jueves, 5 de octubre de 2023

Caminos en Tristán Suárez

A medida que nuestro país ingresaba de lleno en lo que denominamos economía agroexportadora, los espacios de libre tránsito se iban necesariamente delimitando para proteger tanto a los sembradíos como a los animales. En los archivos de los juzgados de paz existen innumerables expedientes relatando los conflictos resueltos violentamente, que entabló la disputa Derecho de Costumbre (sostenida por los arrieros), y los Derechos de Propiedad (obviamente sostenida por los terratenientes).
No se podía alambrar un campo sin previa autorización de la municipalidad correspondiente, por la necesidad de verificar el respeto de los límites reales de la propiedad y que se tomaran las medidas adecuadas para no impedir los pasos tradicionales. Por este marco legal por ejemplo, el vecino Don Manuel Castrillon debió pedir el 11 de octubre de 1882, el requerido permiso a la Municipalidad de San Vicente para alambrar su campo en el entonces Cuartel 7mo. Por entonces, los municipales dispusieron pasar el informe al Alcalde Don Antonio Fariña y a los vecinos Don Juan Thompson y Don Leoradio Leyras para que dispusieran según conviniese a los intereses públicos.
Los caminos no podían ni iban a ser los habituales; en sesión del 13/10/1883 se comisionan a Félix de la Rosa, Tristán Suárez y Antonio Fariña, por nombrar sólo a nuestros vecinos, para arreglar la forma y el día en que se entrevistarían con el Poder Ejecutivo, con la Corporación o con entidades crediticias, para encaminar el proyecto de la construcción de un ferrocarril.
Los caminos de hierro finalmente llegaron y ello hizo surgir nuevas reglamentaciones. El 15/10/1885, Mariano Carrizo pidió autorización para alambrar y en el mismo día: “El Señor Municipal Fariña hizo mención para que se ordene á Don Antonio Ríos deje sobre el costado N.E. de su alambrado los ocho metros para camino vecinal que determina la Ley de la materia en toda la estension de su campo hasta tocar con el del Señor Rosario Carrizo por ser el camino de acceso a la Estación ‘Tristán Suárez’. Igual cantidad de metros deberá dejar en el costado N.O. que también linda con el espresado Carrizo y con Don Juan B. Spezzioto por el S. E. calle por medio y fue resuelto de acuerdo”.
Cuando hoy transitamos en Tristán Suárez por la calle J. J. Vertiz comenzando desde Roque Sáenz Peña hasta M. Belgrano, giramos por ésta camino a la estación, continuamos por Porqueras hasta Lavalle, en donde podemos doblar hacia C. Spegazzini por cinco cuadras, estamos recorriendo el camino que el celo de nuestro delegado municipal, supo mantener. Valgan estas líneas referidas a los caminos suarences, para recordar que las mencionadas calles J. J. Vertiz, M. Belgrano, Porqueras, y Lavalle, cumpliran este año, su cumpleaños número 140.

martes, 15 de agosto de 2023

Unidad Penal 19 - Ezeiza

  En las tierras en las que se encontraba la colonial estancia “Los Remedios”, que oportunamente fuera expropiada[1] como parte de la Operación Territorial Ezeiza (1944 – 1955), se encuentra la Colonia Penal Unidad 19. Las instalaciones se construyeron en los campos que anteriormente estaban siendo explotados por horticultores de origen extranjeros: algunos pocos portugueses y la mayoría japoneses.
  En la década de 1960 se llevaron adelante distintas intervenciones en el lugar originalmente destinado a la construcción del que fuera el aeropuerto más importante y seguro de Sudamérica, entre ellas se encuentra la instalación del Centro Atómico Ezeiza. Si esto último sigue siendo cuestionable hoy en día, no fue menos el anular la barrera verde cortafuego que diseñara el ministro Pistarini, trasladando las cárceles y suplantando aquellas productivas quintas por centros de detención. El hecho solo fue superado en la década de 1990, cuando se instaló como vecina, una cárcel de Alta Seguridad a metros de un aeropuerto y de una autopista. El humor popular diría que antes sembrábamos zanahorias y ahora cosechamos presos.
  El cierre en la ciudad de Buenos Aires de la histórica Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras en 1962, complicó la cuestión del alojamiento de los reclusos al saturarse la capacidad de la Unidad 2 de Villa Devoto y de otros establecimientos capitalinos, por lo que hubo que pensar en la construcción de nuevos centros de detención.
 
