Poroto Alvarez contó que en 1872 existía ya el Lomas Cricket
Club, entidad que en 1881 se transformó en el Cricket and Lawin Tennis
Club. El entusiasmo de estos sportsmen británicos era inmenso y en busca
de nuevos horizontes surgió la idea de formar una institución que
además de los deportes antes citados tuviera también para
practicar golf. Reunidos esos deportistas en marzo de 1891 constituyeron el Lomas
Academy Atletic Club, después Lomas Atletic Club nombre que
habría de llevar hasta que fue castellanizado como Club Atlético Lomas.
Sus primeros fundadores fueron John Cowes, Thomas Doddos, y James Gibson.
La primera cancha de golf estaba ubicada aproximadamente a siete cuadras
de la estación Lomas de Zamora del F. C. Sud, con nueve hoyos, y se comenzó a practicar golf hasta 1901.
El terreno no llenaba las aspiraciones de sus asociados y
dirigentes, que deseaban una “verdadera” cancha de golf y para ello
llegaron a un acuerdo con los directores del F.C. Sud y lograron
adquirir en propiedad una gran extensión de tierra ubicada en la
localidad de Ezeiza, donde poco tiempo después la empresa ferroviaria
citada instaló un apeadero al que denominaron Parada Links. En 1912
fueron habilitados los primeros 9 hoyos y meses después se inauguraron
los 18 hoyos, desde ese momento el Club Lomas pasó a ocupar un lugar
privilegiado dentro del golf argentino por ser una cancha con muy buen
diseño y apropiada para cancha de campeonato considerando que el
espectador puede observar todo el juego que se
desarrolla durante los campeonatos de profesionales, concursos que se
llevaron a cabo en la cancha de Lomas durante varias temporadas. Robin
Stuar, gerente del Ferrocarril del Sud, fue presidente del C.A.
Lomas durante muchos períodos. Su primer profesional fue José
Jurado, campeón del abierto de profesionales durante años y estuvo
a punto de obtener el campeonato abierto de Gran Bretaña, donde cometió un error en el
ante último hoyo y se debió conformar con el segundo puesto a un solo golpe
del ganador en el año 1931.
En el Club Lomas, durante sus primeros
años, solamente jugaban ingleses y sus descendientes. El
primer concurso en la categoría damas aficionadas fue ganado por la Sra.
N. Pow en el año 1913 y en caballeros fue ganador D. Leighton en el año
1897. Después que se inauguró la cancha de Links, el primer campeón fue
E. Gibson. Recién por primera vez fue campeona una argentina, la Sra.
Alicia F. V.de Maquieira Goñi en el año 1933 y campeón otro argentino,
Alberto Rossi, en el año 1935 (hijo del entonces profesional de golf de
Club Ranelagh).
Muchos de los hijos de los primeros pobladores de Ezeiza y Tristán
Suárez colab1,510 × 872oraron con sus padres con ingresos que provenían al actuar
como caddies en la cancha de golf. El primer capataz de la cancha fue
Arturo Dubini. El primer caddie master fue Pedro Vila. El primer
encargado del restaurante fue Martín Giménez. Es importante señalar que
los días domingos y feriados las autoridades del Ferrocarril C. Sud
hacían detener en Parada Links dos trenes rápidos entre las 8 y 9 horas,
horario en que viajaban los ingleses para jugar golf; por muy corto
período también hacían parar un tren rápido que pasaba a las 18,30 horas
con destino a Plaza Constitución pero a pedido de Martín Giménez ,
encargado de la confitería del Club, ante Robin Stuar (gerente del
ferrocarril) el tren citado no detuvo más su marcha. Giménez argumentó
que en el referido tren iba agregado un coche comedor y los jugadores de
golf de regreso a su domicilio en lugar de tomar el té en el Club lo
hacían en el coche restaurante y esto le ocasionaba un perjuicio
económico, al no vender las pastas de confitería adquiridas para los
servicios de té y merienda. Robin Stuar aceptó como razonable este
pedido, dando orden que el tren rápido de las 18,30 hs . anulara su
parada en Links, considerando que en dicho tren solamente subían los
jugadores de golf del club ya que en esa época con excepción de los
caddies, era muy limitada la cantidad de personas que viajaban. Otro dato
para agregar es que los días sábados, domingos y feriados al
acrecentar la cantidad de jugadores de golf, los caddies de Ezeiza y
Tristán Suárez no eran suficientes y, para solucionar el problema las
autoridades del Ferrocarril Sud decidieron entregar un carnet a jóvenes
que se interesaran en ocuparse como caddie, con la presentación de dicho
carné en las boleterías de las estaciones el pasaje de ida y vuelta
entre 10 a 30 kilómetros solamente se abonaba 35 centavos (el carnet indicaba los datos del beneficiario y debía ser renovado anualmente).
