La comunidad iba creciendo y Ezeiza no
contaba aun con una parroquia, por lo que un grupo de vecinos conformo una
comisión con el fin de, a través de distintos eventos, recaudar fondos
suficientes que permitieran construir una. Con ese propósito, se organizaron
kermeses los días sábados, con puestitos variados, detrás de la capilla en
construcción, sobre la calle Mitre, hoy renominada Ituzaingo. La calle era de
tierra y en los lotes esquineros, baldíos, se lucía un bosquecillo de abedules.
Los puestos, numerosos, atendían a una solidaria concurrencia que se divertía con girar la rueda de la fortuna o ruleta, jugaban al tiro al blanco con pelotas pequeñas, consumían tortas, etc.. En las primeras que se llevaron a cabo, los comerciantes fueron quienes aportaban los premios, pero con el devenir de estos eventos y dado su convocatoria, con lo recaudado compraban para reponerlos.
Las chicas se encargaban de atender todos los kioscos y participaban con entusiasmo, bajo la mirada de sus padres.
Finalmente, la iglesia estuvo lista y se inauguró el 18 de noviembre de 1949, tras las bendiciones correspondiente. Fue don Felipe Catani quien oficio de padrino y el que leyó el discurso de la inauguración de la iglesia. En cuanto a la madrina, fueron la señora María Luisa Frogone de Pistarini, esposa del Ministro de Obras Publicas de la Nación General Juan Pistarini. Teniendo en cuenta que la construcción del templo se realizó con la ayuda material gestionada ante el Ministro, no se cuestionó que la señora, quien había perdido una hija, solicitara que uno de los ángeles que se pintarían en la cúpula, tuviera el rostro de una de sus hijas (el ángel de la izquierda), siendo la propia señora la que se ocupó de gestionar el pintor de la cúpula. Hasta entonces, la capilla dependía de la parroquia Inmaculada Concepción (Monte Grande), pero el 3 de enero de 1950 fue designado como primer párroco, el presbítero Juan Ivroud, oriundo de Arrecifes (Buenos Aires). De nuestro primer párroco sabemos que su papá lo hizo ingresar al seminario cuando contaba con catorce años, que el apellido de su mamá era Lozaso, que al padre Juan le gustaba jugar al pocker y que “celebraba la misa a las 6 de la mañana y luego se iba a impartir clases a Cañuelas”, según recordaban las memoriosas voces que fueron recogidas por el libro emblema de Ezeiza llamado “Las vacas vuelas”, de la Lic. Patricia Celia Faure. En la misma fuente, se nos aclara que la advocación de Nuestra Señora del Valle fue elegida, porque “vino a Ezeiza mucha gente del norte a trabajar en la construcción del Aeropuerto”.
Como dato de color, se recuerda que cuando inauguraron la iglesia, las catequistas se pusieron su mejor vestuario (incluido los sombreros apropiados para la ocasión), porque se les anticipó que vendría la sra. del ministro Pistarini. Oportunamente, relataron jocosamente las catequistas: “Nosotras con una etiqueta bárbara y ella muy campechana”, La señora María Luisa Frogone de Pistarini, se presentó a la ceremonia, vistiendo con elegancia pero, con mucha sencillez.
Juan Carlos Ramirez Leiva
Los puestos, numerosos, atendían a una solidaria concurrencia que se divertía con girar la rueda de la fortuna o ruleta, jugaban al tiro al blanco con pelotas pequeñas, consumían tortas, etc.. En las primeras que se llevaron a cabo, los comerciantes fueron quienes aportaban los premios, pero con el devenir de estos eventos y dado su convocatoria, con lo recaudado compraban para reponerlos.
Las chicas se encargaban de atender todos los kioscos y participaban con entusiasmo, bajo la mirada de sus padres.
Finalmente, la iglesia estuvo lista y se inauguró el 18 de noviembre de 1949, tras las bendiciones correspondiente. Fue don Felipe Catani quien oficio de padrino y el que leyó el discurso de la inauguración de la iglesia. En cuanto a la madrina, fueron la señora María Luisa Frogone de Pistarini, esposa del Ministro de Obras Publicas de la Nación General Juan Pistarini. Teniendo en cuenta que la construcción del templo se realizó con la ayuda material gestionada ante el Ministro, no se cuestionó que la señora, quien había perdido una hija, solicitara que uno de los ángeles que se pintarían en la cúpula, tuviera el rostro de una de sus hijas (el ángel de la izquierda), siendo la propia señora la que se ocupó de gestionar el pintor de la cúpula. Hasta entonces, la capilla dependía de la parroquia Inmaculada Concepción (Monte Grande), pero el 3 de enero de 1950 fue designado como primer párroco, el presbítero Juan Ivroud, oriundo de Arrecifes (Buenos Aires). De nuestro primer párroco sabemos que su papá lo hizo ingresar al seminario cuando contaba con catorce años, que el apellido de su mamá era Lozaso, que al padre Juan le gustaba jugar al pocker y que “celebraba la misa a las 6 de la mañana y luego se iba a impartir clases a Cañuelas”, según recordaban las memoriosas voces que fueron recogidas por el libro emblema de Ezeiza llamado “Las vacas vuelas”, de la Lic. Patricia Celia Faure. En la misma fuente, se nos aclara que la advocación de Nuestra Señora del Valle fue elegida, porque “vino a Ezeiza mucha gente del norte a trabajar en la construcción del Aeropuerto”.
Como dato de color, se recuerda que cuando inauguraron la iglesia, las catequistas se pusieron su mejor vestuario (incluido los sombreros apropiados para la ocasión), porque se les anticipó que vendría la sra. del ministro Pistarini. Oportunamente, relataron jocosamente las catequistas: “Nosotras con una etiqueta bárbara y ella muy campechana”, La señora María Luisa Frogone de Pistarini, se presentó a la ceremonia, vistiendo con elegancia pero, con mucha sencillez.
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