viernes, 9 de mayo de 2025

Sucedió un 8 demayo

   
Es común que cantemos letras desconociendo cómo se elaboraron, qué sintió el autor a medida que tomaba forma, cuál fue el punto inspirador. Es algo que suele mantenerse en el misterio tanto en lo que respecta al cancionero infantil como a las baladas e incluso, marchas patrióticas. Por suerte, en el caso de nuestro Himno Nacional, tenemos algo más que certezas, tenemos la versión del nieto del autor. 
  Fue Lucio quien narró que el sábado 8 de mayo su abuelo, hijo de María Catalina Josefa Planes y Espinosa, porteña ella, y del español Domingo Lorenzo López de Santiago, “se puso su frac de grandes cuellos y solapas, abierto sobre la esponjada pechera de valencianas”, no dudó en cubrirse con su capa roja antes de atravesar la solitaria calle Perú, casi obscura y con no pocos pantanos, tras lo cual llegó a la casa de comedias. Era el único teatro, el Coliseo Provisorio, que se encontraba en la actual calle Reconquista y Perón. De acuerdo al relato que hace Lucio, al caer el telón del segundo acto, Vicente López y Planes “deshaciéndose de sus amigos que procuraban retenerlo, salió del teatro con cerebro ardiente, el corazón palpitante, el pecho henchido de inspiración”. Lucio no trepida en afirmar que “el himno había nacido desde aquel momento”. Vicente López y Planes probablemente nació entre el 3 o el 4 de mayo de 1784, según el acta bautismal que en la Iglesia de la Merced encontró el historiador R. Piccirilli. La casa de los López estaba en Perú 299, y una característica de la casona eran las higueras plantadas por el poeta y su padre. En un cuarto de esa casa nació el autor Vicente, y en el mismo cuarto, murió a la edad de 72 años.
 
Siguiendo con la historia contada por Lucio, López procuraba llegar pronto a su casa porque las estrofas, “unas detrás de las otras, se presentaban a sus labios, se amontonaban y desparramaban buscando la hoja de papel en que debían vaciarse”. Llegó alrededor de las diez de la noche, se ubicó en la segunda habitación de la entrada, encendió la vela, y se acomodó en una pequeña mesa plegable de caoba que había pertenecido a los ingleses y que habían comprado en 1807 cuando los invasores fueron expulsados. Imaginando que estaba en el balcón del Cabildo y hablaba al pueblo, durante toda la noche pasó al papel los versos. Al día siguiente, convocó a sus amigos: Esteban de Luca, Juan José Paso, y Manuel José García, a los que leyó la letra y la aprobación fue total.
 
El lunes 10 presentó el texto a la Asamblea, reunida en la actual sede del Banco Provincia, y la emoción invadió al recinto que votó por unanimidad la aceptación de los versos, siendo proclamada como “única canción de las Provincias Unidas del Río de la Plata”. El decreto fue fechado al día siguiente, 11 de mayo de 1813. Titulada “Marcha Patriótica”, constaba de 9 estrofas (no de 4 como se canta hoy), y una cuarteta o coro. Con música del catalán Blas Parera, fue adoptada como Himno Nacional Argentino y se estrenó en una velada en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, siendo ella misma quién la interpretó.
  En la ciudad de José María Ezeiza, se honra su memoria con la calle Vicente López y Planes, que nace en la Avenida French al 200, se extiende por cinco cuadras (unos 612 metros), y culmina en la calle Marinos del Fournier, llamándose su continuación, 12 de Octubre.
Por Juan Carlos Ramirez Leiva 