Marta Giménez, hija de Martin Giménez (encargado de la confitería) vivió en Monte Grande, casada con el historiador Pedro Rubén
Campomar Rotger. Don Martin estuvo en el golf por más de 50 años y su
hija contó que comenzó a
trabajar en 1918, se casó en 1921 con Ida Gadda y
siguió trabajando más allá del año 1968 en que recibió una medalla por
los 50 años de servicio a la Institución. Las dos hijas del matrimonio
Nora y Marta concurrían al colegio Santa Inés de Turdera y para llegar
tenían que tomar el tren; él las esperaba en la Parada Links porque
solamente paraba si se avisaba a la estación Ezeiza o Tristán Suárez que
había pasajeros y cuando no iban a la escuela Don Martín tenía que
salir corriendo a avisarle al conductor del tren que no paraba y hacía
sonar su silbato para que siguiera su recorrido. En otra oportunidad,
cuando Marta tenía aproximadamente 10 años, fue sola al colegio y se
puso un precioso chaleco tejido a mano, que su mamá guardaba para
pasear y ella insistió tanto que quería llevarlo a la escuela que su
mamá accedió. Cuando bajó en Turdera y subió la barranca que tenía antes
la estación, se dio cuenta que se había olvidado el chaleco en el tren.
Bajó nuevamente y le dijo al encargado de la estación que antes que
llegue a Temperley avise que ella se olvidó el chaleco de lana en el
último vagón y le dio los datos del asiento, el color, etc., para que
lo traigan nuevamente a Turdera y ella lo iba a buscar a la salida del
colegio. Así recuperó su chaleco, pero se cuidó mucho de no decir
nada en su casa .Días más tarde, cuando iba con su mamá en el
tren, el guarda le dice a ésta, seguramente para lograr una recompensa
o agradecimiento: -Señora, yo soy el que le recuperó el chaleco a su hija.
Su mamá se sorprendió y Marta tuvo que aclarar lo sucedido, para agradecerle al guarda seguramente con una propina.
Don Martín y su esposa trabajaron conjuntamente, contrataban mozos en
Harrods, Gath & Chaves cuando había un evento especial y
habitualmente tenía un cocinero permanente por más de 25 años y una
señora llamada Doña Flora Garayar. El esposo de esta señora enfermo y ella se quedó a cargo de 7 hijos. El papá de Marta le compró la
casa y se la iba descontando del sueldo poco a poco. Pero no sólo eso
también le daba trabajo a sus hijas que empleaba como niñeras y damitas
de compañía, ya que muchas veces cuando era chiquita la llevaban al
colegio en el tren y ayudaban en todo.También Don Martín ayudó a la
señora González, madre de Poroto Alvarez, a comprarle la casa para que no
quedaran en la calle (el papá se había ido) porque se la iban a rematar
por no poder pagar una deuda de $ 90 en concepto de materiales de
construcción para modificar la casa. Después de 50 años Poroto se
entera circunstancialmente de la muerte del buffetero de la cancha de
golf y al acercarse al cajón, emocionado dijo: “Qué gran hombre se va,
si la gente conociera sus valores, habría que hacerle más que un
homenaje“
También existían linyeras fijos y cada uno tenía un día para ir a
buscar una especie de minestrón. Lo hacían en latas cuadradas de aceite,
que por afuera estaban renegridas pero por dentro bien limpitas y
brillantes, también tenían una manija de alambre, allí ponían su
ración y se organizaban para ir uno por día. Se surtían en Tristán
Suárez y el pan con Guarna, de Ezeiza. Más tarde le
compraban carne a Sánchez que estaba casado con Cholola que era una de
las hijas de Doña Flora, que tenía matadero en Ezeiza.
Don Martín
Giménez salió testigo del casamiento de José Jurado, el profesional
de golf, aproximadamente en el año 1924, con la hija del capataz de la
cancha de golf Arturo Dubini, de nombre Araceli. De esa unión nació Ricardo Jurado, quien a los 18 años consiguió el título de campeón
argentino de golf de aficionados. Don Martín salió de testigo de
casamiento y el novio ese día les regaló a todos los caddies, masas,
golosinas y monedas. En la actualidad un nieto de José Jurado es el
propietario de un negocio muy importante en Costa Salguero que vende
artículos para golf. Su padre falleció en un accidente automovilístico.
