sábado, 14 de mayo de 2022

El arte de curar

Cuando las tierras que se encuentran aproximadamente entre las vías del Ferrocarril Roca y el río Matanza hasta el arroyo Ortega, estaban bajo la jurisdicción del Cuartel V del Partido de Cañuelas, don Ramón Carrizo fue nombrado Alcalde con competencia desde la estancia Los Remedios (1), hasta el pueblo de San Vicente. Don Ramón, seguramente, mantuvo permanente contacto con Pedro Martínez Niño, quien tuvo la tarea de vacunar en septiembre de ese mismo año.
Hemos podido rastrear que en julio de 1823, cuando la viruela hizo estragos en la población del distrito de San Vicente, el comisionado Ignacio Martínez hizo esfuerzos denodados para vacunar a nuestros desconfiados vecinos asentados al sur este de las vías y al sur de la ruta 52. Si bien no residió, sabemos que un años después ya teníamos a un farmacéutico como propietario de la estancia "Los Remedios". Don Tomás Whitfield la había adquirido a Pablo José de Ezeyza, según consta en la escritura fechada el 13/07/1824.
Estas breves referencias tienen como objeto recordar a los pioneros radicados en nuestras tierra, dedicados al arte de curar y que contaban con la licencia expedida por el gobierno. Gracias a las investigaciones de Lucio García Ledesma, conocemos que el primer médico con título universitario que atendió al mencionado Cuartel V de Cañuelas, fue el Dr. Manuel Acuña. Este llegó en 1857 tras servir en el ejército de Urquiza y junto con los doctores Martín Schmarsov y Joaquín Robles, luchó contra la epidemia de cólera que se desató en 1868. Esta se ensañó con los residentes en el Cuartel V, según consta en las Actas Municipales. Siete décadas más tarde, otros médicos graduados comienzan a relacionarse con nuestros vecinos.
Entre los doctores que más profundos recuerdos han dejado en su paso, se encuentra el Dr. Eustaquio Anastasio Gómez. Nació en Buenos Aires el 22/02/1916, recibiéndose de médico el 30/12/1946. Un año después y en el mes de octubre, se estableció en Tristán Suárez. Es recordado por la sencillez y sensibilidad con que atendía a los pacientes. Falleció el 8/12/1960 y una calle de la ciudad fue honrada con su nombre.
Entre los últimos reconocidos socialmente, el Dr. Saponaro es recordado por sensible su entrega a los pacientes de Villa Golf y El Trébol (ciudad de la Unión), quien fuera nombrado ciudadano ilustre de Ezeiza. Hasta hace muy poco, se encontraban ejerciendo su profesión, doctores que vivieron la heroica etapa de ser esperados en la estación por familiares de enfermos que los iban a buscar en bicicleta o que le llevaban botas y protección para la lluvia y el barro, como lo fuera hasta hace poco el Dr. Varela. Uno de los pasajes del Anfiteatro de las Américas, hoy en transformación, llevó el nombre del Dr. De la Cruz, querido por su proceder solidario.
No nos olvidamos del Dr. Orlando Rojas, pediatra muy querido, ni del Dr. Rebagliati, quien en un 30/08/1935 colocó la chapa que anunciaba la apertura del primer consultorio en Ezeiza. Se reconoce en él, que abrió caminos en donde solo había huellas, con tal de cumplir con su juramentado destino. El Dr. Rebagliati, también ciudadano ilustre de Ezeiza, nació en Banfield un 1ro. de enero de 1909, falleciendo el 24/08/2003.
Con este breve artículo no buscamos de ninguna manera agotar la lista, y no olvidamos que la mención de algunos provoca el injusto olvido de otros. Pero creímos necesario particularizar con el pretendido propósito de recordar en ellos, a todos los que nos han tratado y cuidado a través de la historia.


Por: Juan Carlos Ramirez Leiva

(1) Hoy en esas tierras se levantan el aeropuerto Ministro Pistarini, la Comisión Nacional de Energía Atómica, los conocidos bosques de Ezeiza, complejos de recreación y penitenciarios, escuelas, el Barrio 1, una cancha de golf, varios barrios, etc.

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