Don Rafael Dragone venía escapando de la primera guerra mundial junto a su cuñado, Ángel D’Adesse, con quien había zarpado desde el puerto de Génova, del mismo puerto desde donde alguna vez partiera Cristobal Colón. Carmelo D’Amelio los había recibido en el puerto de Buenos Aires el 8 de enero de 1921, cuando desembarcaron del buque Princesa Mafalda y pienso en las casualidades (o destinos), ya que en Ezeiza se homenajeaba a esa nave (o tal vez a la princesa de Saboya), dándole su nombre a la calle rebautizada Arturo Illia.
Rafael provenía de Gesualdo, provincia de Avellino, Italia; Gesualdo es una comuna italiana en la región de Campania con cerca de 3.800 habitantes (2017). Allí había dejado a su esposa Salvadora D’Adesse, madre de Félix y Filomena (nacidos en 1918 y 1920, respectivamente), y posteriormente y en Argentina, mamá de Enrique Rafael Dragone (1938). Los recién llegados se alojaron en una casa alquilada sobre la calle Iguazú casi Caseros, y fue su tío Carmelo quien les consiguió trabajo en una metalurgia de Parque patricios, en donde él era capataz. Contaba el hijo de don Rafael, don Enrique, que solían cenar en un restaurante lindero a la casa y que su papá le transfería el 50% de su haber mensual (desde el Banco Boston), a su familia en Italia.
Carmelo D’Amelio tenía una casa sobre la calle Paunero, a metros de la ruta 205, casa en la que fue visitado por su sobrino Rafael Dragone aquel domingo 2 de febrero de 1921. Carmelo, quien lo habría esperado en la estación de Ezeiza, recibió la visita a su casa con ravioles y vino, así se cuenta, y para bajar la comida y mostrar el pueblo, salieron a caminar por la calle Racedo hasta Lacarra.
Rafael quedó impactado por la calidad de la tierra y contaba su hijo Enrique que andando unas 15 cuadras, encontraron un letrero gigante que publicitaba la venta de parcelas de una hectárea; la condición era pagar en 120 cuotas fijas por 10 años y con ello la empresa vendedora regalaría 1000 ladrillos al comprador. Luego de juntar el dinero necesario, Rafael y su tío Carmelo tomaron contacto con la empresa y el 10 de junio de 1922, Rafael firmó el ansiado boleto de compra-venta de la parcela de la calle Martín Garçía 1546.
Siguiendo la tradición de inmigrantes, Carmelo D’Amelio, probablemente también oriundo de la Campania (allí se concentra este apellido), oriento a Rafael a tomar su destino en Argentina y lo trajo a Ezeiza. Don Rafael legó a la comunidad hijos comprometidos con la tierra nueva, nacidos en Gesualdo, Italia, o en Argentina. Tal el caso de Don Enrique Rafael Dragone, quien nació y vivió en Ezeiza por siempre (30/09/1938 – 04/01/2022).
Juan Carlos Ramirez Leiva
Fuentes: notas propias y publicadas en el periódico La Palabra de Ezeiza.
Las imágenes corresponden a loteos de 1929 y 1932
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