Los hijos de José jugaban con Nora y Marta cerca de un alcanfor que en
ese entonces estaba enano y hoy es un gran árbol. José le decía a Marta
que ella jugaba mejor al golf que la hermana, pero no era socia y Nora
sí. La casa donde vivían en el club tenía dos dormitorios y un baño, con
techo de chapa, el comedor era el de los socios y ellos siempre comían a
la carta, lo que pidieran al mozo se complacía sus deseos.
Una socia de apellido Cambell, durante el invierno, en lugar de
jugar al golf se pasaba las tardes tejiendo sacos de lana para los
caddies y era tan ubicada que cuando los citaba para tomarles las
medidas les preguntaba que color de lana deseaban. Poroto me decía: “Han
pasado 80 años y hoy recuerdo su esmirriada figura sentada en una silla
de mimbre bajo los rayos de sol invernal”. Igualmente recordaba a la Sra.
de Merchant White Rotman, que les regalaba la ropa de sus hijos cuando
las dejaban de usar, vestuario que se usaba para los días
festivos por su buen estado y calidad. Hace algunos años un grupo de socios de descendencia
inglesa invito a Poroto al Club para rememorar hechos transcurridos en
épocas de sus antecesores, y en lugar de ser una reunión animada resultó
un grupo de compungidos al tomar conocimiento de la conducta
benefactora de sus padres hacia los caddies de entonces y él les dijo
que de saber que su visita producía hasta melancolía no hubiera
concurrido, felizmente con sus palabras desapareció esa aflicción.
En el club había grandes acontecimientos, los socios eran gerentes del
ferrocarril, de Bancos, grandes personalidades .Se servía la mesa con 5
tenedores y en ese entonces tenían una mesa fría. La mamá de Marta
decían que invertían mucho en esa mesa pero el papá le respondía que así
comían menos de lo caliente. Ella siempre estuvo al lado de su esposo,
ayudando en la caja, cuidando cada detalle. Don Martín ayudaba a todo
el mundo, era un verdadero benefactor, le instaló un negocio de
electricidad a un sobrino, en la calle Lima al 1200, primeramente le
pagó los estudios de televisión por correo ya que su mamá había quedado
viuda con 4 hijos y luego le puso un negocio que atendía Marta. Este
hombre que ayudó a tanta gente ,que llegó a tener varias casas en Monte
Grande, en su vejez quiso sacar un crédito para comprar un departamento
en Capital pero, no lo pudo sacar porque como siempre había comprado al
contado no tenía referencias.
En el tiempo de las grandes kermeses que se realizaban en la última
guerra mundial para ayudar a los Aliados, les daban de comer a toda la
gente que trabajaba para armar los stands. Las kermeses duraron tres
días, cada país europeo que estaba en contra de los nazis, adecuaba su
stand, así por ejemplo Holanda tenía una casita tipo holandesa y
vendían productos típicos. Karadagián que recién empezaba a luchar armó
también su ring y participó de las kermeses. Se instalaron dos boittes y
cuando terminaron los festejos el suelo que habitualmente está verde,
quedó color marrón por el andar de tanta gente que asistió a la feria.
En el verano iban a dormir bajo los árboles y realmente muchos vecinos
del barrio Vill1,280 × 720a Golf, las pocas familias que había en las noches
calurosas dormían bajo los árboles y en la siesta también mientras los
chicos jugaban a la sombra. Un vecino que estaba a la
entrada del barrio Links fue Don Nevio Pahor, quien tenía almacén de
ramos generales con copetin al paso, cancha de bochas y juego de taba.
Fue durante algún tiempo representante de los vecinos ante el Consejo y
dirigente de la Sociedad de Fomento durante la gestión del Intendente
Machado. Junto a Luis Díaz y Alejandrina de Méndez bregaron por obras de pavimentación del barrio (1971) dado el
deterioro de las calles, sobre todo donde circulaba el colectivo de la
línea 306. Además fue presidente de la cooperadora de la Escuela N 35
(hoy 13), realizando para beneficio de la misma grandes kermeses que no
se volvieron a repetir en otros años y de los cuales los vecinos tienen
hermosos recuerdos. Con
la llegada de la ruta 205, muy espaciosamente fue cambiando la
fisonomía del lugar, el Club Lomas debió ampliar sus instalaciones al
ser facilitado su acceso por carretera.
Hoy el campo de golf está cercado con vigilancia.
Por: Nelly Borzone
Tercer Encuentro con
Nuestra Historia (2003). Organizado por:Junta de Estudios
Históricos Distrito Ezeiza.