domingo, 19 de septiembre de 2010

La voz de mi Parroquia

La necesidad de vivir en paz siempre anido en el corazón del hombre; sin embargo, parece que nos esforzamos para que ese anhelo, tan frecuente y fervientemente expresado, jamás se cumpla. Quizás en esto pensaba el presbítero Eliseo Esteban Natta, cura párroco de la Parroquia "Cristo Rey" de Tristán Suárez, cuando recordó las palabras del Papa Pio XII: "Hagamos del mundo una casa en Paz"; y se puso a trabajar en ello.
El 25 de agosto de 1963 comenzó a distribuirse a la salida de los servicios religiosos del domingo, una hoja oficio doblada al medio, escrita con una máquina Underwood y mimeografiada manualmente; era un Boletín Parroquial que tenía por nombre: “La voz de mi Parroquia”. Su primera tirada fue de 250 ejemplares pero la demanda de
los feligreses, alentó a que en unas semanas aumentaran su número a 500. En octubre de 1968, se presentó la primera edición realizada en una Imprenta, ocho hojas en un tamaño cercano al tabloide, con una tirada de 1500 ejemplares que influía especialmente en Tristán Suárez y Carlos Spegazzini. El arduo trabajo de sus colaboradores se vio recompensado con el reconocimiento de la sociedad a la que servía. La edición número trescientos presentaba doce páginas y tres mil ejemplares que advertían desde la portada, que era "Un semanario al servicio de la Comunidad del Partido de Esteban Echeverría". La publicación, que había crecido "para dar cabida a todos", salió en diciembre de 1974 desde las dependencias parroquiales, gracias a las nuevas máquinas adquiridas.
A partir de la edición Nº 1264, del 5 de noviembre de 1988, la Vice Directora debió asumir formalmente la dirección, al fallecer el Pbro. Eliseo Esteban Natta. La recordada periodista Clara Gagni, junto a Estela Pelly, siguieron la sugerencia del Obispo Diocesano Monseñor Desiderio Collino de "continuar como hasta ahora", y así fue por siete años más. "La Voz de mi Parroquia" dejó de salir el 30 de diciembre de 1995, con la edición Nº 1608. Habían pasado 32 años, 4 meses y una semana.

Por: Juan carlos Ramirez