Es así que, el 15 de marzo de 1963 el Servicio Penitenciario Federal (por entonces, la Dirección Nacional de Institutos Penales de la Nación), comenzó las tareas previas a la apertura del “Destacamento Penitenciario Ezeiza”, luego habilitado como “Campamento Laboral Agrícola de Ezeiza” (su actual nombre se oficializó el 29 de abril 1975).
  Desde el 20 de abril de 1968, fue oficialmente habilitado como unidad penitenciaria sobre un predio de 350 hectáreas de superficie con un régimen de mediana y mínima seguridad, semi abierto y abierto. La misión del “Campamento Laboral Agrícola de Ezeiza”, fue la de preparar a los internos que alojaba dotándolos de capacitaciones laborales facilitadoras para su reinserción en la sociedad, tras purgar su condena y recuperada su libertad. De esta manera, sus trabajos se enfocaron en horticultura y ganadería, además de los oficios que algunos ya traían.
  Los internos, realizaron tareas como las de pintar la parroquia Nuestra Señora del Valle y se integraron a otros trabajos comunitarios e incluso, de índole privado. Era común verlos transitar por las calles de Ezeiza que, como en todo pueblo chico éramos todos conocidos. Hubo mentados romances y algún casamiento, sin que la memoria registre incidente alguno en aquellos años finales de la década de 1960.
 
Juan Carlos Ramirez Leiva
Junta Estudios Históricos Distrito Ezeiza

 Nota: 1). Instituto del derecho público argentino, mediante el cual se produce el traslado de la propiedad de un bien declarado de interés público, de su propietario original al Estado Nacional. Este como contraprestación, abona un monto por el bien recibido que se considera indemnización y no pago en una operación de compraventa.



 


martes, 11 de julio de 2023

Sociedad Rural Argentina y vecinos regionales

Eduardo Olivera fue diputado y senador en la Legislatura de Buenos Aires, organizó y presidió la Exposición Nacional de Córdoba en 1871, fue director general de Correos y Telégrafos en la presidencia de Avellaneda y también, interventor en la Provincia de Buenos Aires durante la presidencia de Luis Saénz Peña dejando además, una considerable obra escrita sobre temas rurales. En lo que respecta a nuestra región, fundó la Escuela Agronómica de Santa Catalina (hoy Llavallol, partido de Lomas de Zamora)
Eduardo Olivera fue quien impulsó la creación de la Sociedad de Agricultura, finalmente llamada Sociedad Rural. Entre los que firmaron el acta inicial, encontramos a: Eduardo Olivera, José Martínez de Hoz, Lorenzo F. Agüero, Ramón Vtón, Francisco B. Madero, José Temperley, Ricardo B. Newton, Leonardo Pereyra, Mariano Casares, Jorge Stegman, Luis Amadeo, Claudio S. Stegman y Juan N. Femández. No fue un documento destacable por su originalidad, ya que era similar a la de sociedades europeas. En sus dieciocho artículos destaca promover el bienestar y la moralidad de los hombres de campo, la apoliticidad, fomentar la agricultura, ganadería, industrias derivadas, y el intercambio comercial. En cuanto a la difusión, destaca un periódico, una biblioteca agrícola y un museo con instrumentos y máquinas. La primera comisión estuvo presidida por José Martínez de Hoz, y tuvo como vicepresidente a Ricardo B. Newton. Adhirieron a la fundación alrededor de sesenta personas.
Richard B. Newton, nació el 15 de marzo de 1801 en Lambeth, Londres, Reino Unido, y llegó a la Argentina a comienzos del siglo XIX siendo contratado por la firma John Gibson & Sons. En 1822 le encomendaron la administración de un campo en Monte Grande, luego en Gral. Lavalle y finalmente en Chascomús. Para 1834, tenía 15 hijos argentinos con su esposa María de los Santos Vázquez y Molina. Debido a que los Gibson liquidaron la mayoría de sus propiedades en la Argentina, Richard compró la estancia de Chascomús que administraba, llamándola "Santa María" en honor a su compañera. En su primer viaje de regreso a Inglaterra, conoció los alambres de hierro y compró una partida, junto varillas y postes esquineros de hierro, trayéndolos consigo en junio de 1845, y cercando con ellos la quinta y la huerta de "Santa María". Fue el primer alambrado levantado, aunque la primera estancia completa en ser alambrada fue Los Remedios (hoy se levantan en lo que fuera esa propiedad, el Centro Atómico Ezeiza, el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, los bosques de Ezeiza, e instituciones varias). Ricardo B. Newton falleció a los dos años de creada la Soc. Rural, continuando su hijo, Ricardo Newton, en la institución.
William “Guillermo” Mac Clymont (nacido el 18 de julio de 1834 en la colonia escocesa de Santa Catalina), igual que R. Newton y E. Olivera, permanecieron al menos dos años como parte de los directivos de la Soc. Rural. Don Guillermo, fue el dueño de la propiedad en donde hoy se encuentra el Museo La Campana (El Jagüel, E. Echeverría), antes de adquirir estancia en Cañuelas. Finalmente, en este breve recorte de la actuación de nuestros vecinos como directivos de la Soc. Rural Argentina, encontramos a Tomás Armstrong, empresario y consejero importante, presidió por nueve años al igual que Carlos Newton. Tuvo estancia en la provincia de Santa Fe, fundó colonias agrícolas, miembro del directorio del ferrocarril Buenos Aires-Ensenada, fundador de la Bolsa de Comercio en 1854 (ejerció la presidencia de la misma en 1857-58), primer presidente de la Compañía de Seguros “La Estrella”, y dueño de un con saladero y fábrica a vapor en Barracas.

