miércoles, 25 de diciembre de 2024

Las Tres Marías

  Quienes turistean por Ezeiza, no se pierden la ocasión de buscar un lugar apropiado para ver aterrizar o despegar los aviones. Es probable que la mayoría de ellos piensen que los habitantes de las áreas cercanas al aeropuerto Ministro Pistarini, se sientan comúnmente molestos por el tráfico aéreo debido al inevitable ruido causante (el Municipio de Ezeiza cobra una indemnización por el daño acústico provocado en sus habitantes), sin embargo, no es la generalidad.
  Es común que el transeúnte levante la cabeza para mirarle la "panza" al avión de turno, cuando las rutas de ambos coinciden. No importa la cantidad de veces que lo hizo en su vida, ni que haya nacido en Ezeiza mismo. También es posible que pueda identificar si es una avioneta. un avión de pocas plazas, o un monstruo del aire, un helicóptero grande o uno chico, sin necesidad de mirarlo. Y los más veteranos, atravesados también por la fascinación hacia los aviones, recordamos los distintos sonidos de bimotores o cuatrimotores pero más recordamos aún, cuando el cielo ezeicino comenzó a ser surcado por un avión...  "¡a chorro!".
  El 2 de marzo de 1959 aterrizó en Ezeiza el primer Comet IV, a reacción, con turbinas ¡Sin hélices! Fue el primero de los siete que tuviera Aerolíneas Argentinas, la primera empresa en tenerlos en sudamérica. Tras 16 horas de vuelo, la tripulación integrada por el Comandante Aníbal Ernesto Aguirre, el piloto James Stanley Llense, el técnico de vuelo Hugo Ciglutti, el navegante Carlos Busti, el operador de radio Salvador Iglesias, comisario de a bordo Tomás Bone, y María Crespi y Alicia Corallo como auxiliares, llegaban a Ezeiza. Días después, el 06 de marzo, en una ceremonia presidida por el presidente Arturo Frondizi, fue bendecido el avión LV-AHN, dándosele el nombre de “Las Tres Marías”.
  En la tarde del martes 24 de marzo de 1970, el LV-AHN partió de Córdoba con destino a Jujuy, con 61 pasajeros y siete tripulantes. Volando sobre Tucumán, el comandante Mario Garabagno informó que se dirigía a Chile con personas armadas a bordo. Una joven aparentemente embarazada, con una pistola calibre 32 y un hombre con un arma calibre 45, habían tomado el control obligando a pasajeros y auxiliares a ubicarse en la parte posterior de la nave. Mientras la mujer cuidaba la puerta que separaba las dos cabinas de pasajeros, el secuestrador controlaba el puesto de comando y a la tripulación más una azafata. Tras reabastecerse en Santiago, volaron a Lima en donde descendieron trece niños y un enfermo cardíaco.
  Como los secuestradores ignoraban que el Comet necesitaba un grupo electrógeno particular para arrancar, se retrasaron nueve horas, tiempo en el cual liberaron varios pasajeros . En horas del mediodía, despegó con destino a La Habana, en donde aterrizaron cinco horas y media después tras surcar los 4.000 km. de distancia. En Cuba, la tripulación descanso mientras aguardaba la mejora del tiempo. Con la excepción de los secuestradores, a los que se les perdió la pista, todos fueron alojados en el hotel Habana Riviera, donde estuvieron internados. Para su entretenimiento recibieron literatura política y el último día los llevaron recorrer la ciudad. El 28 de marzo, el Comet IV partió hacia Buenos Aires arribando el día 29, luego de su aventura no programada pero si de alto vuelo.
  El diario Clarín del 31de marzo de 1970, informaba que el Comet IV LV-AHN "Tres Marías", realizó el primer vuelo de un jet comercial a la localidad de Posadas. El mismo demandó tan sólo 1.14h. A partir de este momento se implementaron vuelos regulares, los días miércoles y sábados, a la capital de Misiones.
  
  El Comet IV LV-AHN,el primero en integrar la flota de 7 Comet IV, fue el último en ser desafectado. Las Tres Marías salió del servicio en diciembre de 1971, con casi 30.000 horas de vuelo y una aventura con final feliz.