Capilla de los Remedios, abril de 1774

Durante el S XVIII, la frontera se movía constantemente por los procesos de expansión y recuperación de colonizadores y originarios. Entre 1737 y 1785, “no existía una sola familia entre los habitantes de las zonas rurales fronterizas que no hubiera sido afectados por los malones”.
  La Estancia Los Remedios, que data del 5 de marzo de 1758, fue fundada por el bisabuelo materno del Gral. Manuel Belgrano, Don Juan Guillermo González y Aragón (o Alagón). Tras adquirir la propiedad que funcionaba desde una de las Mercedes Reales de 1588, levanto la Capilla, primer establecimiento de culto en nuestra región. En lo que fuera la estancia, hoy se encuentra el aeropuerto Ministro Pistarini, las unidades carcelarias, el Centro Atómico, los bosques, el predio de la AFA y las piletas populares entre otros íconos ezeicences.
  A partir de la correspondencia es posible documentar la influencia de la Capilla de los Remedios, y notar la preocupación de las autoridades por contar con una fuerza defensora. Los vecinos tenían la obligación de participar en la defensa, comprometiéndose a realizar ejercicios militares.
  En tres cartas de abril de 1774, se mencionan los entrenamientos realizados los días domingos, y que comprometía a la población masculina adulta. Escribe el responsable militar: "Señor. Hoy ha llegado a este Partido el Tte. Don Agustín de Arenas, quien me ha entregado la orden de V.S. del 9 del corriente en la que me previene hagamos de dar principio a los ejercicios en el paraje que se estime más oportuno. En cuyo cumplimiento he pasado inmediatamente las ordenes correspondientes a los capitanes de las dos compañías a mi cargo para que el Domingo próximo venidero se hagan juntar todas las Gentes en la capilla de los remedios”. A continuación, reporta que: “se eligió la Capilla de los Remedios, por ser la más Inmediata, donde se dio principio ayer, 17 del corriente, no asistieron más de 40 hombres de las dos Compañías”. […] Se me dio Palabra que, para el siguiente Domingo, se pondría todo empeño a que no faltase ninguno…”.
  Este sistema de convocar a la capilla los días domingos, días festivos, se mantuvo hasta que fue suprimida por Sobremonte. La resistencia de los vecinos a participar de las milicias se hacía sentir especialmente cuando las tareas agrícolas se intensificaban y obligaba a justificar: “No puedo dejar de hacer presente a VS que si en algún tiempo necesita de atención esta campaña es al presente, pues (…) se hallan cosechando sus huertas y que con el motivo de no haber helado aun, no han dado principio a recoger los maíces que la langosta dejo, y con el mismo motivo se ha inmediado tanto el un tiempo con otro que por el venidero mes de mayo se da principio a las siembras en este estado” continuando que “no es dudable en sumo atraso la concurrencia a los ejercicios porque los más se ven muy distantes que les es forzoso perder parte del día sábado, todo el domingo y parte del lunes para regresarse a sus casas”.
  

La preocupación de un atraso en las tareas agrícolas-ganaderas explicitaba la doble realidad de la zona que, abastecía de productos a la ciudad sin dejar de ser zona próxima a la frontera, espacio de contención y contacto con el otro, con el indio. Escribe el militar: "En atención a lo que me representa VM sobre grave atraso que se seguirá en esa jurisdicción, por hallarse los más muy distantes atendiendo a la labranza y cuidado de sus Huertas y haciendas cuyas faenas no pueden omitir en la presente estación, prevengo a VM que hasta tanto sin grande incomodidad pueden concurrir a otros ejercicios se citen solamente los que por hallarse más cercanos al paraje no experimenten tan notable perjuicio”.
  En misiva del 12 de abril aclara que, para la: "enseñanza de los ejercicios a aquellas milicias […] se eligió la Capilla de los Remedios, por ser la más Inmediata”, informando los capitanes que la falta de concurrencia de los labradores se debió a “que estaban lo más ocupados en vender sus Cosechas, fuera del partido”. A las obligaciones que no resistían espera, se le sumaba la reticencia de los que eran destinados a servir en las guardias y fortines, ya que pasaban a ser condenados a penurias por el pago de sueldos con retrasos, lo que solían generar problemas de disciplina y de deserción.
 
Por: Juan Carlos Ramirez Leiva

Quinta Santa Bárbara

   La Municipalidad compró la Quinta Santa Bárbara se puso el cartel en venta de la Quinta Santa Bárbara, empecé a pensar en alternativas para tratar de adquirirla. Me parecía una pérdida enorme su posible demolición. Después de estudiar el asunto, encontramos una alternativa. Cada desarrollo o emprendimiento que llega a Ezeiza, debe ceder por ley un terreno al municipio. ¿Qué se hace habitualmente? El que va a hacer el emprendimiento compra la tierra en otro lado y se la da al municipio. En Spegazzini comenzó un loteo, llamado El Remanso, y les propusimos que nos ayudaran a la compra de la quinta, declarada por el HCDE como monumento histórico. Tras algunas idas y vueltas, logramos que El Remanso aceptara, lo que permitió concretar la compra, y en breve realizaremos la escritura”. —¿Cuál son los próximos pasos? —Una vez que escrituremos y nos entreguen las llaves, empezará un proceso de evaluación. Por un lado, debemos buscar a las personas idóneas para restaurarla completamente y ponerla en valor. Por otro, veremos qué proyecto cultural e histórico concretar, con libre acceso para que los vecinos puedan ir. Tal como alguna vez conversamos con la doctora Claudia Muscio, directora del Museo de Historia Regional, nos gustaría que pueda ser visitada por escuelas y, además, integrarla a un circuito turístico local, con cuatro o cinco puntos claves de nuestra historia.