Juan Carlos Ramirez Leiva

lunes, 10 de julio de 2023

Primera escuela distrital, su gestión vecinal

En una nota a la Comuna, el Jefe del Departamento de Escuelas resaltaba la importancia de realizar todo tipo de esfuerzos para conseguir la difusión de la instrucción primaria en los diseminados pobladores del campo bonaerense. El 1° de abril de 1867, el Municipal encargado de la Instrucción Pública /en San Vicente/, Dn. Gavino Godoy, le manifestaba que adhería a las ideas generales del funcionario, pero haciendo algunas salvedades con respecto a las condiciones de permanencia de las escuelas. “La circunstancia de deber una escuela su existencia a la buena voluntad de un vecino que facilite un local en su propia casa, ofrece un cúmulo de inconvenientes y desventajas que hacen precaria e inestable en extremo, y me atrevo a decir ineficaz, para el grande servicio que ella está llamada a prestar, funcionando de una manera permanente, independiente de los sentimientos personales, de protección, que pueden alterarse por mil otros motivos que a nadie se ocultarán. Además de eso no cree el infrascrito que pueda ponerse en duda por un momento la ventaja inmensa que resultaría de que para la creación de una escuela [...] se procediera por medio de una comisión de notables que, estimulando el celo de todos, solicitando los recursos de los ricos y también el óbolo del pobre [... ] reuniesen los fondos necesarios para la construcción de un edificio adecuado. [Así] habiendo contribuido el individuo a la construcción de la escuela de su distrito con la más exigua suma, con una oveja, o con un día de trabajo personal, tomará más interés por ella, la mirará en parte como suya y no dejará de aprovechar para sus hijos los beneficios de la educación. [...]
Por lo demás el infrascrito piensa que asegurada por estos medios la erección de escuelas [...] no debe pensarse en hacerlas funcionar con otros preceptores que aquellos que se dedican a esa carrera, estipendiados por el Erario Público, pues esos son los únicos que se hallan en condiciones ventajosas para dar a la institución el grado de importancia y de uniformidad en la enseñanza como de responsabilidad indispensable en el buen ejercicio de sus funciones .”
Al mismo tiempo, el Presidente de la Municipalidad /de San Vicente/ daba cuenta de que, junto con Godoy, se había trasladado “al cuartel 4º de ese Partido, a la estancia de Don Rosario Acosta donde eran esperados por un número considerable de vecinos propietarios y allí dispuso deliberar acerca del paraje más central y conveniente para la fundación de la escuela; fue este elegido en los terrenos propiedad del Sr. Tristán Cáceres que ofreció donar a perpetuidad una manzana de terreno en el lugar que al efecto se eligió; quedando enseguida constituida una comisión encargada de llevar a cabo la obra con arreglo a las ideas antes emitidas. Esta Comisión se compone del modo siguiente: presidente, Dn. Rosario Acosta; vice-presidente, Dn. José Gramis; tesorero, Dn. Juan Thompson, secretario, Dn. Florentino Blanco y ocho vocales.” 
Pero debió esperar varios años para concretar sus aspiraciones.

