-¿Cómo se entregaban los terrenos con el barrio apenas esbozado?
-Para entregar el terreno venían a mi viejo con un papel del banco,
donde le pedían que buscara el terreno detallado y lo entregara. Mi viejo iba
al terreno, buscaba los mojones y los entregaba. Los mojones estaban tapados
por los yuyos. A pesar de que de vez en cuando se limpiaba con un tractor o con
caballos. No era fácil encontrarlos. Menos para Latanzi, que lo llamaba mi
padre, si había prisa, y contando sus pasos tenía la memoria o la habilidad de
dar con ellos rápidamente. Primero se hicieron las calles para marcar después
las manzanas. La Rotonda, y otras manzanas no se tocaron para dejarlas como
plaza y en reserva. Las manzanas de Los Tilos y Los Cardos eran las que
llamaban “del cementerio”, porque en ellas se enterraban todos los animales que
morían, caballos, vacas, perros, etc. se
enviaban a enterrar allá.
- Y ¿las construcciones originales que hizo el Banco?
-Se empezaron a hacer casas en grupos. Cuando vinieron los Cherati y
Natale (Los Luises, me aclara Guillermo) y el electricista (Arizmendi), los
tres compraron casas en el barrio. Construyeron las casas iniciales. El pintor
era Mayorana. Ese era el equipo básico para hacer las construcciones iniciales
que se empezaron a vender enseguida.
Guillermo recuerda que las cocinas originales eran de querosén ¡se mandaban
unas explosiones bárbaras! Tenían como un termotanque para calentar agua.
-Mi viejo quiso comprar un terreno inicialmente, pero le dijeron en el banco
que no. El banco tenía una norma que, para comprar, tenían que ser ejecutivos del
Banco. Así que tuvo que comprar un terreno cuando se dio una reventa. Después,
cuando se terminó el barrio y mi viejo seguía viviendo en esta casa, que obviamente
no era de él tuvieron la atención de ofrecérsela. Él negoció dar el terreno
comprado en reventa en parte de pago y le facilitaron el pago del resto.
Hubo
mucha más charla. Muchas más cosas. Material para un libro pero esto es una
revista que trata de buscar y dotar al barrio de una memoria colectiva que si
no es exactamente objetiva e histórica, es humanamente verdadera y suficiente
para darnos identidad a los que hemos decidido hacer de El Trébol, nuestro
lugar.
Por: Guillermo Patiño y Mario Ordiales
Nota del editor: Dado lo extenso del artículo, la nota se publicó en tres tramos, siendo éste el último de ellos. Agradecemos la gestión de la sra. Inés Cuello de Ramirez.
Nota originalmente publicada en “El Trébol”. Revista de la Sociedad de Fomento y Biblioteca Popular del Barrio Parque “El Trébol”. La Unión, abril, 2013. Págs. 4 a 6.
Nota del editor: Dado lo extenso del artículo, la nota se publicó en tres tramos, siendo éste el último de ellos. Agradecemos la gestión de la sra. Inés Cuello de Ramirez.
Nota originalmente publicada en “El Trébol”. Revista de la Sociedad de Fomento y Biblioteca Popular del Barrio Parque “El Trébol”. La Unión, abril, 2013. Págs. 4 a 6.
Muy interesante la nota.
ResponderEliminarMuy interesante la nota.
ResponderEliminar