  La Quinta Santa Bárbara está ubicada en la avenida Néstor Kirchner y General de Vedia. La historia cuenta que Nicomedes Pierotti, un italiano afincado en Lomas de Zamora, mandó edificar en 1893 una villa de cinco hectáreas ubicada a veinte cuadras de su fábrica de pólvora fundada en Monte Grande en 1879, que proveía al Ferrocarril Sud para sus canteras en Tandil. La bautizó “Santa Bárbara” en honor a la patrona de la artillería, relacionada con los explosivos en los barcos. Una trágica explosión ocurrida en su polvorín hacia 1898 causó pérdidas humanas. En 1912 vendió la propiedad a Miguel Ferrari y a su esposa, Emma Pravaz. Desde 1912, la casa permaneció en manos de esta familia, que la conservó hasta en sus más mínimos detalles. El abogado Horacio Ferrari, uno de sus hijos, estuvo casado con la actriz Rosa Rosen, por lo que la quinta también atesora recuerdos imborrables de esta célebre artista argentina. La vivienda es una típica villa italiana muy difundida durante la segunda mitad del siglo XIX, lo que entronca el origen de ambas familias con una tipología tan ligada al sustancial aporte que esta inmigración legó al patrimonio cultural de nuestra comunidad.

Periódico La Palabra de Ezeiza (27/02/2025)

Nacimiento de Ezeiza. Una foto

   La asunción de Alejandro Granados se produjo en uno de los momentos más altos de popularidad de Menem, cuando su plan económico parecía transformar radicalmente la matriz productiva del país, en una época que algunos llamaban “el fin de la historia”. La ceremonia tuvo lugar en el Barrio Justicialista Uno (donde comenzó funcionando el Concejo Deliberante de Ezeiza), en un acto emblemático que reflejó la histórica relación del municipio con los gobiernos justicialistas. Así lo muestra la fotografía tomada por un reportero gráfico de La Palabra, que acompaña esta nota. En la imagen se distinguen Alejandro Granados junto a Carlos Saúl Menem; el gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde; el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Alberto Pierri; el ministro de Obras Públicas de la Provincia, Hugo Toledo; la diputada nacional Dulce Granados (hoy titular del HCDE); y el presidente del HCDE, Edgardo Amarilla. Aparecen también ediles locales y futuros funcionarios, entre ellos un joven Gastón Granados, actual intendente de Ezeiza, junto a su hermano Alejandro. Estas relaciones harían que, entre 1995 y 1999, Alejandro Granados concretara una importante cantidad de obras públicas y en su reelección de 1999 consiguiera casi un 60% de los sufragios. Poco después, el programa económico de Menem (continuado por el radical Fernando De la Rúa, que ganó las elecciones en 1999) comenzó a entrar en crisis, mientras el peronismo se enredaba en crecientes tensiones internas. Tras la renuncia de De la Rúa, Eduardo Duhalde (ya constituido en principal rival interno de Menem) asumió como presidente interino entre 2002- 2003. Esto abrió el camino a una nueva etapa del peronismo, que desde el 2003 encarnó un nuevo rostro con Néstor Kirchner y Cristina Fernández como figuras centrales. Interpretando los nuevos vientos, Menem aceptó ocupar un rol secundario, desempeñándose como senador nacional por La Rioja desde 2005 hasta su fallecimiento en 2021 en medio de la pandemia del Covid-19, bajo la presidencia justicialista de Alberto Fernández, acompañado por Cristina Fernández como vice.
  

Existen similitudes entre el tiempo de Menem y el presente marcado por Javier Milei, en torno al surgimiento de nuevos líderes globales, el problema de la inflación y la intención de un nuevo presidente de implementar una agenda liberal en materia económica. Sabemos algunas cosas que van a pasar, porque ya están pasando: a la par de la estabilización monetaria, hay despidos, caída del empleo, el cierre de pymes y la entrada de productos que afectan a la producción local. Sin embargo, hay una notable diferencia: en aquel entonces, la transformación se impulsó desde el peronismo. Hoy, el gobierno ha puesto al peronismo, a la izquierda y a todos los colectivismos como sus principales enemigos, aun cuando algunos de sus adherentes sean conversos con pasado justicialista. El gobierno local, en esta nueva configuración, políticamente se referencia con la provincia de Buenos Aires y la gobernación de Axel Kicillof, manteniendo una relación institucional con la Nación. Continúa una línea: durante estas tres décadas, la marca “Primero Ezeiza” ha permitido a la administración local nunca perder de vistas a las demandas locales. Treinta años después, la postal de Barrio Uno sigue siendo un testimonio del nacimiento del distrito y, a la vez, una instantánea de una época que parecía monolítica y que años después se esfumó dejando a Menem en el camino. Aunque desconocemos a ciencia cierta qué puede decirnos sobre el papel de los distintos ismos en el presente ciclo, podemos aventurar que, en esta Argentina pendular, las hojas en blanco del porvenir se irán llenando de sorpresas análogas a las que descubrimos cuando miramos una fotografía y nos sumergimos curiosos en lo que alguna vez sucedió
 
Por José María Marcos
Director de La Palabra de Ezeiza