sábado, 22 de noviembre de 2008

La primera médica

La Dra. Cecilia Grierson fue la primera mujer de nuestro país en obtener el titulo de médico cirujano pero por su condición de género, la sociedad le negó el acceso a cargos jerárquicos en las instituciones. En 1882 ingreso en la Facultad de Medicina, motivada entre otras cosas por la ilusión de poder curar a Amalia Kenig, una amiga que falleció algunos años después que obtuviera su diploma. Corría el año 1885 cuando comenzó a funcionar la primera escuela de enfermeras de América Latina con un plan de estudio formal, creada y dirigida por la estudiante Cecilia Grierson. Entre otros aportes, estableció el uso del uniforme de enfermera el cual fue adoptado por la mayoría de los países latinoamericanos. Entre 1885 y 1888, siendo todavía estudiante, fue ayudante de histología en la Facultad de Medicina. El 2 de Julio de 1889 obtuvo su título de médica convirtiéndose en la primera mujer graduada de la U.B.A. Su tesis fue aprobada y firmada por los doctores Mauricio Gonzalez Catan, de la Carcova, Eduardo Wilde, Juan R Fernández y Molina; lleva fecha 16 de febrero de 1889 y está clasificada con el número 0983.
El 15 de Abril de 1892, fundo la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, más tarde incorporada a la Cruz Roja Argentina. En colaboración con la Asistencia Pública, gestiono y obtuvo el derecho al uso de la campaña de alarma en las ambulancias que hasta ese momento era de uso exclusivo para el cuerpo de bomberos de la capital. En Julio de 1899 llevo la representación de algunas sociedades femeninas ante el Congreso Internacional de Mujeres en Londres, en donde se le confirió el nombramiento de vicepresidenta honoraria. De regreso, en 1901 fundó la Asociación Obstétrica Nacional y la Revista Obstétrica. En 1916 se retira de su actividad docente y asistencial, cansada y enferma. Solía veranear en una casa en los Cocos (provincia de Córdoba) y en esa localidad donó la propiedad en donde se levanta la Escuela Nacional N º 89 que lleva su nombre, por decreto del año 1935 del Consejo Nacional de Educación.
La doctora Cecilia Grierson murió de cáncer de útero el 10 de abril de 1934 en una casa de la calle Conesa al 2147 en el barrio de Belgrano. Fue una de los seis hijos del matrimonio entre Jane Duffy y John Parish Grierson. Su papá, que nació en la colonia escocesa de Monte Grande, viajó a Inglaterra en donde estudió diversos temas agropecuarios y a su regreso, se dedicó a los trabajos de estancia y a la cría de caballos de carrera. Los restos de Cecilia descansan en el Cementerio Británico de la ciudad de Buenos Aires. Allí se alza una lápida donde figuran tallados los nombres de sus ancestros. Encabeza la lista William, su abuelo paterno, aquel inmigrante que no imaginaría que su nieta entraría cien años más tarde en la historia universal de la Medicina. William Grierson participó del grupo arribado al país en 1825 durante la presidencia de Bernardino Rivadavia, teniendo como tarea la de proveer herramientas y enceres para los colonos. Años después la doctora escribiría su libro Primera y única colonia formada por escoses en la Argentina (1925), una obra de alto valor historiográfico sobre la experiencia de aquellos inmigrantes en Monte Grande. En el vecino distrito de Esteban Echeverría, la EPB N° 12 de El Jagüel, lleva el nombre de Cecilia Grierson, quien nació en la Ciudad de Buenos Aires, el 20 de noviembre de 1859.
Por Juan Carlos Ramirez