Por: Profesora Epifanio, Haydeé. "Tres escuelas del Distrito de Ezeiza que nacieron en San Vicente (1885- 1913)". Presentado en: V Jornada de Historia del Distrito de Ezeiza.(23 de octubre 2004)

miércoles, 5 de julio de 2023

La Gran Lilia Ravazzoli. La Torre de Tristán Suárez

En 2017 un grupo de vecinos en Tristán Suárez alertaron a los bomberos, que la señora Lilia Ravazzoli no era vista hacía varios días. Tristemente, un 18 de Marzo de 2017, la Basquetbolista fue encontrada sin vida en el baño de su casa. En homenaje a ella Rememoro su brillante carrera deportiva, ya que Lilia supo ser una verdadera estrella nacional del básquet femenino.
Mi interés por conocer la historia de Lilia comenzó durante una charla con mi supervisor Jorge Miceli, en el aeropuerto de Ezeiza. Jorge, jugo al básquet y vive en Suárez hace mucho tiempo. Ambos estábamos esperando un vuelo, cuando le pegunté sobre una mujer adulta y grandota que siempre la cruzaba bicicleteando por las calles suarenses en el momento que iba a estudiar. Jorge respondió que “Puede ser Lilia Ravazzoli. ¿Una mujer Grande? ¡Sí! ¡Debe ser ella! Falleció hace un tiempo. Cuando era pendejo ella venía a pelotear con nosotros ¡Cada paliza nos daba! Jugaba fuerte, ¡era una mujer con una potencia! ¡No sabes cómo embocaba! Ella era pivote y siempre había un club que la venia a buscar... Ya era grande de edad cuando entrenaba con nosotros, la última etapa de su carrera. ¡Fue Jugadora de la selección nacional! Tuvo un gran Director técnico en sus inicios en los 60 y él le enseño a Jugar, se llamaba Camilo López, fue el impulsor del básquet en Suárez. Un gran técnico, ex jugador de comunicaciones”
Con esta conversación comenzó mi curiosidad ¿En equipos había jugado Lilia? ¿Ganó algo con la selección? Algunos informantes me contaban que Ravazzoli les vendía indumentaria deportiva en los últimos años de su vida y que arreglaba pelotas. Otros que compartían alguna que otra misa en la parroquia Cristo Rey. También que fue desventurada en el amor. Otros mencionaban aspectos de su aspecto físico varonil y cosas relacionadas con su sexualidad.
No conforme con eso continué investigando. En internet encontré muy poca información, aunque fue valedera y me ubicó en contexto. Lilia fue era una estrella del básquet femenino de categoría internacional. La primera mujer en ser transferida al exterior en la década del 70. Una deportista que marcó a fuego una generación de mujeres y que con su profesionalismo colocó al básquet femenino nacional en otra esfera, armando las bases de lo que vendría en un futuro. Ella media 1,83 m y sus tiros preferidos eran el Jump y el gancho.
Otra tarde de febrero Conversamos con la Lic. Patricia Faure. Ella me recomendó ir al Museo de Historia Regional Tristán Suárez. !Ahí llegó mi festín! Encontré una gran cantidad de copias de diarios, revistas, artículos que nombraban y homenajeaban a “La Torre de Tristán Suarez” como se la reconocía.
Lilia Ravazzoli nació en Monte Grande el 26 de enero de 1946. Sus padres fueron Luis Ravazzoli y Delia Catalina Pini. Tuvo dos hermanos mayores: Rubén y Luis. Su padre era un arrendatario dedicado a las tareas campesinas en Suárez. A Lilia le gustaba andar en caballo otra de sus grandes pasiones. Hizo un pasajero curso de corte y confección pero no calo tan fuerte como el básquet. Lilia, junto a un grupo de chicas adolescentes se animaron aprender a jugar y fue así que ella encontró su destino en este deporte. Roberto Tarabelli, del Museo de Suárez mencionó que Camilo Sánchez fue como un Padre para Lilia y le coloco entre dos cipreses un aro con un tablero en el fondo de su casa. Él la veía todo el día encestando y entrenando...
Lilia a los 16 años ya tenía esa capacidad ofensiva, fuerte y efectiva en el pívot. Con Tristán Suárez comenzaron a ganar los torneos de la Asociación de Esteban Echeverría. Su nombre de a poco comenzaba a resonar y en 1965 jugo un amistoso para Juventud Unida de Lavallol, contra la selección nacional, marco 36 puntos. ¿Y esta de dónde salió?, Se preguntaban en la selección. Ella decía “Siempre que entro en la cancha lo hago para ganar. No concibo otra cosa” Luego de este partido comenzaron a llover propuestas de Racing, Vélez y Boca.
Decidió ir a Boca porque era el único en ese momento con Gimnasio techado y no quería viajar en vano si llovía y luego volverse a Suárez. Roberto Tarabelli contó: “Antes de irse de Suárez ella tuvo un partido amistoso de despedida. Vinieron todas las jugadoras de Boca a jugar contra Suárez. En ese partido de despedida Lilia Jugó un tiempo para cada Club, fue algo lindo y muy emotivo”.
Llegó a Boca en 1966 y se convirtió en una estrella. A partir de ahí, fue todo ascendente. Hugo de DeMestico la lleva al sudamericano de Cali, en 1967. En Boca con Dasso en la dirección técnica logra los títulos de 1968 y 1969. Fue campeona Argentina con Capital Federal en 1969 y 1970. Ese mismo año, en el torneo sudamericano de septiembre-octubre, los laureles de la consagración la ponen en la cúspide del básquet femenino. Los diarios hablan de la “Gran Lilia Ravazzoli”, Es goleadora del torneo: con 165 puntos en 7 partidos. Contra el campeón, Brasil, conmocionó con sus excepcionales puntos. La opinión de los técnicos en una encuesta periodística la coloca entre las 12 mejores del torneo. Y junto con Lilia el nombre de las jugadoras nacionales( “Las dulces y difíciles Che” según la prensa) alcanzaron una repercusión casi inédita en nuestro básquet femenino. Lilia es la goleadora. Argentina Subcampeón. Y algo más: los periodistas la nominan para la terna del “Olimpia 70”
Durante el mundial de 1971 en Brasil, Argentina quedo con el puesto 11. Sería el único mundial en el que participaría la Gran Ravazzolli. La celeste y blanca recién volvería al certamen en el año 1998.
Luego del Sudamericano de Guayaquil se fue a jugar a Brasil, vendida al Santos y luego al Poderoso Sao Caetano do Sul con quién conquistarían la liga Paulista. También fue contratada por el Club Guaraní, de Paraguay en 1972. Luego vendrá nuevamente Boca y Obras, además de otros clubes. En todo este tiempo fue una pieza clave de la selección desde 1967 hasta 1978. Los diarios la nombran como la basquetbolista más famosa de Argentina.
Ella contó en una entrevista que se tenía que nacionalizar brasileña si quería seguir jugando en el vecino país. Es más: la selección carioca la invitó a sumarse. Pero no acepto y regresó a Boca Junior, club del que era hincha. Su marido Rolando Armando Kader era del ambiente del básquet en Boca, factor que determinó la decisión de ambos de formar un hogar en este suelo. Cosa que fue saboteada por el hombre y no se concretó.
A manera de cierre queremos mencionar que esta historia continuara. Nuestra querida deportista local tiene una extensa trayectoria y las cosas que se omiten quizás no las hemos descubierto aún. Queremos agradecer a Claudia Muscio directora del Museo de Suárez por facilitar los archivos y brindarnos un espacio ameno para investigar.

Por:: Elio Salmón Elio.
Publicado en: La Palabra de Ezeiza.
Fuentes citadas: El Grafico 8 de diciembre de 1970, Pág 32
                           Crónica Deportiva 13 de agosto de 1979,Pág 14
                           La Voz de mi parroquia Noviembre de 1970
                           http: www.Pick and roll.com.ar

miércoles, 28 de junio de 2023

16 de junio de 1955

Bombardean Plaza de Mayo
El 16 de junio de 1955, la Aviación Naval y la Fuerza Aérea bombardearon Buenos Aires buscando asesinar al presidente Juan Domingo Perón y a los miembros de su gabinete, para consumar un golpe de Estado.
Los aviones lanzaron más de cien bombas (unos 9.500 kg), y miles de balas 7,62 y 20 mm. La mayoría cayeron entre Plaza de Mayo y Parque Colón y sobre la franja que va desde el entonces Ministerio de Ejército (Edificio Libertador) y la Casa Rosada, hasta el Centro Cultural Kirchner (edificio del ex Correo Central) y el Ministerio de Marina.
La Casa Rosada, la Plaza de Mayo y sus adyacencias (donde se registró el mayor número de víctimas), el Departamento Central de Policía y la residencia presidencial (ubicada donde hoy está la Biblioteca Nacional) fueron los principales objetivos.
El ataque aéreo contra la población civil, dejó 364 muertos y más ochocientos heridos. El Archivo Nacional de la Memoria (Secretaría de Derechos Humanos), publicó en el 2010, que se identificaron 309 muertos, aclarando que debían sumarse «un número incierto de víctimas cuyos cadáveres no lograron identificarse, como consecuencia de las mutilaciones y carbonización causadas por las deflagraciones». Fueron reconocidos 111 sindicalistas de los cuales 23 eran mujeres, también fueron identificados 6 niños y niñas, el menor de ellos de 3 años. ​La mayoría de los muertos fueron argentinos, pero también hubo 12 italianos, 5 españoles, 4 alemanes y 6 muertos de nacionalidades boliviana, chilena, estadounidense, paraguaya, rusa y yugoslava.
Se había planificado que después del bombardeo, una junta cívico-militar controlaría el poder, intervendrían la CGT y las provincias, liberarían a los presos por razones políticas y fusilarían a quienes resistieran su autoridad.

Las acciones
A las 12:40, aviones de la Armada Argentina que habían estado sobrevolando la ciudad, bombardearon y ametrallaron Plaza de Mayo. El ataque recayó sobre la población que realizaba actividades normales en un día hábil. El primer avión naval (matrícula 3B-3), estaba tripulado por: capitán de corbeta J. Imaz Iglesias, teniente de corbeta A. Richmond, capitán de fragata O. Guaita, cabo principal R. Nava y guardiamarina M. Grondona. La aeronave dejó caer sus bombas y la primera dio contra un trolebús repleto de niños, provocando la muerte de todos ellos.
Fracasada la sedición, muchos responsables del bombardeo se refugiaron en Uruguay. Más de cien personas llegaron a Montevideo a bordo de los aviones utilizados en el ataque. Regresaron en septiembre de 1955, luego del golpe de la Revolución Fusiladora. Sus nombres se reiterarían en genocidios posteriores: Osvaldo A. Cacciatore, Carlos Carpineto, Carlos Corti, Horacio Estrada, Carlos Fraguio, Eduardo Invierno, Emilio Massera, Horacio Mayorga, Suárez Mason, Jorge Mones Ruiz, Oscar Montes, Alex Richmond, Máximo Rivero Kelly. También participaron civiles como Miguel Ángel Zavala Ortiz (UCR), Américo Ghioldi (P. Socialista), Adolfo Vicchi (P. Demócrata Nacional), Mario Amadeo y Luis M. de Pablo Pardo (nacionalismo católico).

Las acciones en Ezeiza
El aeropuerto de Ezeiza fue base para el despliegue y pensada para el reabastecimiento sedicioso. El que impulsó fue el capitán de fragata Jorge Bassi, quien desde hacía más de un año había construido clandestinamente, un depósito para almacenar bombas y combustible. Un simulacro aéreo había sido aprovechado para el traslado de explosivos desde Bahía Blanca hacia Punta Indio y Ezeiza.
Iniciada las acciones, el capitán Bassi tomó Ezeiza, esperando el refuerzo de los infantes de Marina, que ya habían partido desde Punta Indio en cinco aviones Douglas C47.
El mando leal ordenó a la Base Aérea de Morón envíe interceptores y rápidamente despegó una escuadrilla de cuatro Gloster Meteor que no pudieron impedir el bombardeo, pero interceptaron una escuadrilla naval rebelde derribando a dos aviones, uno de ellos un hidroavión bombardero Catalina derribado sobre Ezeiza, en donde averiaron una nave de bandera danesa que estaba en la pista del sector aerocomercial.
Zenón Navarro y un compañero, empleados del Ferrocarril Belgrano, estaban trabajando sobre el riel a la altura del aeropuerto, cuando presenciaron como unos aviones ametrallaban la pista y las aeronaves de la marina estacionadas.

