llegar a
jugar en un club “grande”, por lo que fue a “probarse” a Huracán. El
hecho de tener que viajar periódicamente al club, sus escasos años, y
además por otras circunstancias que su madre argumentaba, no pudo seguir
con la meta propuesta, y por lo tanto sus sueños de futbolista se
desvanecieron.
|
Bernabé Palacios, de pié a la izquierda |
Años más tarde, ya en su juventud, todos esos sueños
florecieron nuevamente, prestando todo su apoyo a su hermano Bernabé,
casi cinco años más joven, a quien acompañó en todo momento a sus
prácticas de fútbol, e incluso lo ayudaba a entrenarse en un campito
cerca de su casa cuando no tenía un club donde hacerlo, y disfrutó de
sus triunfos y hazañas futboleras. Mientras tanto, él practicaba otro
deporte que también le apasionaba, el ciclismo, y con el fin de mejorar
su físico, casi sin proponérselo, comenzó con otra actividad física: el
físico culturismo. Alternando estas dos disciplinas atléticas, en vista
del progreso y los triunfos que lograba cultivando y exhibiendo sus
músculos en varios torneos a lo largo y a lo ancho de nuestro país, dejó
de lado la bicicleta y ya en plena actividad físico culturista, llegó a
consagrarse “Mister Argentina”, coronando así sus horas de esfuerzo y
sacrificio.
|
Quique y el Negro, de pié de izq. a der. 1975 | |
|
Un amigo y vecino, Horacio “el negro” Harguindegui,
apasionado futbolista, lo tentó para hacerse cargo de la preparación
física del plantel del por entonces equipo de “primera de aficionados”,
el querido Sportivo Tristán Suárez, y allá fueron los dos, en pos de la
hazaña, y revolucionando a propios y extraños, comenzaron a darle forma
al plantel que a la postre lograra el campeonato y el tan preciado
ascenso a la primera división “C”.
|
Ruben Moreno |
Esa revolución en la forma de
entrenar estaba dada por utilizar pesas y complementos, cuando todavía
no era moneda corriente su uso e incluso era criticada esa práctica
porque algunos creían que le quitaba al jugador elasticidad y
movimiento. Esa irrupción de Quique en el fútbol le permitió continuar
su carrera en otros clubes, consiguiendo otro campeonato en su
inolvidable “Dock Sud”, para luego volver a Tristán Suárez, rompiendo
con el mito de “nunca segundas partes fueron buenas”, y junto con el
inolvidable Rubén Moreno, lograron el ascenso a primera división “B”
metropolitana.
|
Ängel Ataliva "Quique" Palacios (2015) |
|
Los caminos de la vida, tal vez el poco valor que le
dan los dirigentes a quienes han dado mucho, lo llevaron a quedarse sin
club para entrenar. Siempre activo, con sangre de deportista, vigente, y
sin que los años fueran un impedimento, desempolvó su bicicleta, y
comenzó el pedaleo que lo llevaría a competir, ya veterano, en muchos
circuitos y caminos de nuestra patria. Su vitrina no tiene más lugar
para los trofeos ganados… y Quique sigue pedaleando. Dijo alguna vez:
“voy a pedalear hasta que me muera, para no morirme antes”.
Publicada en facebook, en el muro de Jorge Pedro Pintos
Nota: Ángel Ataliva "Quique" Palacios, tiene hoy 73 años. Vecino de Ezeiza. El Diario Popular le hizo una justiciera nota publicada en http://www.diariopopular.com.ar/notas/138957-siempre-que-haya-que-poner-el-cuerpo-ahi-estara-palacios. las fotografías que acompañan fueron tomadas desde la red.
El editor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario