Entre el 19 y el 20 de diciembre de 2001, una brutal represión ordenada por el presidente Fernando de la Rúa, terminó con la vida de 39 ciudadanos y más de 500 heridos. Una vez más, el Estado de Derecho fue violentado sepultando a la Justicia y a los reclamos sociales, debido al no menos violento ajuste económico que llevó a cabo el gobierno.
El sistema político estaba envuelto en graves sospechas de corrupción desde que en abril del año 2000, se diera a conocer que para aprobar la Ley de Reforma Laboral (Ley 25.250), el Ejecutivo pago coimas a los senadores opositores. El escándalo, que fue conocido como Ley Banelco, no conmovió a la justicia, la que no se digno siquiera llamar a declarar al que fuera Secretario Parlamentario Mario Pontaquarto, quien realizó declaraciones públicas afirmando que había retirado el dinero a repartir, en la misma SIDE. Quince años después, la causa prescribió para alivio de oficialistas y opositores, sin pena ni gloria ni justicia.
El estallido social surgente por la crisis económica que golpeó impiadosamente a la sociedad, y lo irracional de la represión, provocó la renuncia y huida en helicóptero del entonces presidente. Esto dio lugar a una a una crisis institucional que llevó a que cinco congresales ejercieran el Poder Ejecutivo, en pocos meses.
La prolongada crisis (comenzó en 1998 y se extendió hasta el 2002), provocó una huelga general declarada por las centrales obreras que movilizó a sindicados y a quienes no lo estaban. Se cortaron calles y rutas, además de saquear supermercados y el encono llegó a un grado máximo cuando desatinadamente, el presidente decretó el Estado de Sitio. Lejos de amilanarse, la reacción fue que miles de personas manifestaron el descontento. La respuesta del ejecutivo fue homicida, asesinaron a 39 ciudadanos entre los cuales, habían siete menores entre 13 y 18 años. El 20 de diciembre, a las 19 y 37 hs., el presidente Fernando de la Rúa se fugó en helicóptero desde la Casa Rosada.
Hubo quienes no dudaron en relacionar esta violencia contra el pueblo con el bombardeo a la Plaza de Mayo de 1955, resaltando la enorme diferencia en que en aquella oportunidad, la furia de la derecha buscaba provocar un golpe de estado para derrocar al peronismo mientras que en el 2001, la violencia homicida fue ejercida por un gobierno legal en contra de quienes le habían confiado el mandato, de quienes lo habían encumbrado en el poder.
Noticias del pasado que pueden volver a ser presente. Recesión, empobrecimiento de la clase media, aumento de la pobreza y de la indigencia, concentración financiera de la riqueza. Mismos escenarios, mismos protagonistas. Sordera institucional y políticos desentendidos.
Finalmente la justicia, una década después, estableció una condena firme para quienes fueron sindicados como responsables políticos de la represión. Un dato curioso, cada 19 de diciembre, se celebra Santa Eva.
El sistema político estaba envuelto en graves sospechas de corrupción desde que en abril del año 2000, se diera a conocer que para aprobar la Ley de Reforma Laboral (Ley 25.250), el Ejecutivo pago coimas a los senadores opositores. El escándalo, que fue conocido como Ley Banelco, no conmovió a la justicia, la que no se digno siquiera llamar a declarar al que fuera Secretario Parlamentario Mario Pontaquarto, quien realizó declaraciones públicas afirmando que había retirado el dinero a repartir, en la misma SIDE. Quince años después, la causa prescribió para alivio de oficialistas y opositores, sin pena ni gloria ni justicia.
El estallido social surgente por la crisis económica que golpeó impiadosamente a la sociedad, y lo irracional de la represión, provocó la renuncia y huida en helicóptero del entonces presidente. Esto dio lugar a una a una crisis institucional que llevó a que cinco congresales ejercieran el Poder Ejecutivo, en pocos meses.
La prolongada crisis (comenzó en 1998 y se extendió hasta el 2002), provocó una huelga general declarada por las centrales obreras que movilizó a sindicados y a quienes no lo estaban. Se cortaron calles y rutas, además de saquear supermercados y el encono llegó a un grado máximo cuando desatinadamente, el presidente decretó el Estado de Sitio. Lejos de amilanarse, la reacción fue que miles de personas manifestaron el descontento. La respuesta del ejecutivo fue homicida, asesinaron a 39 ciudadanos entre los cuales, habían siete menores entre 13 y 18 años. El 20 de diciembre, a las 19 y 37 hs., el presidente Fernando de la Rúa se fugó en helicóptero desde la Casa Rosada.
Hubo quienes no dudaron en relacionar esta violencia contra el pueblo con el bombardeo a la Plaza de Mayo de 1955, resaltando la enorme diferencia en que en aquella oportunidad, la furia de la derecha buscaba provocar un golpe de estado para derrocar al peronismo mientras que en el 2001, la violencia homicida fue ejercida por un gobierno legal en contra de quienes le habían confiado el mandato, de quienes lo habían encumbrado en el poder.
Noticias del pasado que pueden volver a ser presente. Recesión, empobrecimiento de la clase media, aumento de la pobreza y de la indigencia, concentración financiera de la riqueza. Mismos escenarios, mismos protagonistas. Sordera institucional y políticos desentendidos.
Finalmente la justicia, una década después, estableció una condena firme para quienes fueron sindicados como responsables políticos de la represión. Un dato curioso, cada 19 de diciembre, se celebra Santa Eva.
Por: Juan Carlos Ramirez Leiva
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