Por: Juan Carlos Ramirez Leiva


jueves, 19 de diciembre de 2024

"Que se vayan todos"

  Entre el 19 y el 20 de diciembre de 2001, una brutal represión ordenada por el presidente Fernando de la Rúa, terminó con la vida de 39 ciudadanos y más de 500 heridos. Una vez más, el Estado de Derecho  fue violentado sepultando a  la Justicia y a los reclamos sociales, debido al  no menos violento ajuste económico que llevó a cabo el gobierno.
   El sistema político estaba envuelto en graves sospechas de corrupción desde que en abril del año 2000, se diera a conocer que para aprobar la Ley de Reforma Laboral (Ley 25.250), el Ejecutivo pago coimas a los senadores opositores. El escándalo, que fue conocido como Ley Banelco, no conmovió a la justicia, la que no se digno siquiera llamar a declarar al que fuera Secretario Parlamentario Mario Pontaquarto, quien realizó declaraciones públicas afirmando que había retirado el dinero a repartir, en la misma SIDE. Quince años después, la causa prescribió para alivio de oficialistas y opositores, sin pena ni gloria ni justicia.
  El estallido social surgente por la crisis económica que golpeó impiadosamente a la sociedad, y lo irracional de la represión, provocó la renuncia y huida en helicóptero del entonces presidente. Esto dio lugar a una a una crisis institucional que llevó a que cinco congresales ejercieran el Poder Ejecutivo, en pocos meses.
 

La prolongada crisis (comenzó en 1998 y se extendió hasta el 2002), provocó una huelga general declarada por las centrales obreras que movilizó a sindicados y a quienes no lo estaban. Se cortaron calles y rutas, además de saquear supermercados y el encono llegó a un grado máximo cuando desatinadamente, el presidente decretó el Estado de Sitio. Lejos de amilanarse, la reacción fue que miles de personas manifestaron el descontento. La respuesta del ejecutivo fue homicida, asesinaron a 39 ciudadanos entre los cuales, habían siete menores entre 13 y 18 años. El 20 de diciembre, a las 19 y 37 hs., el presidente Fernando de la Rúa se fugó en helicóptero desde la Casa Rosada.
   Hubo quienes no dudaron en relacionar esta violencia contra el pueblo con el bombardeo a la Plaza de Mayo de 1955, resaltando la enorme diferencia en que en aquella oportunidad, la furia de la derecha buscaba provocar un golpe de estado para derrocar al peronismo mientras que en el 2001, la violencia homicida fue ejercida por un gobierno legal en contra de quienes le habían confiado el mandato, de quienes lo habían encumbrado en el poder.
  Noticias del pasado que pueden volver a ser presente. Recesión, empobrecimiento de la clase media, aumento de la pobreza y de la indigencia, concentración financiera de la riqueza. Mismos escenarios, mismos protagonistas. Sordera institucional y políticos desentendidos.
  Finalmente la justicia, una década después, estableció una condena firme para quienes fueron sindicados como responsables políticos de la represión. Un dato curioso, cada 19 de diciembre, se celebra Santa Eva.