sábado, 15 de noviembre de 2008

Noviembre trae recuerdos


El ferrocarril levantó una sencilla estación de madera en las tierras que fueron donadas para tal fin. Única condición, debía llevar el nombre de Tristán Suárez; el otrora militar devenido en terrateniente. Este no había dudado en donar las tierras que le pertenecían a su esposa, la joven Virginia Acosta, para que se le honrara a él por tal generoso desprendimiento. Veinte años después, la planta urbana de la joven localidad, comenzaba a crecer.
En aquel noviembre de 1905 el comerciante José Vidal, establecido desde hacía varios años en una T. Suárez cuya población rural rondaba las 50 personas, decide ampliar sus actividades. Al restaurant y posada "El lucero del alba", le suma un nuevo negocio de panadería, que según publica el diario El Vicentino, "reúne todas las comodidades higiénicas necesarias para la elaboración de pan y galleta de una calidad superior debido a las buenas maquinarias que ha instalado". El empresario se proponía además, abastecer a Ezeiza, M. Paz y alrededores. Contaba para ello con dos jardineras para el reparto de pan y galleta a domicilio, construidas en la fábrica de carruajes local, propiedad de Ignacio Passini.
No todas eran buenas noticias. El primero de noviembre había fallecido Ernesto Echeverría, quien explotaba en sociedad con Goñi un almacén y despacho de bebidas frente a la estación Ezeiza. La construcción data de 1903 y aún pueden admirarse sus ladrillos, que median 14 por 29 cm. El deceso fue masivamente lamentado y así lo expresaron vecinos como Juan. Bottaro, J. Erramospe, F. Utharry, P. Errecalde, Rufino E. y Dardo N. Alegre, M. Ghirigaray, B. Legarte, S. Cambiasso, G.P. Inchouespe, F. Echemendi, M. Erramouspe, J.F.Leconde, F. Vicondoa, E. Ginocchio, G. Salunbehere, Ernesto y Juan B. Iriarte, entre otros. También estuvo Juan Larralde, aquel vasco de buena memoria que dos años después que le robaran un vacuno, lo reconoció en un campo vecino y pudo denunciar al sujeto, en enero de ese mismo año de 1905.
Los restos del malogrado Echeverría fueron conducidos a L. de Zamora y depositado en el mausoleo de la familia de Nicómedes Pierotti. Este vecino había llegado desde Italia en 1863 e inició en 1878 la instalación de una fábrica de pólvora, en las actuales Patricias Argentinas y Córdoba, de Ezeiza. Su empresa prosperaba pero llegó el primer susto hacia 1884, año en el que se produjo la primera explosión en el establecimiento. Le sucedió otra en 1887 o 1888, otra en 1890, una en 1896 y la última, el 27/12/1898. No se supieron las causas pero lo cierto es que a las 14.55 hs., la explosión fue escuchada hasta en Barracas al Sur. La suerte estaba echada y la fábrica cerró. La memoria colectiva recuerda el episodio, como el día en que "explotó el polvorín".
Pierotti construyó una casa (en la que vivió la ya fallecida actriz Rosa Rosen), que aún existe y que vendió hace casi cien años a la familia Ferrari, sus actuales propietarios. Su nombre, "Santa Bárbara", remite a su origen y a la causa de su venta. Prácticamente no la habitó, ya que su construcción concluía en el momento de aquella dramática explosión.
Regresando a noviembre de 1905, el día 24 fue un día festivo para T. Suárez. La Directora y Maestra María Angélica M. de Amaya dio una clase pública en la Escuela Nº 5 (actual Nº 4). Había sido designada el 26 de marzo junto a C. Moreno, maestra de 1º grado. La clase fue presenciada por miembros y el secretario del consejo escolar, además de un numeroso público. De acuerdo a El Vicentino, tras compartir un almuerzo se escuchó al cantor Rubini y entre las familias presentes, se encontraron las de F. López, Amaya, Félix M. de la Rosa, Beltrame, Alegre, Orso, Heguilsin, Michele, Pini, Gómez, Crispi, Donatti, Cambiasso, Pedrolini y Brancoli, entre otras. Noticias de la vida en el Distrito Ezeiza, hacia Noviembre de 1905.

Juan Carlos RAMIREZ.

TS dijo...

Muy interesante todo lo que he leído sobre la historia de Ezeiza y de Tristán Suárez

sábado, 8 de noviembre de 2008

Ezeiza crece

El lento pero permanente aumento demográfico sostuvo la actividad de los hornos de ladrillos en la zona hoy conocida como Canning. El incremento de la demanda puede adivinarse porque aproximadamente en 1928, los Aranda se suman a la producción. A finales de los años 20, los Pascuaré se radicaron en Ezeiza: Alfredo trabajó en la garita de cambios del ferrocarril mientras Armando fue perfilando su oficio de albañil primero, luego fue el constructor con el número de registro más bajo del pueblo. La casa de Alfredo, muy deteriorada, se aprecia aún en Gral. Paz y Avellaneda.
Una de las propiedades más antiguas y alejadas de la estación que aún existe es la casa del primer intendente vecino de Ezeiza, Don Pedro Legarto (actuó entre 1918 y 1921). Época de progreso para la zona porque desde T. Suárez, la red telefónica comenzó a expandirse. El señor Gaddini había obtenido en 1913 la concesión nacional y en 1928, transfirió el servicio y las líneas de "La Positiva", a la Compañía Unión Telefónica. En la guía editada en 1926, P. Pravaz figura como el abonado Nº 20. La central de la U.T. estaba sobre la vereda norte de E. Echeverría, hoy sede del banco Provincia, frente a las propiedades de la familia García. Una sociedad no podría funcionar sin centros de relaciones. El fútbol fue lo más apropiado para integrar aún más a la comunidad y el primer club fue llamado "Sportivo Ezeiza". La cancha estuvo emplazada hacia 1922, año de su fundación, en un predio cedido por los Zenavilla - Ramos Mejía, justo enfrente de lo que desde 1940, se llamó Plaza San Martín.
Al crearse el distrito de E. Echeverría (09/04/1913), la que fuera fundada en 1877 como Escuela Elemental de niños en el Partido de San Vicente pasa a ser la Nº 3, declarada "con categoría suburbana y situada en el paraje llamado Ezeiza". Sin local propio, funcionó en lo de Cesar Motta en 1914 para pasar dos años después, a un local de propiedad de Lión Pérez. Por ex alumnas como Teresa Barone, la ubicamos sobre el camino que posteriormente pasó a ser la Ruta Nacional Nº 205 (trazada en 1930), con patio y galería que daban a las vías del Ferrocarril del Sud, con otro patio que se extendía hasta la barrera de Garibaldi (hoy P. Pravaz), y teniendo como vecino por el Este a la primera panadería, que llegó a ser propiedad de Guarna. Esta lindaba con "Santa Bárbara", casi frente a la casa de los Pravaz, vía por medio. Entre 1924 y 1930 la escuela funcionó en "La Catalina", sobre French.

Juan Carlos Ramirez