El final
Desde el edificio del Ministerio de Ejército, el Presidente Perón dio instrucciones para neutralizar las acciones y ordenó a la base aérea de San Luis que despegara una escuadrilla para atacar Punta Indio y Ezeiza.
A media hora de la primera bomba, la conspiración dominaba Punta Indio, Morón y Ezeiza. Sin embargo, las acciones de la aviación leal sumado al avance de las tropas del Regimiento 3 de La Tablada hacia el aeropuerto, el fracaso del intento de asesinar a Perón y de las acciones en general, hicieron que la Marina negociara los términos de la rendición.
En la Brigada de Morón, unos 100 complotados que seguían en combate contra las fuerzas oficiales, comienzan a evacuarse en un Douglas DC3 enviado desde Ezeiza. El embarque trajo aparejado enfrentamiento entre ellos ya que el avión solo podía transportar 30 hombres, aunque finalmente partió con 50 de ellos.
Terminada las acciones bélicas, desde las bases de Morón y Ezeiza, treinta y seis aviones con ciento veintidós sublevados huyeron hacia Uruguay. Los tres líderes de la rebelión, Olivieri, Toranzo Calderón y Gargiulo, fueron encarcelados en calabozos separados. En la madrugada del día 17 El mayor del Ejército Pablo Vicente, a cargo de la custodia de los prisioneros del Ministerio de Marina, les adelantó que serían juzgados por una corte marcial y que no podrían escapar al fusilamiento. Antes de retirarse, dejó a cada uno de ellos una pistola para que decidiera por sí mismo su destino. Uno solo la usó, Gargiulo.

Por: Juan Carlos Ramirez Leiva 

miércoles, 21 de junio de 2023

20 de junio de 1973. La previa.

La noche previa Gigena no pudo dormir por la ansiedad que le generaba el gran reencuentro del pueblo con su líder, no solo por escuchar su discurso, sino por verse la cara con compañeros de otras localidades “que aunque no los conociera sabía que sentían y pensaban como uno. Estaba en un estado de éxtasis total, imaginaba un mundo mejor desde ese día en adelante”.
Sin embargo, en las primeras horas de la madrugada los enfrentamientos internos comenzaron a multiplicarse. Gigena, quien participaba en el armado de las columnas para llegar temprano y ubicarse cerca del escenario ante la expectativa de una concurrencia masiva, comenzó a oír disparos.
“Se registraron en la previa al acto varias escaramuzas en la provincia, no se sabían de donde venían los tiros. Lo cierto es que tres proyectiles impactaron en mis piernas”, reveló. Inmediatamente fue trasladado al Hospital San José ubicado en Monte Grande (hoy allí funciona la Dirección de Cultura de Esteban Echeverría) en lo que sería el comienzo de su odisea.
“Aquel nosocomio estaba tomado por gente vinculada con la Juventud Peronista de la República Argentina (JPRA), es decir, una de las alas más conservadoras. La orden era dejarme morir, no me dieron ningún antibiótico y me suministraban morfina cada tres horas. La situación salió a la luz porque a una enferma de la cruz roja le caí simpático y cuando llegó mi mamá la agarró aparte y le dijo que por favor me llevara de ahí porque me estaban dejando morir, solo me daban morfina para que no sienta nada”, explicó.
Una vez enterados de la situación sus compañeros de militancia dialogaron con el director del centro hospitalario y consiguieron una orden de traslado al Lucio Meléndez de Adrogué. Allí se hicieron cargo de su humanidad un médico y una médica, para él, dos ángeles: “Creo que eran pareja, le pidieron a la enfermera que fuera a buscar un calmante y me dijeron ‘quedate tranquilo, estás entre amigos’. Ese hospital estaba tomado por la JP Tendencia”.
Gigena sobrevivió a los dispararos y a tres intervenciones quirúrgicas que le demandaron un buen tiempo de recuperación. Su sueño de estudiar sociología quedó trunco cuando la dictadura militar decidió anular durante varios años esa carrera junto con la de filosofía. “No querían que el pueblo piense”, agregó.
A sus 69 años, Víctor recuerda los sucesos del setenta como “la primera vez que se produjo una grieta dentro del campo popular”. Es consciente de que la división interna solo debilita al movimiento y favorece la aparición de discursos negacionistas, aunque no modifica sus convicciones adquiridas desde chiquito, cuando su padre, también militante, le recomendaba leer e informarse para luego debatir con fundamentos.
“Si me preguntás cómo quisiera morirme sería en una Plaza de Mayo llena saltando y cantando la marcha peronista”, sentenció. 