Por: Juan Carlos Ramirez Leiva

viernes, 13 de diciembre de 2024

Bar Berutti

El término Bar, designa a un establecimiento comercial en el cual los clientes consumen bebidas alcohólicas y no alcohólicas, aperitivos, infusiones, algún alimento como ser tapas, bocadillos, sándwiches, entre otros. De acuerdo a la investigación de la profesora Marcela Quiroga, esta definición para el caso del Bar Berutti de Tristán Suárez es insuficiente, ya que el bar además era Restaurante, Café, Pensión y cita obligada de paisanos. En un bar convencional se halla una zona pública para clientes y otra privada para el dueño y los empleados, separada por una barra, pero, según testimonios de la época no fue el caso del Bar Berutti, ya que esta zona tendía a fundirse en una sola, debido a la familiaridad con que eran tratados sus clientes.
En el año 1909 se construyó el bar en la Avenida San Martín Nº 55 (hoy, N. Kirchner). ¿Cuáles eran las características que lo distinguían de un bar convencional? Basándonos en el testimonio de Berutti, este lugar tuvo una estructura moderna y bien equipada: equipo propio de electricidad, dos ventiladores de techo acompañado de “tres arañas de tres luces cada uno con brazos de bronce y kaireles esmerilados.” Además su mobiliario consistía en mesas de cedro, sillas importadas de Viena con esterillas y estantería de roble con vitraux. Con respecto a los elementos propios de un bar este contaba con: máquina conservadora de leche y café en recipientes de porcelana. Posteriormente se instalaría una máquina Express, una heladera de hielo y una máquina de hacer helados manual.
Ofrecía variedad de entretenimientos pero como primer elemento la música, donde se destacó un piano y una guitarra. El primero funcionaba introduciendo una moneda de diez centavos en una ranura, marca “Fratti”. Ofrecía tangos como “La Payanca”, “El Flete”, y “El Cachafaz”, pero también valses, operas y jotas.
En el caso de las actuaciones en vivo sobresalió Don Gabino Ezeiza, contando con la guitarra del local. Podemos advertir que este tipo de animadores han tenido continuidad y permanencia teniendo su origen en las pulperías, además de mencionar algúna “cancionista” de pasada. Otros espectáculos estuvieron vinculados a presentaciones de traga sables, lanza fuego, equilibristas etc.
Un acontecimiento singular eran las despedidas de solteros (hombres), según el testimonio de Berutti la mayoría fueron organizadas en ese bar. El farmacéutico Picquart organizó varias despedidas y tenía por costumbre pedir una especialidad gastronómica: mayonesa con langosta de Chile (había que dirigirse a la capital para conseguir el producto).
En cuanto a las actividades deportivas cabe mencionar la cancha de bochas y el billar. Los hombres se divertían bailando valses, jotas, etc., acompañados por el piano, la guitarra, o el acordeón. Es necesario aclarar que las costumbres sociales de la época no incluyen a las mujeres en estos lugares. Se organizaban bailes familiares una o dos veces al año y estos acontecimientos motivaban el cambio de vestuario de manera completa incluso, con el imprescindible sombrero. Para la década de 1920 había “Matines danzantes”, que comenzaban a las 14 para finalizar entre las 18 y las 19 horas. Hubo actuaciones en vivo de conjuntos musicales, y los hombres abonaban $ 1 mientras que para las mujeres y los socios, era gratís.
Una actividad que se destacó fue el cine, siendo el primero del partido de Esteban Echeverría (municipalidad a la que pertenecíamos para ese entonces), en el cual se veían películas mudas como las de Chaplin y de convoy. No obstante lo detallado, no se puede hablar de un emprendimiento comercial basado en el entretenimiento sin analizar el elemento fundamental para su funcionamiento: los clientes. Estos provenían de la zona tambera, ya que Tristán Suárez era una zona lechera. Algunos clientes habituales eran, por ejemplo, un señor que tenía mucha fuerza y era apodado “el jorobado”, quien podía levantar mesas y sillas con sus dientes, y que se dedicaba a la recolección de huesos. Otro, llamado “chingolo”, que cavaba jagüeles para extraer el agua destinada a las haciendas. Había uno denominado “lindin” y “chinoto”, avicultores; también un hombre llamado el “canario” que juntaba maíz a maleta, entre otros personajes.
Una actividad que convocaba la atención de los clientes era el juego de naipes, acompañado de la bebida y el tabaco. Generalmente el juego era por una comida, que atraía a los denominados “gorriones”, personas que seguían las partidas y además trataban de ser incluidos en el festín. Con respecto a los pensionistas, éstos tenían pensión completa o media pensión y comían lo mismo que las familias que frecuentaban el bar, exceptuando los pedidos de minutas que eran simples. Uno de los pensionistas que se destacó fue José Jurado, jugador de golf que tenía por costumbre convidar copas a sus amigos.
En relación a los horarios, la investigadora Marcela Quiroga menciona que el fuerte de la concurrencia se producía los sábados y domingos. El último día era visitado por peones de campo, ya que era su día franco, y por los patrones. Todos juntos en el mismo establecimiento, dos clases sociales diferentes pero juntas, en un mismo lugar, celebrando. Puede interpretarse que los estancieros tuvieron antaño un comportamiento paternal hacia sus peones o que existe una contradicción, porque las elites no se mezclaban con sus empleados. Pero lo cierto es que en este caso, estaban juntos divirtiéndose en el bar Berutti.
Estos personajes son descriptos con afecto por parte del propietario, concluyendo que el bar era una zona que tendía a fundirse en una sola por la calidez con la que eran tratados sus clientes. En esa época y en ese bar, hubo dos mundos que convivieron: la modernidad vinculada a la tecnología y el confort, y al mismo tiempo, cierta tradición en la manera de vincularse con el otro.
El bar se complementaba con los almacenes de Ramos Generales, porque su funcionamiento principal era en horas de la noche, cuando los almacenes cerraban sus puertas.
Para finalizar, un grupo de chicos impulsaría más adelante la creación del club suarense, que luego se transformaría en el club Sportivo Tristán Suárez. El lugar donde soñaron ese proyecto, fue el bar Berutti. 


Por: Investigación Prof. Marcela Quiroga
Junta Estudios Históricos Distrito Ezeiza.