La asunción de Alejandro
Granados se produjo en uno de los momentos más altos de popularidad de Menem,
cuando su plan económico parecía transformar radicalmente la matriz productiva
del país, en una época que algunos llamaban “el fin de la historia”. La
ceremonia tuvo lugar en el Barrio Justicialista Uno (donde comenzó funcionando
el Concejo Deliberante de Ezeiza), en un acto emblemático que reflejó la
histórica relación del municipio con los gobiernos justicialistas. Así lo
muestra la fotografía tomada por un reportero gráfico de La Palabra, que
acompaña esta nota. En la imagen se distinguen Alejandro Granados junto a
Carlos Saúl Menem; el gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde; el presidente de
la Cámara de Diputados de la Nación, Alberto Pierri; el ministro de Obras
Públicas de la Provincia, Hugo Toledo; la diputada nacional Dulce Granados (hoy
titular del HCDE); y el presidente del HCDE, Edgardo Amarilla. Aparecen también
ediles locales y futuros funcionarios, entre ellos un joven Gastón Granados,
actual intendente de Ezeiza, junto a su hermano Alejandro. Estas relaciones
harían que, entre 1995 y 1999, Alejandro Granados concretara una importante
cantidad de obras públicas y en su reelección de 1999 consiguiera casi un 60%
de los sufragios. Poco después, el programa económico de Menem (continuado por
el radical Fernando De la Rúa, que ganó las elecciones en 1999) comenzó a
entrar en crisis, mientras el peronismo se enredaba en crecientes tensiones
internas. Tras la renuncia de De la Rúa, Eduardo Duhalde (ya constituido en
principal rival interno de Menem) asumió como presidente interino entre 2002-
2003. Esto abrió el camino a una nueva etapa del peronismo, que desde el 2003
encarnó un nuevo rostro con Néstor Kirchner y Cristina Fernández como figuras
centrales. Interpretando los nuevos vientos, Menem aceptó ocupar un rol
secundario, desempeñándose como senador nacional por La Rioja desde 2005 hasta
su fallecimiento en 2021 en medio de la pandemia del Covid-19, bajo la
presidencia justicialista de Alberto Fernández, acompañado por Cristina Fernández
como vice.
Existen similitudes entre el
tiempo de Menem y el presente marcado por Javier Milei, en torno al surgimiento
de nuevos líderes globales, el problema de la inflación y la intención de un
nuevo presidente de implementar una agenda liberal en materia económica.
Sabemos algunas cosas que van a pasar, porque ya están pasando: a la par de la
estabilización monetaria, hay despidos, caída del empleo, el cierre de pymes y
la entrada de productos que afectan a la producción local. Sin embargo, hay una
notable diferencia: en aquel entonces, la transformación se impulsó desde el
peronismo. Hoy, el gobierno ha puesto al peronismo, a la izquierda y a todos
los colectivismos como sus principales enemigos, aun cuando algunos de sus
adherentes sean conversos con pasado justicialista. El gobierno local, en esta
nueva configuración, políticamente se referencia con la provincia de Buenos
Aires y la gobernación de Axel Kicillof, manteniendo una relación institucional
con la Nación. Continúa una línea: durante estas tres décadas, la marca
“Primero Ezeiza” ha permitido a la administración local nunca perder de vistas
a las demandas locales. Treinta años después, la postal de Barrio Uno sigue
siendo un testimonio del nacimiento del distrito y, a la vez, una instantánea de
una época que parecía monolítica y que años después se esfumó dejando a Menem
en el camino. Aunque desconocemos a ciencia cierta qué puede decirnos sobre el
papel de los distintos ismos en el presente ciclo, podemos aventurar que, en
esta Argentina pendular, las hojas en blanco del porvenir se irán llenando de
sorpresas análogas a las que descubrimos cuando miramos una fotografía y nos
sumergimos curiosos en lo que alguna vez sucedió
Por José María Marcos
Director de La Palabra de Ezeiza
Director de La Palabra de Ezeiza
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