Publicado en: eldestapeweb.com

jueves, 11 de mayo de 2023

Vicente López y Planes en J.M. Ezeiza





Hijo de María Catalina Josefa Planes y Espinosa, porteña, y del español Domingo Lorenzo López de Santiago, nació probablemente entre el 3 o el 4 de mayo de 1784, de acuerdo al acta de bautismo que en la Iglesia de la Merced encontrara el historiador Ricardo Piccirilli. En ella, López y Planes figura como ‘nacido de cinco a seis días’. Sin embargo, algunos autores sostienen que nació un año más tarde, en mayo de 1785.
La casa de los López estaba en Perú 299, y una característica de la casona eran las higueras plantadas por el poeta y su padre. En un cuarto de esa casa nació el autor del Himno y en el mismo cuarto, murió a la edad de 72 años.
Vicente curso estudios secundarios en los colegios de San Francisco y San Carlos, dedicándose luego principalmente al comercio. En 1806 se unió a la lucha contra la invasión británica y como teniente del Regimiento de Patricios, combatió en las campañas de los dos años siguientes por la defensa de la ciudad.
En 1808 compuso su primera obra poética, El triunfo argentino, dedicada a la victoria de las tropas patrióticas sobre los ingleses. Al año siguiente abandonó sus dedicaciones empresariales para cursar derecho en la Universidad de Chuquisaca.
Se unió desde sus primeros días a la Revolución de Mayo de 1810, siendo secretario auditor durante la primera expedición libertadora al interior. Luego, fue Secretario de Hacienda del Primer Triunvirato y, en 1813, resultó elegido diputado de la Asamblea General.
En marzo de 1813, la Asamblea del Año XIII comisionó al capitán de Patricios para que presentara una marcha nacional, en reemplazo de la que se interpretaba desde junio de 1812, obra del padre Cayetano Rodríguez. Su obra se inspiro en el Canto guerrero para los asturianos de Gaspar Melchor de Jovellanos y fue leída ante la Cámara el 11 de mayo de 1813, proclamada como "única canción de las Provincias Unidas del Río de la Plata". Con música del compositor catalán Blas Parera, fue adoptada como himno nacional argentino.
Su nieto, Lucio, narró que el sábado 8 de mayo, “se puso su frac de grandes cuellos y solapas, abierto sobre la esponjada pechera de valencianas, se cubrió en su capa roja y atravesando la calle solitaria del Perú, casi obscura entonces y con no pocos pantanos, llegó á las puertas de la casa de comedias” (el Coliseo Provisorio, único teatro, se encontraba en la actual calle Reconquista y Perón). De acuerdo al relato, al caer el telón del segundo acto, “deshaciéndose de sus amigos que procuraban retenerlo, salió del teatro con cerebro ardiente, el corazón palpitante, el pecho henchido de inspiración. Puede decirse que el himno había nacido desde aquel momento”.
“Por la calle, López, con paso acelerado, procuraba llegar pronto a su casa, porque las estrofas, unas detrás de las otras, se presentaban á sus labios, se amontonaban y desparramaban buscando la hoja de papel en que debían vaciarse”. Como a las diez de la noche llegó a su casa, se ubicó en la segunda habitación de la entrada, encendió la vela, y se acomodó en una pequeña mesa plegable de caoba que había pertenecido a los ingleses y que habían comprado en 1807 cuando los invasores fueron expulsados. Imaginando que estaba en el balcón del Cabildo y hablaba al pueblo, durante toda la noche pasó al papel los versos. Al día siguiente, convocó a sus amigos: Esteban de Luca, Juan José Paso, y Manuel José García, a los que leyó la letra y la aprobación fue total. El lunes 10 presentó el texto a la Asamblea, reunida en la actual sede del Banco Provincia, y la emoción invadió al recinto que votó por unanimidad la aceptación de los versos. El decreto fue fechado al día siguiente, 11 de mayo. Titulada originariamente "Marcha Patriótica", constaba de 9 estrofas y no de 4 como se canta hoy y, además, una cuarteta o coro. Se estreno en una velada en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson y ella misma fue quién la interpretó. En 1900 se redujo la extensión a la estrofas que hoy cantamos.
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En la ciudad de José María Ezeiza, se honra su memoria con la calle Vicente López y Planes, que nace en la Avenida French al 200, se extiende por cinco cuadras (unos 612 metros), y culmina en la calle Marinos del Fournier, llamándose su continuación, 12 de Octubre.

Juan Carlos Ramirez Leiva


Fuentes:
Apuntes varios tomados en el A.G.N.
Balmaceda, Daniel. “Tras la inspiración: curiosidades detrás del Himno y sus creadores Vicente López y Blas Parera”. En diario La Nación. Buenos Aires; 10/05/2021
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Vicente López y Planes». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004