En 1940 el 1º Congreso Deportivo Panamericano
designó a Buenos Aires como sede de los Juegos Panamericanos que deberían
celebrarse en 1942. Debido a la guerra fue postergado y el 2º Congreso
Deportivo Panamericano, dispuso que la celebración inaugural fuese en 1951.
La
organización incluyó el alojamiento de las delegaciones y de la representación
de atletas argentinos en el Colegio Militar de la Nación (representaciones
masculinas extranjeras); el Hogar San
Martín y los Hogares de Tránsito, dependientes de la Fundación Eva
Perón, fueron la sede de las delegaciones femeninas. La delegación argentina
fue alojada desde su concentración en la Villa Panamericana de Ezeiza.
El domingo 25 de febrero de 1951 la llama
olímpica traída desde Grecia y portada por el atleta griego Aristides Roubanis,
encendía el pebetero durante la ceremonia inaugural en el estadio de Racing, en
Avellaneda. Compitieron poco más de 2.500 deportistas en 18 disciplinas y tras
la clausura, el 9 de marzo en el estadio de River Plate, la Argentina conquistó
150 medallas (68 de oro, 44 de plata y 38 de bronce), seguida a gran distancia
por Estados Unidos (95 medallas), Chile (41), Cuba (28), Brasil (32, aunque
sólo 5 doradas) y México (40, la gran mayoría de bronce).
La natación tuvo
lugar en las piscinas al aire libre de 50 m de largo (no había aguas abiertas
ni nado sincronizado), conocidas aún hoy como Piletas Olímpicas.
En el Anuario
de la revista MUNDO DEPORTIVO, del 27 de diciembre de 1951, puede
leerse:
“A disposición de este propósito de confraternidad que prevaleció
durante los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos, se tuvieron infinidad de
cosas favorables. La villa Panamericana que convirtió al Colegio Militar de la
Nación en un perfecto campamento para atletas; la Villa Evita, en Ezeiza donde
se concentraron los muchachos argentinos que llevaron hasta tan alto los colores nacional.”(Y muchachas, creemos).
El Mundo Deportivo N° 94 (Buenos Aires), del 1 de
febrero de 1951, publicó:
“Actividad constante y progresiva
es la que se registró en la Villa Olímpica de Ezeiza. Puesta por disposición
del general Perón y su señora esposa, a la dirección y cuidado de nuestras
delegaciones deportivas, en ella, escenario y paisaje magníficos, los atletas
argentinos trabajan en forma notable para adquirir una potencialidad acabada
para el excepcional certamen continental”.
Por Juan Carlos Ramirez
Fuentes:
Centro de Documentación Histórica “Dra. Gilda
Lamarque de Romero Brest”.
Debo agradecer profundamente ver escrita y publicada mi pequeña crónica de una entrevista que me conmovió, además enriquecida de datos que son practicamente desconocidos o que tal vez trataron de ocultarse deliberadamente para "borrar la memoria" o esperando que alguien les "haga ver la luz".
ResponderEliminarDebo confesar mis lágrimas al sentir que con estas pequeñas cosas rescatamos Nuestra Historia, algo que me preocupaba y
mucho, desde cuando se dividió el Partido en el '94: Que se perdiera la memoria y la historia.
Les agradezco a Ud y a Patricia Faure el trabajo incansable que realizan. Con mi más profunda admiración
Bini Peñuelas (El Morueco Terenciano)
Muchas gracias Bini. Es Ud. muy amable.
El editor.